¡𝐀𝐘𝐔𝐃𝐀!

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Me siento culpable al pronunciar esas palabras, "sólo ha sido una pesadilla". Sé que no es así, pero no quiero ver a la chica que quiero sufrir por un imbécil. Cualquier cosa menos eso. Soy consciente de que Lilith conoce la verdad y que solo lo he dicho para tranquilizarla, y al menos he logrado calmarla un poco.



[ SOLANA 06:25 A.M. ]

Lilith no soporta el hecho de que Jeremiah, el chico al que ella ama, la haya engañado con otra delante de sus narices. Lleva una hora mirando al techo de la habitación buscando una explicación razonable para excusar a Jeremiah de lo que ha sucedido, pero no encuentra ninguna.



[ LILITH CAMPBELL ]

¿Era cierto todo lo que decían sobre Jeremiah, que me estaba engañando? ¿Ko En tenía razón desde el principio? Las preguntas se agolpan en mi mente, y las respuestas parecen surgir por sí solas. Sí, Jeremiah ha sido un idiota, sin duda. Sí, me ha engañado, y esa realidad se despliega frente a mí con una claridad cruel. Y sí, todavía lo amo, incluso después de todo lo que ha sucedido.

Pero lo que más duele es reconocer que he sido la más idiota de todas. Debería haber escuchado a Ko En, debería haber prestado atención a las señales y no aferrarme a una ilusión. La verdad es dolorosa y humillante, y el peso de mi error es abrumador.

Esto es horrible. No puedo quedarme aquí ni un minuto más. Necesito escapar de este lugar, de este dolor

Salgo sigilosa de la habitación dejando a Diego solo en la cama. Ya ha amanecido. Agarro un conjunto cómodo y unos tenis, de mi enorme vestidor. Me quito los pantalones de la pijama, pero... ahora que lo pienso, ¿y si despierto a Diego? Mejor bajo a la primera planta. Me meto en el baño, dejo mi pijama por ahí tirado y me visto. Voy hacia la nevera, ¡quiero desayunar! Tantas cosas para que no me apetezca nada, ¡EZEQUIEL, QUIERO TORTILLAS DE NUTELLA!

Indignada, tomo el automóvil negro y salgo por la puerta trasera con mis gafas de sol, nadie puede verme con estos ojos tan hinchados.

Cuando necesito escapar de todo, suelo ir a mi playa secreta, un lugar donde el mundo parece desvanecerse. Pero hoy, no tengo ganas de estar allí. En cambio, voy a mi casita del árbol. Sí, lo sé, puede sonar infantil y hasta un poco estúpido, pero para mí es un refugio especial. La casita del árbol guarda los recuerdos más felices de mi infancia y me ofrece un rincón de calma y familiaridad en medio del caos. Es como una segunda casa, un lugar donde puedo encontrar un poco de paz y reconectar conmigo misma.

Yo vivía con mis padres en Burlingame, mis abuelos nacieron aquí en San Diego. Más tarde, mi madre y yo nos quedamos en Burlingame, pero mi padre tuvo que mudarse a San Diego por motivos de trabajo y se construyó una casa a diez minutos en coche de la casa de mis abuelos, dónde actualmente vivo. Mi padre mandó a construir mi casita cuando apenas tenía seis años. Él nunca estaba en casa, se iba con mi madre de viaje de negocios y a mí me dejaban con mis abuelos. Son como mis segundos padres, me he criado con ellos. Fue una época difícil para mí. Yo no tenía amigos y siempre estaba sola, mi abuelo me llevaba a pescar con él dos veces a la semana, e iba todas las tardes a la playa con mi abuela. La playa estaba a dos minutos de su casa y nos pasábamos las tardes nadando y haciendo guerras de agua. Un día, mi padre me dijo que iba a darme una sorpresa. Yo, una niña ilusa de tan solo seis años pensaba que iba a dejar sus negocios a un lado, que al parecer era su prioridad, para venir a verme con mi madre. Recuerdo que me pasé una semana llorando todas las noches cuando me dijeron que tenía un nuevo sitio dónde jugar. Sus viajes seguían siendo su prioridad, SIEMPRE. La casa que me habían construido era preciosa, pero como ya saben, el dinero no compra la felicidad.

Unrequited Love »  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora