16: DE REGRESO A CASA

443 15 0
                                    

Pasaron 10 años desde la última vez que pisé la isla Futanari y bajamos del avión junto a Kitty. Atrás dejé a un marido lleno de leche que era uno de los hombres más influyentes del planeta. Con un simple mensaje de Whatsapp, podía hacer que cualquier mandatario de cualquier lugar del mundo viaje hasta la isla a chuparle las pelotas vestida como putita con un vestido ajustadito y una tanga roja. El subministro de espermisodia era un éxito en todo el mundo y poco a poco empezamos a exportar el sistema enviando fecundadores hombres alfa a otros países y ya era un éxito en toda Europa. Los expertos estimaban que dentro de 4 años el negocio se expandería por todos los continentes y no existiría país sin hombres negros alimentando a la población. Eso implicaba un paradigma único en la historia, un cambio cultural mundial: poco a poco todos los hombres blancos serían feminizados aceptando su lugar como betas y los hombres negros serían los únicos fecundadores siendo vistos como seres superiores.

Pero esa historia ya trascendía de mí, ahora me encontraba nuevamente en mi vieja y querida isla. Se sentía hermoso caminar por la calle y ver tantos lugares que no veía hace tanto tiempo: las enormes mujeres futa caminando por la calle con sus esclavitos blancos como perritos y casi completamente desnudos salvo por sus correas. Alquilamos un lujoso hotel y fuimos a donde quería ir: Femboy Hooters.

Caminamos por unos minutos y me sorprendí viendo lo mucho que había evolucionado el barrio: muchos de los comercios que conocía años atrás ahora no existían más y se habían convertido en otras cosas. A medida que caminaba me preocupé pensando qué habría pasado con mi querido restaurant pero, al final de la calle, me alivié al ver que allí estaba el local de Femboy Hooters tal cual lo había visto la última vez.

Entramos las dos y nos sentamos en una mesa. Nos atendió un twink, un mariconcito blanco y rubio con el culo evidentemente vibrando y tratando de pasar desapercibido.

Mesero: Bu... buenosss días señoras, bienvenidas a Femboy Hooters.... c... ¿cómo les puedo servir?

Su pequeña erección se podía notar por fuera del pantaloncito naranja. Evidentemente era su primera semana.

Yo: Querido, quiero hablar con tu jefa. Verás, años atrás yo trabajaba aquí. Díle si puede venir.

Mesero: En... en... en seguida señora.

El chico dió media vuelta y caminó tambaleándose, entre que no estaba acostumbrado a caminar con tacos y al dispositivo que tenía vibrando en su culito. Kitty le miraba y se reía, no podía creer lo que estaba viendo.

5 minutos después llegó caminando una mujer asiática hermosa con dos enormes tetas.

Yo: ¡Sakura!

Sakura: ¡Cristian!

Nos paramos y nos dimos un fuerte abrazo. Eramos dos señoras que hace tiempo que no nos veíamos.

Yo: ¡Dios mío! ¡Sakura! ¡qué cambiada que estás!

Sakura: No lo puedo creer, estoy tan feliz de verte.

Yo: Si, eso... lo puedo notar.

Sentí una erección delante mío y la solté.

Kitty: Mmmm, qué hambre que me vino.

Sakura: Puedo notar que ya no tienes pene, sólo una vagina. Muy feminino de tu parte, fuiste all the way. También te ví en las noticias ¡eres toda una política ahora!

Sakura se sentó y hablamos por un buen rato. Me contó que la Señora Sweetmilk se había retirado y le había dejado el puesto a ella. En cuanto a las demás chicas, todas se habían alejado del restaurant. Emma había "sentado cabeza" y se casó con sus tres novios sumisos. Ella se la pasaba todo el día en casa tocando canciones de metal y mirando porno BDSM mientras sus hombres trabajaban para ella, le daban de comer y le mantenían a cambio de tener una buena dósis de semen. Pamela terminó sus estudios pero se casó con un hombre negro y se transformó en ama de casa. Estaba deseando a que sus gemelas crecieran para poder garcharse a todos sus futuros novios. Déborah tuvo una carrera como boxeadora y luego se retiró. Ahora trabajaba entrenando a futuras boxeadoras y todas y cada una de ellas salían rengueando de cada sesión pero siempre volvían a por más. Líbida sacó un libro de cocina con platos llenos de semen y se volvió un éxito internacional. Día a día venía gente de todo el mundo a golpearle la puerta de su casa en búsqueda de un poco de su lechita.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Futanari IslandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora