⁕Mi atención

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POV

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POV. JAKE

No tengo motivos para estar enfadado, lo que yo tengo con Ethan es estrictamente profesional, no hay sentimientos, no hay atracción, solo dinero de por medio. Que haya sido tan malditamente tierno conmigo en nuestra última vez, no ha variado nada en mi estúpido corazón, simplemente ha sido agradecimiento, nada más.

Me repito estas palabras cada dos por tres, son ciertas, tienen que serlo, necesito que lo sean para sentirme bien conmigo mismo y poder centrarme en el trabajo. Sonrío a cada cliente que entra, es mi deber igual que es el de Ethan para conseguir seguidores, soy amable con la gente porque es mi obligación para ganarme un sueldo, no porque realmente me caigan bien, son simples personas, que vienen al banco a hacer cualquier gestión en su vida cotidiana, igual que lo soy yo en esos videos.

Un simple chico que se gana un dinero extra por ser grabado mientras tiene sexo con un hombre enmascarado, nada más.

Atiendo a la última clienta antes de cerrar el primer turno del día, es la hora de comer y en cuanto el reloj da las doce, Sunghoon y yo nos despedimos para irnos. Decido no pensar más en el tema y centrarme en la consideración de mi compañero por ser el único al que ha invitado a comer por su cumpleaños, sé que se lo podría haber dicho a todos, pero no es lo mismo pagar por dos que por los diez que éramos en la empresa.

Caminamos animadamente hasta el restaurante, hablamos de todo un poco y voy descubriendo su personalidad, una manera perfecta de conocer a alguien, sin ocultarnos nada, sin antifaces de por medio. Sunghoon es alguien realmente amigable, muy guapo, el candidato perfecto para una posible nueva relación, y más ahora que he descubierto que tiene las mismas preferencias que yo.

He decidido darme la oportunidad de fijarme solo en él, un chico que me muestra como es con cada sonrisa de hoyuelos, no se avergüenza admitir que tiene afición por los videojuegos y que adora la fotografía. Trabaja en el banco para pagarse las clases dónde está aprendiendo a utilizar una cámara profesional, y su deseo es que lo contraten en alguna revista o periódico. Es un hombre sencillo, nuestra historia sería más fácil de contar y seguro lo pasaríamos bien en cualquier situación. Noto que muestra mucho interés en mí también, así que me abro y le cuento partes de mi vida, excluyendo por supuesto ese dinero extra que me gano de vez en cuando.

Aunque no es fácil para mí hablar de mis asuntos familiares, Sunghoon los escucha con atención mientras nos sentamos en una de las mesas. Estoy tan pendiente de contarlo todo, que ni me doy cuenta de que el camarero nos da las cartas y pregunta la bebida. Pido agua y me fijo en el brazo que deja dos vasos de cristal delante de nosotros, tiene un ala tatuada.

Quiero poner más atención, porque sé perfectamente de donde me suena, pero ha puesto las manos detrás de su espalda, evitando así que vuelva a mirar. Heeseung está a nuestro lado, hablando con Sunghoon sobre lo que lleva exactamente el arroz que quiere pedir. Me pongo nervioso, me fijo en las líneas de su cuello, en su frente sudada con el pelo pegado en ella y en la voz profunda con la que contesta las preguntas.

Solo la he visto solo un instante, pero reconocería ese ala entre un millón, igual que esos brazos los cuales realmente parecen maquilados. El corazón me va muy rápido cuando me mira, observo bien, esos ojos marrones solo los puede tener una persona. Veo una gota caer por un lado de su cara y traga fuerte antes de hablar, confirmándome únicamente que mis teorías son ciertas.

- ¿Y usted que va a pedir?

- Lo mismo.— Me limito a decir, no sé qué acabo de decidir, pero no me importa lo más mínimo.

Heeseung asiente con una sonrisa algo forzada y se va, lo veo caminar, me fijo en su espalda y en lo apretada que le queda la camiseta, tiene que ser él a no ser que tenga un hermano gemelo con el mismo cuerpo perfecto. Lo sigo con la mirada mientras recoge algunas mesas y sirve la bebida de otras, y yo solo pienso en lo que tengo hacer a partir de ahora. No sé si debo comportarme como si no lo supiera, o decírselo el día que tengamos nuestro siguiente encuentro.

Si es que lo hay.

- ¿También te gusta el curry rojo?— Sunghoon me hace volver a la actualidad, por lo que parece he pedido el arroz más picante del lugar.

- Sí.— Miento, no puedo decirle que me ha hecho pedir sin saber.

- Parece que tenemos más cosas en común de lo que creía.— Me sonríe.

Decido centrarme en la conversación que comienzo con Sunghoon, no se merece que mientras hablemos, mi atención esté puesta en el camarero que nos sirve, por mucho que tenga muy claro que es la misma persona que últimamente tiene revoloteado mi mundo. Por suerte quien nos atiende durante la comida es otra de sus compañeras, y me es más fácil estar pendiente de la velada, aunque de vez en cuando se me escapa algún vistazo.

Para el postre ambos pedimos un trozo de pastel, y yo saco unas velas que compré ayer, Sunghoon se sonroja mientras las coloco y canto en voz baja el cumpleaños feliz. Las mesas de los lados nos ven y se apuntan al improvisado festejo, sonrío mientras el homenajeado sopla el número veinticinco y luego nos agradece con vergüenza.

- Gracias, Jake por acompañarme.— Me dice cuando el ambiente está más calmado y agarra una de las manos que tengo colocada sobre la mesa.— Realmente me apetecía celebrarlo contigo.

- No hay de qué.— Noto que tiene la cara mucho más roja que antes.

- Yo.. sé que nos conocemos desde hace poco, pero.. realmente me gustas Jake.

Quiero responderle, pero no me da tiempo porque todo pasa muy deprisa, algo cae al suelo, Sunghoon se encuentra empapado y Heeseung está a su espalda con una bandeja en la mano.


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aydiomio

Boy 23 ¦¦ HeejakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora