08 - Ruinas de un Sueño

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Narrador — Después del devastador encuentro con Earn y la impactante llegada de Engfa, el golpe final llegó cuando Earn, con una mirada sincera y desprovista de engaño, le dijo a Lada que ya no la amaba. El corazón de Lada se hizo añicos al enfrentar esa verdad cruel. Lo que no sabía era que Engfa, amiga de la infancia de Earn, era su principal apoyo ante las amenazas que recibía para forzarla a terminar la relación debido a los peligros que podían enfrentar su madre.

Abatida y con el corazón arrastrado por la desesperanza, Lada salió de la casa, sintiendo un peso abrumador de incomprensión. No quería enfrentar a nadie ni responder preguntas para las que no tenía fuerzas. Apagó su teléfono y se dirigió a Winthrop Beach, buscando la soledad de la playa como un refugio donde intentar entender el caos que se había desatado en su vida.

Al llegar a la casa cerca de la playa, un lugar lleno de memorias felices con su familia, Lada se detuvo frente a la puerta. Las luces estaban apagadas y la quietud del lugar contrastaba cruelmente con el torbellino de emociones que sentía. La tranquilidad que antes le había dado consuelo ahora se presentaba como una burla cruel a su dolor.

Lada — (murmurando para sí misma mientras abre la puerta con dificultad, su voz quebrada por la desesperación) ¿Por qué, Earn? ¿Qué hice mal? ¿Por qué no puedo entender esto?

Narrador — Dentro de la casa, la oscuridad parecía devorarla. Encendió una lámpara, revelando los muebles antiguos y el aroma a mar y madera envejecida que impregnaban el lugar. Cada rincón le evocaba tiempos más felices, intensificando su dolor. Se desplomó en el sofá y dejó que las lágrimas fluyeran sin control.

Lada — (sollozando, su voz apenas audible) ¿Por qué no puedo entender por qué me dejaste? Todo estaba bien, ¿no? ¿No era suficiente para ti?

Narrador — A medida que Lada lloraba, su mente se inundaba de recuerdos de Earn y los momentos compartidos. La sensación de traición y pérdida era casi física, una angustia que la envolvía en un abrazo doloroso e interminable. Desesperada por encontrar alivio, Lada recurrió al alcohol. Bebió con desesperación, buscando un escape del dolor que parecía interminable.

--------------- Una semana después ---------------------------------------------

Narrador — Había pasado una semana desde la angustiosa llamada de Lada, en la que pidió cancelar la propuesta de matrimonio que había preparado para Earn. Desde ese momento, Thaen había estado consumido por la preocupación. La repentina decisión de Lada y su desaparición, junto con la falta de noticias sobre Earn, que también había desaparecido sin dejar rastro, lo habían dejado en un estado de confusión y ansiedad. Sin entender lo que había sucedido, Thaen recordó la casa de los padres de Lada y decidió buscar allí, con la esperanza de encontrar alguna pista o, al menos, a su amiga.

Mientras tanto, en la casa cerca de la playa, el dolor de Lada alcanzaba nuevas profundidades. La desesperación y la ira la habían llevado a un estado de destrucción total. El alcohol no había hecho más que intensificar su tormento. En un arrebato de furia, Lada comenzó a lanzar objetos contra las paredes. El estruendo de los cristales rotos resonaba en la oscuridad. La casa, que una vez fue un refugio de paz, se había convertido en un campo de batalla de su propio sufrimiento.

Lada — (gritando mientras lanza una botella al suelo) ¡Maldita sea! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué me hizo esto?!

Narrador — En un momento de furia ciega, Lada tomó un pesado jarrón de cristal y lo estrelló contra la pared. Los fragmentos volaron por el aire, cortando sus manos y brazos. El dolor físico se unió al emocional cuando, en su desesperación, golpeó un mueble con tanta fuerza que se fracturó la mano. El impacto fue brutal, y el grito que dejó escapar fue una mezcla de dolor agudo y desolación profunda.

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