11 - Regreso de la hija pródiga

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Narrador — Tres años han pasado desde que Lada dejó México para buscar una nueva vida en Bangkok. La decisión de alejarse fue dolorosa pero necesaria, una medida desesperada para poner distancia entre ella y el sufrimiento que Earn le había causado. Durante este tiempo, Lada se ha transformado en una persona diferente. La sonrisa radiante que solía ilumisnar su rostro ha desaparecido, reemplazada por una seriedad constante que refleja las heridas no cicatrizadas de su corazón.

En Bangkok, Lada se sumergió en su trabajo en el Hospital Thananusak, encontrando en su profesión una especie de refugio. Aunque logró grandes avances y se convirtió en una cirujana plástica respetada, la satisfacción profesional no lograba llenar el vacío que Earn había dejado. Lada se dedicó a sus pacientes con una devoción casi obsesiva, buscando en cada operación una distracción de sus propios pensamientos.

Las noches eran las peores. En la soledad de su apartamento, los recuerdos de Earn volvían con fuerza. A menudo se encontraba recordando su tiempo juntas, preguntándose qué podría haber hecho de manera diferente. La distancia no había logrado hacer que Earn desapareciera de su mente; por el contrario, cada día parecía intensificar su presencia en sus pensamientos.

Un día, Lada recibió una llamada inesperada desde México. Era Thaen, apoyos durante los años difíciles.

ThaenLada, hola. ¿Cómo vas en Bangkok?

Lada — (Seria) Todo bien, y el hospital mejor establecido. Eso le ha agradado a mi padre.

Thaen — ¿Y has conocido a alguien?

Lada — (Exhalando) Thaen, sabes bien que no. No puedo, y sigo pensando en ella.

Thaen — Ya han pasado tres años. Deberías darte una oportunidad de rehacer tu vida.

Lada — Por favor, cambiemos de tema. ¿A qué debo tu llamada?

Thaen — Necesito que vengas a México. Bow y yo... ¡nos vamos a casar! (Anunció Thaen con emoción), Y quiero que seas mi madrina de honor. Se suponía que buscaría un hombre, pero quién mejor que mi hermana, mi mejor amiga.

Narrador — La noticia llenó a Lada de una mezcla de alegría y tristeza. Se alegraba por su amigo, pero regresar a México significaba enfrentarse a todos los recuerdos que había intentado dejar atrás.

Lada — Felicidades, Thaen. Por supuesto, estaré allí (respondió con voz apagada). ¿Y cuándo será la boda?

Thaen — Dentro de cuatro meses, pero te necesito para que me ayudes.

Lada — Está bien, dejaré arregladas las cosas acá en el hospital y dentro de una semana estoy en México.

Narrador — El viaje de regreso a México fue largo y lleno de pensamientos contradictorios. Al aterrizar, el aire familiar la envolvió, trayendo consigo una oleada de emociones. Phuthares la recibió en el aeropuerto, notando de inmediato el cambio en su hija. La Lada feliz y siempre con una sonrisa que partió hace tres años no era la misma que regresaba ahora.

Phuthares — (Con una mezcla de alegría y preocupación) Bienvenida a casa, hija. Te extrañamos mucho. Estos años sin ti han sido largos.

NarradorLada intentó sonreír, pero fue un gesto débil y vacío. El reencuentro con su familia fue cálido, pero todos notaron la ausencia de la alegría que antes la caracterizaba.

Los días previos a la boda fueron un torbellino de actividades y emociones. Durante estos días, la mejor amiga de Bow, quien también era su dama de honor, Valentina Carvajal, llegó para el evento. Valentina, una gran modelo que viajaba constantemente a las pasarelas más importantes del mundo, estaba feliz por reencontrarse con su amiga.

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