Cap. 1 ⋆ Tweek, hazte cargo

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Tweek, terminando de ordenar la sala de su departamento, encontró una nota que había olvidado leer.

"Desearía nunca haberte conocido, esto fue tu culpa, Tweek, cambiaste. Siempre sospeché que querías regresar a este pueblo de mierda para ver a ese hijo de puta, nunca dejaste de hablar de él. No puedo creer que tiraras cinco años de relación a la basura, todo lo que construimos se fue a la mierda por tu culpa".

—Uy, sí, ni voy a dormir por la culpa —dijo arrugando la nota, lanzándola al suelo.

Se dirigió a la cocina a preparar un café, hablando consigo mismo.

—Ni que fuera a extrañar tus estúpidos berrinches en el supermercado. —Tweek comenzó a remedarlo—. "¿Te falta mucho, Tweek?" "¡Ya vámonos a casa!" "¡No me gusta esa marca de café!" "¡Me quiero ir!".

Tweek se fue a la sala, dejó su taza sobre una pequeña mesa de centro frente a él, se lanzó al sofá, abrió sus brazos, apoyándolos en el respaldo y aspiró profundo.

—Que tranquilidad se siente sin este idiota reclamando por todo —dijo en completa calma—. Por fin me libré de él. Hoy será una noche de paz y tranquilidad.

Encendió la televisión, se acomodó en el sofá cubriéndose con un edredón y puso una película, pero a los pocos minutos, alguien tocó la puerta. Desvió la mirada hacia la puerta y decidió ignorarla, pero los golpes continuaron con insistencia.

—¡No hay nadie! —gritó desde el sofá.

Golpearon con más insistencia.

—¡No quiero comprar nada, ni soy religioso! ¡Vaya a molestar a otro departamento!

La persona al otro lado de la puerta comenzó a patearla y golpear con ambas manos, Tweek, molesto, se levantó a abrir.

—¡¿Qué quieres?! —gritó mientras abría la puerta.

—¿Te acuerdas de mí? —preguntó una chica en cuanto Tweek abrió.

—Ah... No...

—¡Increíble! —dijo haciendo a un lado a Tweek, entrando a la sala, jalando la mano de una niña pequeña—. ¿Todavía eres gay?

—¿Sí? ¿Quién eres? —Tweek se volteó a verla, sosteniendo la puerta, confundido.

—¿Recuerdas que hace seis años quisiste averiguar si te gustaban las mujeres?

Tweek desvió su mirada, tratando de recordar ese día.

—Estábamos ebrios —explicó la chica—, en un bar, me preguntaste si podías intentarlo conmigo y nos fuimos a un motel.

—Pues... Recuerdo que estaba con una chica y haber despertado en un motel después, pero estaba solo.

—Sí, yo ya me había ido.

—¿Y cómo sabes que vivo aquí? Eso fue en otro país.

—Sí, en Chile, te recuerdo que vivo allá.

—Ah, claro, disculpa, como te llames, pero... Si tu intención es...

—No vengo por eso —interrumpió quitándose un bolso bastante abultado.

La chica lanzó el bolso al suelo y se apresuró a salir del departamento, pasando junto a Tweek, que continuaba sosteniendo la puerta.

—Felicidades, eres papá —dijo antes de irse.

Tweek, perplejo, miró a la niña sentada en el sofá.

—¡Hola! —dijo la niña, sonriendo.

—¿Soy... qué?

Mamá se fue de vacaciones [CREEK UA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora