𝐌𝐀𝐑𝐈𝐏𝐎𝐒𝐀𝐒

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Supongo que escuchar el sonido de las olas rompiendo en la orilla del mar me tranquiliza. Tal vez sea un inútil... bueno, soy un inútil. Todo lo que hago, me sale mal. Sobro en esta casa.

Lilith entra a mi habitación y se sienta en la cama, cruza sus brazos y se queda mirándome. Giro sobre mí mismo y miro a Lilith interrogante.

—¿Qué pasa? — digo.

— Eso me pregunto yo, estás distante conmigo desde esta mañana, ¿he hecho algo malo?

— No. — digo desviando mi mirada hacia la ventana de nuevo. —Yo... — suspiro — No quiero darte problemas con Jeremiah. He pensado que quizás sea mejor que me vaya.

No sé a quién le ha dolido más escuchar esas palabras, si a ella por lo que significan, o a mí por la decisión que tengo que tomar. Supongo que a una parte de mí se le va a hacer raro no tenerla de nuevo conmigo.

— ¿Qué carajos dices? — grita ella, se levanta de la cama y va hacia mí. — No ha sido culpa tuya. Jeremiah es así. — dice ella evidente. — Me ha llamado pidiéndome disculpas. Es un chico impulsivo.

— No mientas Lilith.

— Diego, no quiero que te vayas. — susurra abrazándome. — Te he echado muchísimo de menos.

— Yo también a ti. — me acomodo y la cojo entre mis brazos. Hundo mi cabeza entre su pelo e inspiro fuerte. Chanel, nunca cambiará.

— Vamos abajo, anda. — se separa de mí y tira de mi mano.




[...]

Lilith y Diego hacen una carrera hasta el sofá, la cual Diego gana, se acuesta a lo largo de éste ocupando todo el espacio que ha dejado Osvaldo.

— ¡Eso no vale! — dice Lilith cruzándose de brazos y haciéndose la enfadada.

Osvaldo y Diego están acostados a lo largo del sofá ocupando todo este. Diego se incorpora y coge de la mano a Lilith, y la acuesta encima de él. Su mano va peinando el pelo de Lilith hasta llegar a su cuello, el cual acaricia con la yema de los dedos, un pequeño escalofrió recorre su cuerpo. Diego lo nota. Sigue acordándose de sus puntos débiles.

— ¡Muy bien! ¡Así me gusta! Que ocupen todo el sofá. — exclama Natalia, mirando mal a su novio y a sus dos amigos.

— ¡Osvaldo! — Lilith le da una patada suave a su pierna. — ¡Siéntate bien y deja sitio a los demás!

— ¿Y ustedes dos no se pueden poner normal? — dice Osvaldo divertido mirando a Diego y Lilith.

— No, estamos cansados. — Lilith y Diego comienzan a reír.

— Bueno, da igual. — Natalia camina hacia su novio, mueve el trasero e intenta hacerse un pequeño espacio en el sitio de Osvaldo. —¡Ay! — dice Natalia. —¡Échate a un lado!

— Si Lilith quitara sus pies de mí, podría. — dice él mirándola mal.

Lilith cierra los ojos y simula unos ronquidos fuertes. Diego ríe. Osvaldo se incorpora sigiloso y lleva sus manos a los pies descalzos de Lilith, comienza a hacerle cosquillas, ella intenta escabullirse, pero Diego la sujeta, y ella comienza a retorcerse en el sofá mientras chilla y ríe a carcajadas.

— ¿Qué está pasando aquí? — grita Ko En corriendo hacia el salón. Cuando se encuentra con el panorama, comienza a reír. — Gritas igual que un cerdo al que van a matar.

— ¡Idiota! — Lilith consigue liberarse del agarre de Diego, se levanta del sofá y va en busca de Ko En, éste la coge en peso y la apoya en su hombro. — ¡Bájame! —exige ella mientras le da una serie de golpes en el trasero.

Unrequited Love »  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora