IV

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"Hermano"

UNAS SEMANAS DESPUÉS del incidente, la cosa empeoró. Bueno, no eran originales con los comentarios, estos siguieron igual, pero también me quitaron el apetito y el sueño.

Y ahora era el día de los Verduchos, otra vez. Mis esperanzas de que fuera una chica eran muy bajas. Traté de convencerme de que la probabilidad de que fuera una chica era muy pequeña, pero no ayudó mucho. Así de desesperada estaba.

Una vez que la alarma sonó en el Claro me apresuré a llegar primero. Clint y Newt estaban a ambos lados de mí. Pronto hubo una multitud alrededor de la Caja. Alby se abrió paso entre ellos mientras la jerga del Claro salía de su boca. Newt lo tomó como una señal para ayudar al líder a abrir la Caja en el momento en que la alarma se detuvo. Llena de ansiedad, vi a Alby saltar dentro.

—¿Qué ves?

—¡Apuesto a que se concló en los pantalones!

—¡Sin vueltas atrás!

Suspiré y no hice caso a sus comentarios habituales. No eran creativos y siempre usaban los mismos.

—Bienvenido al Claro, Verducho —Alby salió de la Caja y le tendió la mano al Verducho. No podía verlo todavía, pues todos se pusieron frente a mí.

Con un ruido, el Verducho cayó al suelo. Escuché risas y más gritos mientras intentaba ver bien al chaval.

—¿Valerie? —gritó una voz desconocida. Me quedé paralizada en mi sitio, igual que todos los demás.

Alguien me dio un empujón hacia el Verducho, haciendo que los demás se alejaran. Me acerqué allí con la boca entreabierta, sin tener idea de qué estaba pasando y por qué el Verducho gritó mi nombre.

Sus ojos verdes se encontraron con los míos y, por primera vez en ese día, vi su rostro. Tenía exactamente el mismo color de pelo que yo: naranja. Sus brazos estaban cubiertos por músculos como la mayoría de los chicos y tenía un pecho fuerte. Era más alto que yo, como todos los demás habitantes del Claro.

Fruncí el ceño lentamente. Había algo que me resultaba familiar, pero no sabía qué era. Me iluminó un poco el corazón y me hizo sentir diferente.

Entonces Alby se interpuso entre los dos y casi agarró al Verducho por la camisa.

—¿Quién eres y cómo la conoces?

Su rostro se quebró.

—Ella es mi hermana.



—ENTONCES, ESTÁS DICIENDO que te enviaron al laberinto para ver a tu hermana... —Alby caminó frustrado por la cabaña médica. Aparentemente el Verducho tenía una herida de la Caja, según lo que nos dijo, se cayó, por lo que tuvo que ser tratado—. ¡¿Ya que ni siquiera se suponía que ella debiera estar aquí?!

Apoyé la cabeza en mi mano y en la pared, frunciendo el ceño también. Ojalá también recordara algo sobre el chico, pero no podía. Y era extraño... muy extraño. ¡¿Se suponía que yo no debía estar aquí?! ¿En qué contexto?

—¡Sí! —Casi levantó las manos—. Vamos, Val. Dime que te acuerdas de mí. Por favor.

—Yo... —No tenía ni idea de qué decir. No quería herir a nadie al decir «no». Y sí sabía su nombre—. Desde el momento en que aparecí en la Caja, recordé dos nombres. Valerie y Luke. Ahora apareces y dices que eres mi hermano. ¿Eres Luke?

Se quedó en silencio unos segundos, con los ojos más suaves. Sus hombros tensos cayeron y su boca se abrió ligeramente.

—Sí.

𝑮𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐𝒏𝒆𝒔 || 𝑮𝒂𝒍𝒍𝒚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora