‣ Te pago SOLO por grabarte, NO por tener sexo conmigo.
‣ SIEMPRE serás el pasivo.
‣ No me verás la cara.
‣ Los besos están PROHIBIDOS.
Solo tenía que seguir cuatro simples normas.
•Top Heeseung, bttm Jakey
• Adaptación autorizada por la autora orig...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV. JAKE
El timbre de mi casa suena fuerte, pero tengo el sueño y la pereza suficientes como para no interesarme quien es. No espero a nadie, esta semana ya he pagado al casero y mi ex novio no tiene motivos para volver, así que no me importa para nada que cualquier comercial pierda su oportunidad de venderme algo.
Cojo la almohada y me la coloco sobre la cabeza, de ese modo amortiguo el odioso sonido, no entiendo por que insiste después de la tercera vez, parece que no le queda claro que no hay nadie en casa. Por suerte para en ese momento, sonrió para mi y vuelvo a intentar dormir, se que hay sol en la calle, pero es sábado, y no tengo que salir a ningún lado hasta las siete de la tarde.
Con los ojos cerrados pienso en lo que va a volver a ocurrir esta noche, me pregunto de que manera comenzaremos esta vez, o como ira vestido y sobre todo si se volverá a repetir ese gesto que hace que me lata el corazón tan rápido. El sentir sus labios en mi frente, de un modo dulce, muy contrastado con lo que en realidad estábamos haciendo, me hace sentir avergonzado y rio como un tonto.
-¡Shim Jaeyoon! ¿Se puede saber que es todo esto?
Siento como que un cubo de agua fría cae sobre mi, borrando toda felicidad acumulada en mi cabeza, y vuelvo a la tierra. Mi madre esta en la puerta de la habitación, con los brazos en jarra, y fijándose en cada detalle. En segundos me doy cuenta de la situación, pues mi ropa limpia esta amontonada en una silla, la sucia por el suelo, y los envoltorios del día de la semana que pedí comida china, están acumulados en la basura.
Y lo peor es que mira con atención lo que hay en la mesa de noche, y mi falta de ropa, estoy rojo a mas no poder, es la ultima persona que necesito que me encuentre en esta situación.
-Mama, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has entrando?—Me tapo como puedo, aunque se que no tengo nada que esconder.
-Esto es peor de lo que imaginaba.—Su cara es de decepción, cada vez que nos encontramos es la misma, debería estar acostumbrado, pero siempre duele.—Vístete, tengo que hablar contigo.—Y se marcha.
Me pongo los primeros pantalones que encuentro tirados, no me molesto en arreglarme, estoy en mi casa y no tengo que fingir nada, y menos con ella. Me dirijo al salón, esta algo mas recogido, pero eso no le tiene porque incumbir.
-¿Que quieres?—Pregunto con los brazos cruzados, sobresaltándola mientras miraba una de mis revistas amontonadas al lado del portátil, seguramente juzgándome.
-Te dije que tendrías que haberle hecho caso a tu padre, si hubieras tenido dos dedos de frente no estarías viviendo en esto.—La veo señalar la estancia.
-Esto, mama, es mi casa y si le hubiera hecho caso a ese ser homófobo, estaría mucho peor. ¿A que has venido?
-¡No hables así de el! ¡Es tu padre!—Me grita ignorando mi pregunta.
-!Es el mismo que me echo de casa solo porque estaba enamorado de un hombre!—Noto que quiero llorar, pero me contengo, no debo.
-¿Y donde esta ese hombre, Jaeyoon?—Odio verla sonreír como si me hubiera ganado con esa frase.—Dijiste que vivirías una vida feliz con el, y solo estas hasta arriba de porquería y.. Eso, encima de tu mesa. ¿Esto es tu vida perfecta?
Me siento débil con cada palabra suya, no se que responderle por que tiene razón, esto no es lo que yo tenia planeado cuando me echaron de casa. El valor con el que hablaba hace pocos minutos se ha esfumado, agacho la cabeza.
-Se que te despidieron de tu ultimo trabajo.—No tengo ni idea de como se ha enterado, pero me da igual.—Afronta que no puedes hacer nada sin nosotros.
-He empezado a trabajar esta semana, en un banco.—Digo como si con eso le atacara, pero rebota.
-¿En un banco?—Suelta una falsa carcajada.—Tu hermano es dueño de tres empresas.
-¡Pues me alegro por el!—Grito rápidamente, furioso, odiando cada palabra suya, ella solo me mira con superioridad y yo me siento mas pequeño.
-Y mas que te vas a alegrar.—Dice muy tranquila, sabe que me ha derrotado.—Aquí tienes la invitación a su boda.—Y me entrega un sobre color crema con letras doradas.—Ma te vale hacer acto de presencia y no dejarnos en ridículo, les hemos dicho a todos que estas estudiando afuera, así que ven con una chica guapa. Tal vez tu padre te perdone.
Quiero responderle, decirle que no iba a ir a esa estúpida boda, que el único que tiene que pedir perdón es ese con el que comparto genes, y que iría antes solo, que con "una chica guapa". Pero no digo nada porque se que no va a servir de mucho, porque pocas veces he escuchado a mi madre hablar bien de mi, por no decir ninguna, y se que va a continuar recordándome lo patético que soy.
Ni siquiera se despide cuando se marcha, me siento en el sofá con las lagrimas que han decidido salir, odio admitir que tiene razón.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi autoestima esta por los suelos, paso el resto del día como un muerto viviente por mi casa, he picado unos aperitivos, pero en realidad no tengo hambre. Estoy a nada de llamar a Ethan y anular nuestra cita, pero creo que el es el único que puede animarme en estos momentos, seré alguien que no vale para nada. pero es a mi a quien reclaman en internet.
Me visto de manera sencilla por que se que no me va a durar mucho puesta, esta noche voy a ser Boy 23 de nuevo y mi única prenda va a ser el antifaz. No tengo que preocuparme de mi aspecto, ni por mi pelo, pues se que acabara despeinado, y ni por mis ojeras u ojos rojos, ya que estarán ocultos.
Llego a su casa antes de la hora, así que decido esperar, no me gustaría que abriera la puerta sin cubrirse el rostro y toda mi noche de consuelo se vaya a la basura. Podía estropear mi vida todo lo que quisiese, pero los momentos con Ethan no estoy dispuesto a perderlos, ahora mismo son mi tabla de salvación, algo que me mantiene a flote en mi odiosa existencia.
Miro el reloj, aún faltan quince minutos, espero impaciente apoyado en la puerta, y me pregunto que hace en ese momento. Tal vez preparando las cámaras, o poniéndose esa camiseta que le aprieta el torso como a mí me gusta, sea lo que sea me encantaría verlo.
Me sorprendo al escuchar los cerrojos a mi espalda, está abriendo la puerta así que me aparto de ella, me lo encuentro listo, como siempre, únicamente lleva un pantalón de chándal negro y el antifaz perfectamente ajustado. Sonrío sinceramente por segunda vez en el día de hoy, últimamente, cada vez que lo hago es él quien está en mi cabeza.
Entro despacio, me quito los zapatos y un impulso me hace abrazarlo fuerte. Noto como poco a poco recupero la energía que he perdido, y me relajo mucho más cuando él también me aprieta con sus brazos.