n u e v e

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Eran casi las ocho de la noche, Hoseok se encontraba sacando la basura por órdenes de su madre antes de que ella y su padre se fueran a atender un compromiso familiar que tenían planeado desde hace días y que Hoseok se había rehusado a ir por lo mal que se sentía. Le costó mucho trabajo que ella accediera a dejarlo quedarse en casa, pero argumentó que no se sentía bien; sus padres no lucieron completamente convencidos cuando les expuso ese punto, ya que Hoseok había mencionado anteriormente que también tenía muchas ganas de ir y les parecía realmente extraño que cambiara de opinión de un día para otro.

Su rompimiento con Yoongi había sucedido el día anterior y Hoseok no podía siquiera concebir la idea de salir de casa, ni siquiera creía poder hacerlo pronto, se sentía demasiado triste y roto, de cierta forma también culpable, pero sobre todo decepcionado al darse cuenta de lo fácil que fue para Yoongi no confiar en él. Claro que entendía que para cualquier persona sería difícil ver a su novio con alguien más, pero Yoongi ni siquiera le había dado la oportunidad de explicarle cómo habían pasado las cosas y ahora todo había terminado. Todo lo que habían construido en ese tiempo y la promesa de verse algún día se había disuelto en menos de un día, Hoseok no sería capaz de reponerse tan pronto.

Con un gran bufido Hoseok puso la tapadera sobre el bote de basura que estaba a las afueras de su casa, caminó de forma aletargada a la puerta y se detuvo ahí para dejar sus zapatos a un lado del tapete de bienvenida (había llovido todo el día y los había mojado al salir a dejar la basura). Justo cuando Hoseok estaba por entrar a su casa y cerrar la puerta detrás de él, escuchó una voz detrás de él.

— ¿Hoseok? —Se dio la media vuelta y sintió como si fuera a devolver lo poco que se había comido ese día, las palmas de sus manos empezaron a sudar y sus rodillas a temblar, incluso sintió la necesidad de propiciarse un fuerte pellizco en el brazo para asegurarse de que no estaba soñando. A Hoseok se le cayeron las llaves, las había llevado consigo para volver a cerrar la puerta porque su madre lo dejó quedarse con la única condición de que dejara todo bajo llave en todo momento.

Ahí, a las afueras de su casa, estaba parado Min Yoongi, tenía una mochila a cuestas, el cabello hecho un desastre y la ropa empapada, su teléfono celular en una mano y un pequeño trozo de papel en la otra.

A Hoseok no le alcanzarían los dedos de las dos manos para contar la cantidad de veces que había soñado con el día que pudiera encontrarse con Yoongi por primera vez, le gustaba pasar horas y horas soñando despierto con el tan anhelado momento, había días en los que no tenía nada que hacer y se la pasaba pensando en lo primero que diría, la ropa que usaría y las cosas que harían juntos ese día. Justo en ese momento Yoongi estaba ahí y Hoseok estaba congelado, todo lo que había sentido ese día fue dejado de lado y reemplazado por todos esos sueños que no lo dejaban dormir en la noche y que lo mantenían sonriendo durante el día. Hoseok mandó al diablo la diferencia de altura y de tamaño, los problemas ocasionados por el beso del día anterior y corrió a toda velocidad hacia Yoongi para lanzarse a sus brazos.

Yoongi se tambaleó al recibir a Hoseok entre sus brazos y por poco cae de espaldas por el peso del chico, gracias a todo lo sagrado que logró mantener el equilibrio y no se fue de espaldas, ya que eso hubiera sido desastroso, la poca ropa que llevaba en la mochila hubiera quedado arruinada por los charcos que cubrían la calle. Yoongi envolvió la cintura de Hoseok con fuerza y sintió cómo sus ojos se llenaban de lágrimas cuando el chico envolvió su cintura con sus piernas y hundió su rostro en su cuello.

—Yoongi... —la voz de Hoseok estaba temblando, muy apenas y se podía entender lo que había dicho, sobre todo porque su rostro estaba hundido entre el espacio entre el hombro y el cuello del recién llegado—. Yoongi, Yoongi... Mi Yoongi, estás aquí...

Hoseok puso los pies sobre el suelo otra vez y tomó a Yoongi por las mejillas, juntó su frente con la de él y apretó los labios para no llorar estrepitosamente. Hoseok sonrió en medio de sus lágrimas y acarició cada facción del contrario, como si quisiera asegurarse de que este momento no fuera producto de su imaginación.

>>Eres real...

Yoongi sonrió y tomó las manos de Hoseok para llevarlas a sus labios. —No podía dejar las cosas así, tenía que verte por lo menos una vez en mi vida.

—P-pero, tú... —Hoseok parpadeó rápidamente y se separó de Yoongi lentamente. Yoongi no tenía idea de cómo era posible, pero sus manos ya querían estar sobre Hoseok de nuevo—. Tú... Dijiste que no podías venir y que... Ayer no me creíste.

Yoongi cerró los ojos por unos momentos y trató de acercarse al chico, pero este retrocedió unos pasos cuando se dio cuenta de sus intenciones. Al parecer ese abrazo y sus palabras dulces habían sido por la impresión del momento, porque evidentemente Hoseok estaba herido, y con toda razón. —Todo lo que dije ayer fueron tonterías, Hoseok —dijo, la expresión del otro chico no cambió ni un poco—. Todos estos días yo... Yo no he estado para ti porque he trabajado como un loco, estaba haciendo todo lo posible por juntar el dinero suficiente para venir a verte porque era lo que más deseaba en el mundo.

— ¡¿Y por qué no me lo dijiste?! —Hoseok cerró los ojos mientras lloraba con fuerza y apretaba cada puño a lado de su cuerpo—. Yo pude haberlo entendido... Aparte, de haber sabido que eran tus planes, yo... No sé, podría haber hecho algo para empezar a guardar dinero yo también o... Dios, no tengo idea de lo que estoy diciendo, pero no sé por qué dejaste que pensara diferente.

—Quería sorprenderte —insistió—. Quería que fuera perfecto, quería llegar y que no me esperaras, quería que fuera como siempre lo he soñado, pero lo arruiné todo por la forma en la que te traté y lo siento, no sabes cómo lo siento. Todo este tiempo, desde que te conocí, lo único que hay en mi mente eres tú, lo único que quiero es a ti y mi más grande deseo era tenerte entre mis brazos, no quería terminar con ello.

—Pero lo hiciste —dijo—. Lo hiciste y en serio me lastimaste... No sé qué te hizo cambiar de parecer literalmente de la noche a la mañana, no sé por qué ahora me crees cuando antes no lo hacías, pero anoche me hiciste pensar como si nunca hubieras confiado en mí en realidad... Yo... No sé cómo sentirme ahora.

Esto no se parecía en nada al primer encuentro que Yoongi llevaba tanto tiempo imaginando, el tono de voz de Hoseok le estaba haciendo pensar que no podría reparar el daño que había hecho. —Hoseok... —Yoongi se aproximó a él y lo tomó de la mejilla suavemente, Hoseok se rehusaba a mirarlo, pero Yoongi alzó un poco su rostro e hizo que sus miradas se conectaran—. De verdad... No logro encontrar las palabras exactas para decirte que haría lo que fuera por estar contigo, que apagaría el sol con tal de que esta noche durara para siempre y yo nunca tuviera que despegarme de tu lado, te amo más de lo que puedo explicar, más de lo que pude haber llegado a decir por medio de mensajes, cartas y todo lo demás. Necesitaba esto, necesitaba tenerte frente a mí...- No, más bien necesito tenerte, no importa si es cerca o lejos, sé que en serio fui un imbécil anoche, pero nunca en la vida me había sentido así por alguien y siempre vivo con un miedo constante de que un día te des cuenta de que eres demasiado para mí y mires a una de esas personas con las que convives todos los días en lugar de a mí. Tenía miedo, aún lo tengo, y si tenemos que vivir separados el resto de nuestras vidas entonces siempre temeré, pero jamás debí haber desconfiado de ti, yo no quería hacerlo, sólo sentí como si estuviera despertando abruptamente del sueño más bonito que he tenido en mi vida.

—Yoongi... —Hoseok acercó una de sus manos tímidamente a las caderas de Yoongi.

—Yo quiero esto, Hoseok y lo quiero para siempre —dijo—. Quiero estar contigo, aunque todo el mundo diga que no va a funcionar, quiero seguir en esto, aunque tenga que esperar mucho tiempo para que tengamos lo suficiente para acortar la distancia entre nosotros. Quiero esta historia de amor que tenemos con todos los mensajes tontos y las cartas cursis y las fotografías vergonzosas. Lo quiero, pero hacen falta dos para que pueda tenerlo.

Hoseok asintió lentamente y cerró los ojos, envolvió el torso del otro chico con fuerza y suspiró. —Me tienes —dijo—. No hace falta más porque me tienes, siempre me has tenido.

Se necesitan dos (YoonSeok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora