03: atascado en una ventana

912 31 1
                                    

Corrí por unos minutos pero sabía que era inútil: esta mujer trans era mucho más rápida que yo. Decidí entonces subir por una escalera de un edificio y llegué hasta una azotea oscura. Encontré una especie de depósito abandonado al que intenté entrar pero no podía abrir la puerta. Estaba trancada. A lo lejos podía escuchar los pasos de la camarera de Femboy Hooters. "La puta madre, me la van a dar" pensé para mis adentros. Dí una vuelta al lugar y encontré una ventana entreabierta que daba con el pequeño depósito. No estaba seguro de si entraba pero tenía que intentarlo. Primero metí los brazos, luego la cabeza y empecé a meter el tórax. Comencé a empujar con los pies pero no fue suficiente para pasar. Decidí entonces abortar la misión y quise volver para atrás. "No te puedo creer, no me digas que me tranqué" maldije para mis adentros.

La puerta de la azotea se abrió y pude escuchar una voz.

Camarera negra: Bueno ¿pero qué tenemos aquí?

Yo: Ah... ayuda... por favor.

Camarera negra: ¿de quién es este culito tan sabroso?

Dijo eso y me azotó una nalga.

Yo: ¡AY!

Lancé un pequeño gemido poco heterosexual.

Camarera negra: No sabes cómo me ponen los culitos traviesos como el tuyo.

Me pellizcó la raya del culo y metió con fuerza uno de sus dedos através de mi pantalón tocando mi ano. Mi pene empezó a cosquillear.

Yo: ¡NO! ¡no! ¡por favor! ¡yo no soy puto! ¡a mi me gustan las minas! ¡las mujeres! ¿entendés? no me hagas nada, te lo pido por favor.

Camarera negra: uff ¿un culo hétero y virgen? ¡dios! ¡me lo pones cada vez más divertido!

Yo: En serio ¿qué querés? ¿plata? ¿mi pasaporte? decíme que querés.

Camarera negra: Es tan divertido ver a un machito como tú rogando por su culito ¿qué te hace pensar que no lo vais a disfrutar?

Empezó a acariciar mi ano con su dedo índice.

Yo: ¡No! ¡por favor! ¡no! ¡te lo suplico!

Empecé a sollozar.

Camarera negra: Venga, no te pongas así, joder. Que sólo estaba bromeando. Te ayudaré a salir de ahí.

La mujer me agarró de la cintura parada atrás mío y tiró con fuerza para atrás.

Camarera negra: Vaya, sí que la has liado parda.

Tiró otra vez hacia atrás. Mi culo pegó con su cintura.

Yo: Intentá varias veces, creo que está funcionando.

Me hizo caso, pero hacía pausas.

Yo: No, pero hacélo seguido. No pares.

La mujer comenzó a moverme para atrás. Parecía que me estuviera bombeando. De pronto, pude notar que mi cintura iba cediendo y lograba moverse de la ventana. Sin embargo, no era lo único que sentía. Entre las dos nalgas de mi culo, podía notar algo que se estaba poniendo duro. Era grande, muuuy grande.

Yo: Che, pará ¿qué estás haciendo?

Camarera negra: shhh, tranquilo.

Aumentó la velocidad.

Yo: te dije que no... que no hicieras esto...

Camarera negra: relájate y disfruta.

Su pene se endureció y empezó a rozarme. Era realmente enorme. No sólo rozaba mi ano, sino que seguía de largo todo por debajo, cruzaba mis pelotas, la base de mi pene e inculso la cabeza del mismo.

Futanari IslandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora