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‹‹Julio y Agosto del año 2013 - 01/07/2013 a 30/08/2013››
Mi vida en los siguientes 2 meses que se recuperaban mis heridas, fue de un carril a otro tantas veces que no las cuento: lo único que me daba paz era sentarme a los pies del tronco hueco – bajo observación –, y mirar el cielo a través de sus ramas secas y calvas, recordando su sonrisa. Bajo el efecto del fármaco – que ya no era tan fuerte –, comencé a disfrutar nuevamente del cielo y las cosas que me perdí cuando él dejó de venir.
Aquel día que estuve en el hospital, todos comprendieron que lo que detonó mi segundo episodio fue la ausencia repentina y sin justificación de Gabriel, y me dejaron ser. Entendieron que la separación repentina, después de tanto tiempo juntos, y al no entender por qué se fue, me desequilibró, haciéndome pensar que algo hice mal, y ése ‹‹algo›› lo alejó de mí. El susodicho trastorno de ansiedad por separación salió a relucir, mostrándole a mi familia y a mí su fea cara, enseñándome porqué le llaman ‹‹talón de Aquiles del dependiente››.
Me tomó mucho comenzar a razonar coherencias bajo el efecto del fármaco, y tanto porque era bastante fuerte. Varias veces mamá me encontró hablando con una tal Ruperta en el salón, cuando simplemente le estaba hablando a un cuadro de los navíos de Napoleón. Muchas veces lo veía a él llegando a casa, acariciándome la cabeza. Diciéndome cuánto me extrañó. Y más que hacerme feliz, sólo consiguió entristecerme más, llevando la situación a un nuevo episodio ansioso.
Pasé el resto del año asistiendo normalmente al colegio y consultas regulares en el hospital, como siempre, sin alterar mi cita de todos los días bajo el tronco. Hasta que caí en cama entre el 20 y 24 de diciembre por un resfriado común: la Paroxetina en mi torrente sanguíneo me hizo reaccionar muy lentamente, y la nieve del 19 de diciembre me tapó por completo. Estuve atrapada de 19:00 a 21:00.
‹‹20 a 24 de Diciembre del año 2013 - 20/12/213 a 24/12/2013››
El primer día – 20/12/2013 – de gripe, no me ausenté. Me escabullí y estuve sentada bajo el tronco hueco: esperé y esperé, hasta que mi cuerpo no lo soportó, y dormida, fui llevada por Ángel de regreso a la calidez de mi cama. El segundo día – 21/12/2013 – me senté nuevamente a esperarlo, como todos los días, hasta que volví adentro a vomitar la sopa de la cena y me fui a dormir. El tercer día – 23/12/2013 – me senté en el mismo sitio con una frazada, y jugando con la nieve entre las raíces del árbol, conseguí esperar en calma hasta que el sol se escondió, indicando que la hora se había acabado, y volví a mi cama.
El cuarto día – 24/12/2013 – lo esperé quince minutos, y me fui a acostar. La fiebre había empeorado y estaba altísima: ni siquiera pude levantarme de la cama por el dolor muscular y articular, y el temblor de mi cuerpo por la fiebre. Aunque pedí que me cargaran y me dejaran esperarlo, nadie me llevó. Ése día falté a la promesa, y me sentía impotente.
No pude tomar mis medicamentos por la fiebre alta, y ya que no podía estar fuera, la única cosa que podía hacer era leer un viejo libro de psicología que mi hermano mayor me regaló antes de irse a sus clases particulares de natación. Conseguí leer hasta la mitad, lo cerré y lo dejé sobre mi barriga mientras me frotaba los ojos lacrimosos.
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Ansiedad
Ficção Adolescente"¿Por qué debía ser así? ¿Se obtendría un buen resultado al intentar forzar la barra? ¿El amor tuvo siquiera oportunidad en esta maldita guerra que estuvimos peleando?"... Al mirar mis manos polvorientas y encarnadas, me percaté de que estaba desalm...