Capítulo ❥ 15

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Sweet as sugar
Broken as hell
Lie once more
I broke in twice

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Abrió la puerta del hotel alrededor de las 3 de la madrugada. Caminó arrastrando los pies, sin siquiera levantar la mirada para ver a quién se cruzaba, mientras algunos demonios que aún rondaban el lobby lo observaban, curiosos y asustados por igual.

No quería ver a nadie. Simplemente avanzó hasta la zona del bar. Husk, que estaba disfrutando una copa de vino tinto, alzó la vista en cuanto lo vio entrar. Sus ojos se abrieron de par en par al notar lo herido que estaba. De inmediato escupió el vino y dejó la copa en la mesa antes de apresurarse a apoyar a la araña, guiándola hacia una silla en lugar de un banco, pensando que sería más cómodo para él.

—¿Ahora qué chingados te pasó?—preguntó el gato, mientras corría por un par de trapos que humedeció antes de traerlos de vuelta.

Angel Dust no respondió. El felino comenzó a impacientarse mientras le quitaba el saco, pasando con cuidado un trapo por las heridas que cubrían su cuerpo. Al levantarle el rostro, se encontró con unos ojos que luchaban por contener las lágrimas. Angel sentía un nudo en la garganta; lo peor es que las heridas no eran lo que más le dolía. Husk suspiró y le puso un curita en un moretón en la mejilla derecha.

—¿Qué fue lo que pasó?— preguntó Husk.

En ese momento, Angel cubrió sus ojos y comenzó a llorar amargamente.

—¡Arruiné todo!— gimoteó entre sollozos.

Husk rodó los ojos y, con una mano, le dio unas palmaditas en la cabeza. Angel se quejó de inmediato, alejando su mano con irritación.

—¡No hagas eso, que duele!— gritó histérico.

—¡Entonces dime! ¿Qué sucedió allá? Porque Rosita Fresita tampoco quiso hablar...— replicó Husk, tomando otra silla y sentándose frente a él.

—Vox le mandó un mensaje a Hadeon desde mi teléfono, diciéndole que fuera a llevarme una cosa que Valentino pidió...— Angel sorbió la nariz, frotándose los ojos con un brazo— Solo fue una trampa para hacerle creer que lo que le dije a Val sobre entregarla era real... que la había traicionado— sollozó antes de cubrir su rostro con las manos— La forma en la que ella me miró... no pude decirle nada...— agregó, volviendo a llorar.

Debió ser diferente. Él le había prometido ser mejor. Se sentía fatal.

Husk suspiró, continuando con las curaciones lo mejor que podía, tratando de aliviar al menos una pequeña parte del dolor que Angel estaba experimentando.

—¿Y si hablas con ella ahora? No lo hiciste en su momento, pero debes hacerlo ya,— dijo Husk, mientras vendaba una herida en el brazo izquierdo de la arañay le hacía un cabestrillo improvisado con una toalla.

—¡Ja! Seguro que ni siquiera querrá verme... me siento tan estúpido... no quiero perderla... —Angel gimoteó mirando hacia abajo, derrotado.

—Pues inténtalo o ahora sí la perderás...— insistió Husk, señalando las escaleras con firmeza.

La araña lo miró por un momento, antes de suspirar y asentir. Sabía que tenía que intentarlo. Agradeció al gato, quien finalmente, más aliviado, se retiró para descansar.

Angel caminó hacia la habitación de Hadeon, cojeando ligeramente de una pierna, mientras pensaba en qué podría decirle. Se detuvo frente a su puerta, sorprendiéndose al ver a Nuggs salir justo cuando se acercaba.

—¿Nuggs? ¿Qué haces aquí?— preguntó.

El cerdito lo miró inclinando la cabeza, como si le preguntara qué había pasado al verlo tan herido, después de haber visto a Hadeon llorar tanto. La araña suspiró profundamente.

Pactos y Lágrimas | Angel Dust Y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora