El auto de San se inundó inmediatamente con el olor del pollo frito recién hecho que Jongho había comprado. Casi olvidando la pequeña escena con su padre, ni bien ambos salieron de la mansión, Jongho insistió mucho acerca del regalo. El de mechones rojos seguía pensando en que era una idea innecesaria, casi ridícula, regalarle pollo a Yeosang, pero Jongho estaba siendo muy terco y tuvo el presentimiento que se pondría aún peor si no le hacía caso, así que resignado, finalmente aceptó y llevó a su hermano a donde pidió.
Ninguno decía palabra alguna durante el camino, lo cual no era extraño, ni incómodo, era el simple hecho que los hermanos Choi siempre eran así de callados, la mayoría de veces; además que no estaban acostumbrados a compartir tiempo juntos. Jongho se encontraba muy concentrando pensando en todo lo que le diría al rubio, pensó en varios escenarios imaginarios y en cómo debía responderlos. Aferrado a su valde de pollo frito, dio un suspiro pesado, seguramente era su última oportunidad para recuperar definitivamente al amor de su vida. De verdad había sido un completo idiota con Yeosang y consigo mismo también. Si tan solo las cosas hubieran sido diferentes, si tan solo él hubiera actuado de manera diferente y lo hubiera dejado todo con tal de estar con el rubio tal como él se lo pidió, no estaría en este aprieto y tampoco su hermano se hubiera involucrado.
Espero que ensuciar mi auto valga la pena – vaciló San sin dejar de mirar al frente, tratando de bromear para que su hermano deje de tensarse. Lo había estado observando desde un rato y podía sentir que Jongho no estaba del todo bien, algo estaba preocupándolo, así que pensó que algunas bromitas podrían aliviar su tensión.
Lo valdrá – respondió el pelimarrón inconscientemente cortante.
Hey, relájate – pidió sonriendo un poco, como si de esa manera podría contagiarle su buen humor – ¿Qué harás si no lo recibe? – preguntó dándole una mirada rápida a su hermano quien parecía no importarle nada.
No lo hará – replicó seco – No conoces a Yeosang, yo sí – agregó.
No había remedio, Jongho estaba sometido en sus pensamientos y ni siquiera su propio hermano podía distraerlo, pero San no se hizo problema. Todas las personas siempre necesitamos un tiempo o espacio o a veces ambas, así que no respondió y siguió conduciendo; no quería admitirlo, pero él también tenía pensamientos recientes que lo preocupaban un poco a pesar de siempre ser una persona positiva casi todo el tiempo.
La noche anterior, recibió una llamada WooYoung quien le contó que había conversado con Yeosang sobre dicho tema de manera más profunda e íntima: le había preguntado sobre qué realmente sentía por Jongho. Yeosang empezó a llorar sin reparo, más que nada por la frustración de no poder expresar con palabras lo que realmente pensaba, pero WooYoung fue paciente con él y le ayudó a aclarar esa cabecita llena de tormentos que tenía. Yeosang se sentía herido, no tanto como antes, pero ese sentimiento de traición seguía perturbándolo de todos modos y peleaba consigo mismo para saber si realmente era correcto perdonar a Jongho o no. WooYoung fue sincero con él y admitió que él no podía darle una respuesta precisa, pero que, si él estuviera en su lugar, le daría una oportunidad. Explicó con mucho detalle sus razones, trató de enfatizar algunos otros puntos más, pero terminó diciendo que al final, era decisión del rubio:
Jongho fue un cobarde, eso lo entiendo – agregó delicadamente, tratando de ablandar el corazón de su hermano con sus palabras – Pero a él también lo utilizaron. No voy a perdonar tan fácil el hecho de que te haya hecho llorar, pero puedo notar que ese chico te ama enserio
Sí, pero... el prefirió dejarme solo que ponerse en contra de su padre – replicó lloroso con un fino hilo de voz – No creo que eso sea... amor
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Doy todo por ti [¡Temporada 2!] EN EMISIÓN
FanficEsta es la temporada dos de "Apuesta por mi", titulada "Doy todo por ti" Recomiendo mucho leer la temporada uno para que se pueda entender mejor la historia. ¡Ah! Pero no hay ningún problema si empiezas por esta. De todas maneras, ¡cada quien a su m...