capítulo 22

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El sudor empapaba mi piel, cada parte de mi cuerpo pesaba, y ardía. Entonces la puerta se abrió y entro el sujeto, lucia enojado, furioso, me tomo de sorpresa arrojadonme contra una de las esquinas. Empezó con un puñetazo en la mejilla derecha, luego otra, y fue deascendiendo a mi pecho, mi estómago. Siguieron patadas, me usaba como una bolsa de boxeo. Yo gritaba, me acurruqué, ya que voy notando que no sirve defenderme ante el. No puedo creer que me de por vencida. Le quise suplicar que parara pero no salía nada lógico de mi boca, lágrimas caían de mis ojos, lágrimas con sangre del ojo izquierdo. Este se había inflamado después de uno de los golpes recibidos.
No quería dormir, pero no tenía control sobre ello.
Escuche gritos, dos voces, la del sujeto, la reconocí por las veces que me grito a mi. Y luego una voz, conocía esa voz... Me puse de pie pero caí, estoy descalsa y débil, tenia moretones , muchos.
Los gritos cesaron, siento que quieren abrir la puerta y me arrastro hacia la esquina opuesta, alejandome de mi agresor. Pero no es el hombre canoso. Es alguien a quien conozco, alguien en quien había empezado a confiar, Bryan.
Pensé que me habia venido a rescatar pero entonces los gritos no tendrían sentido. Note que tenia un balde con agua a un lado y en una mirada de disculpas.
-Eliza...
-MALDITO BASTARDO, TU ESTAS DE SU LADO, AYUDASTE A QUE ME SECUESTREN, DONDE ESTOY? DEJAME IR BRYAN, lágrimas empiezan a ser derramadas, sabes que tengo dinero, que mas quieres? Por que vos? Creí que podia confiar en vos pero no, ayudame déjame ir... Y mi voz se fue apagando lentamente.
Como en un susurro me respondio
-Elizabeth, tranquila nena, tu solo obedece, pronto saldrás de aqui, te lo prometo. Venga vamos a limpiarte.
Intente incorporarme pero no pude, por lo que el me cargo a la cama y me paso una esponja húmeda por las heridas, principalmente en la cara. Cada contacto que hacía ardía, dolía, era un sufrimiento, una muerte lenta... Me cargó igual que esa noche que me fue a buscar... El dolor cesó y se fue dejandome en mente las palabras que me susurró 'no trates de escapar nena"
Me sonaban tan falsas esas palabras, no sabia que pensar de el, pero ya no tenía ganas de pensar. Y simplemente dormí, una noche bueno, no se si es día o noche pero fue sin sueños ni recuerdos. Una noche de paz.
Al día siguiente el hombre no vino, como si se hubiera olvidado de mi, hasta que sentí la puerta abrirse de golpe, era Bryan, lucia agitado, y tenia una manzana en la mano.
"Come, rápido!" me dijo, yo obedecí, era lo primero que comía en... Cuanto tiempo?
Ya estaba terminando la fruta cuando el se detiene, había encontrado un papel en sus bolsillos
"Elizabeth, esto es para vos, léelo cuando estemos a salvo y todo esto haya terminado, por favor, perdóname"
Yo solo asentí. Estaba aún saboreando la comida, me tomo de la mano y me guió hacia fuera del cuarto.
Era un sótano, subías las escaleras de madera, las que rechinaban, y salian a una sala, era rústica, a un lado un desayunador y empezaba la cocina. No pude observar, el me empezó a decir... "Es viernes, él no vendrá hasta en algunas horas, seguro esta en un bar y cuando vuelva estara borracho, es el tiempo que tenemos para escapar. Si algo ocurre tu solo corre, vamos a ir por el lado del bosque, termina en una carretera, cerca hay una estación de servicios donde podemos parar para luego seguir..." todo aquello lo dijo de corrido parando al final para recuperar el aliento... Según me contó hacía ya tres días llevaba encerrada, hacia tres días no veía el cielo. Estaba oscuro, pero despejado, la luna llena iluminaba lo suficiente. Emprendimos nuestro camino a la libertad, en fin, empezamos a caminar.

Falling in love with my missionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora