III

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"Día libre"

SE SUPONÍA QUE TODOS debían recordar una única cosa: su nombre. Yo recordaba el mío, Valerie, pero lo extraño era que recordaba otro nombre más: Luke.

Había buscado en mi mente durante muchas noches una pista de quién era Luke, pero nunca lo logré. No podía atravesar el grueso muro de piedra que bloqueaba todos mis recuerdos.

Sólo tenía unas pocas conjeturas. Luke debía ser alguien relacionado conmigo, como un hermano u otro miembro de la familia. Tal vez un novio, pero no podía imaginarme tener un novio y alguien que me quisiera por lo que era. Así que la mayoría de las veces tachaba esa idea de la lista. Y la otra conjetura era un amigo. Uno muy bueno... Pero, ¿qué habría sido tan especial en este Luke que me hizo recordar su nombre? ¿Se suponía que debía recordarlo?

No se lo había contado a nadie. Ni siquiera a Newt. No era que no confiase en él, pero... en algún lugar, en lo profundo de mi corazón, dudé de que me amara tanto como yo lo amaba a él. Sonaba raro, pero realmente lo pensé. Pues, ¿por qué me amaría? ¿Qué hice yo por él?

Nada.

Los días pasaron rápidamente y no había nada más que hacer que aguantar los comentarios de los Constructores, hablar con Newt, esperar convencer a Minho para que me convirtiera en un corredor y que los Med-Jacks me curasen de vez en cuando. Ya casi era hora del nuevo Verducho también.

Y me sentí más diferente de lo normal. Mi felicidad se fue apagando poco a poco. Mi sueño disminuyó, mi motivación para trabajar disminuyó... Todo arruinado bajo algunos comentarios. Tal vez lo peor fue que realmente les creí lo que dijeron. Yo era la única chica, no era buena Constructora ni nada por el estilo, y nadie parecía feliz con tenerme en el Claro. Newt era mi mejor amigo, pero estaba segura de que podría vivir fácilmente sin mí.

En algún momento, comencé a pensar que algunos Constructores me arrojaban troncos a propósito o saboteaban mis herramientas, pero luego me di cuenta de que me estaba volviendo paranoica una vez más. O simplemente eran malos, pero lo dudaba. No eran tan malos. La mayoría de las veces...

—Buenos días —me saludó Mike en el desayuno.

Murmuré un «buenos días» y me senté frente a Gally y al lado de Mike y algunos otros. La necesidad de sentarme con diferentes personas era grande, pero solo imaginarme por qué nombre específico me llamarían si lo hiciera fue suficiente para que no me moviera.

—¿Quieres saber qué día es hoy?

Sentí ganas de gritarles, de decirles que no me importaba, de gritarles que no quería trabajar con ellos.

—Claro —al final, eso fue todo lo que salió de mi boca.

—Día libre. ¿Sabes lo que significa eso?

—Un día de descanso en el trabajo, literalmente —murmuré—. No soy tonta.

—No pareces muy feliz. ¿Preferirías trabajar en la cocina y...?

—Preferiría que te callaras, Carl. Gracias —dije con brusquedad.

Ellos silbaron, como siempre. Siempre sucedía cuando yo hablaba por mí misma.

Ya me desperté con un mal presentimiento, ahora lo estaban empeorando al empezar a hacer más comentarios sobre Newt, los Fregones y yo.

Mantuve la cabeza gacha, sin querer demostrar cuánto me dolía, sin querer mostrar como mi corazón se rompía un poco más cada vez.

—David —advirtió Gally cuando los nombres brotaron de sus bocas. Nombres horribles.

Cuando sentí que las lágrimas me ardían en los ojos, parpadeé, pero seguían saliendo. Igual que los comentarios.

𝑮𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐𝒏𝒆𝒔 || 𝑮𝒂𝒍𝒍𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora