⁕Mi telefono

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POV

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POV. JAKE

Imagino que el fin de mes es responsable de la cantidad de gente que hay hoy en el banco, vienen todo tipo de personas, y entre todos los atendemos con la mayor amabilidad posible. Como somos un buen equipo nos ayudamos entre nosotros, compaginamos nuestras tareas con los tiempos de descanso, una parte del día que parece no llegar nunca. Por supuesto no está permitido utilizar el teléfono en horas de trabajo, así que me contengo por no salir corriendo y responder los mensajes que me están llegando.

Recibir textos de Heeseung en los días que no nos vemos se ha convertido en algo habitual desde hace unos días, o al menos desde que esa noche en la que tuve la oportunidad de disfrutar de él sin antifaces de por medio. Esa acción nos ha unido de alguna forma, no hemos hablado de lo que somos en ningún momento, todo sigue de la misma manera pero esta vez añadiendo conversaciones por teléfono entre horas y alguna charla antes de dormir que solían llegar a terminar con los dos extremadamente acalorados.

Las noches que nos encontramos tampoco han variado demasiado, nos ponemos los antifaces y grabamos delante de la cámara, probando siempre cosas nuevas o simplemente dando a nuestros seguidores lo que quieren, como por ejemplo ese beso en la frente que Heeseung me regala continuamente o esa posición en la que estamos tan pegados que no se nos distingue. Pero mi parte favorita de nuestros encuentros es el momento en el que el piloto rojo se apaga, y volvemos a ser nosotros mismos, unas veces nos entregamos por segunda o tercera vez, y otras simplemente nos besamos hasta que me tengo que marchar.

Al fin llega mi turno de descanso, me siento en la mesa con un café rehabilitador y comienzo a leer con una sonrisa pintada en la cara. El primero es una foto suya recién levantado, con el pelo revuelto y una frase debajo que me dice que no quiere ir a trabajar. El resto de mensajes me cuentan lo mal que le cae la señora que siempre va a tomar un té por las mañanas, o lo adorable que es el buldog francés color crema que pasea un niño por la calle. A todo esto me añade también palabras de ánimo, y que tiene ganas de verme.

Y Heeseung no sabe lo que todo eso me provoca.

Es cierto que suelen haber bromas entre nosotros, incluso vuelve a hablar de sus celos y Sunghoon, pero todo eso solo hace que me ponga nervioso y tenga ganas de confesarle que me gusta demasiado. Decirle que soy feliz a su lado y que cada beso que nos damos, en mi caso es con sentimiento y no solo por atracción, que completa mis días y que ojalá sea yo el único en sus videos.

Porque Ethan sigue subiendo sus encuentros con otros hombres y yo no soy capaz de decirle lo mucho que me duele, porque aunque compartamos momentos únicos, él y yo no somos lo que a mí me gustaría, y por mucha confianza que hayamos cogido, no soy nadie para opinar. Esas situaciones me han llevado muchas a veces a intentar decirle lo que siento, pero en cuanto nos vemos, me bloqueo y vuelvo a ser simplemente el chico veintitrés, me da miedo que se acabe lo que sea que tengamos.

- ¿Agotado?— Escucho hablar a Sunghoon a mi espalda.

- El señor mayor que no entendía nuestra política de préstamos me ha machacado.— Digo frotándome el cuello.— ¿Qué tal tú?

Boy 23 ¦¦ HeejakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora