Un nuevo amanecer

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El sol de la mañana se filtraba a través de las cortinas, llenando la habitación con una luz suave y dorada. Scarlet abrió lentamente los ojos, sintiéndose más descansada de lo que había estado en semanas. Por un momento, se olvidó de dónde estaba, hasta que sintió el brazo de James Hook rodeando su cintura.

Su corazón dio un vuelco. La distancia que habían mantenido cuidadosamente durante la noche se había esfumado. Ahora, James la sostenía cerca, como si temiera que desapareciera. Scarlet se quedó quieta, tratando de procesar la situación.

El calor de su cuerpo y el ritmo de su respiración eran extrañamente reconfortantes. Scarlet no sabía cómo reaccionar; una parte de ella quería apartarse, pero otra parte se sentía segura y protegida.

Finalmente, James se movió ligeramente, su respiración cambiando mientras se despertaba. Abrió los ojos lentamente y se encontró con la mirada de Scarlet. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, simplemente mirándose.

—Buenos días —murmuró James, su voz ronca por el sueño.

—Buenos días —respondió Scarlet en un susurro.

James pareció darse cuenta de su cercanía y retiró su brazo lentamente, aunque con cierta reticencia.

—Lo siento —dijo, su expresión mezcla de disculpa y algo más profundo—. No quise incomodarte.

Scarlet negó con la cabeza, intentando sonreír.

—Está bien, James. No me incomodaste.

James se sentó en la cama, pasando una mano por su cabello despeinado.

—Gracias por quedarte conmigo, Scarlet. De verdad lo necesitaba.

Scarlet se incorporó también, sintiendo una mezcla de emociones. La vulnerabilidad de James era palpable, y eso la hizo sentir más conectada con él.

—Me alegra haber podido ayudar —dijo Scarlet, su voz suave.

James la miró con una intensidad que hizo que Scarlet se ruborizara.

—Scarlet, no eres como los demás. No sé cómo explicarlo, pero... hay algo en ti que me hace querer ser mejor.

Scarlet sintió su corazón acelerarse, sorprendida por su confesión.

—James, yo...

Antes de que pudiera continuar, la puerta se abrió de golpe y Morgie entró en la habitación, su expresión cambiando de sorpresa a desdén al verlos juntos.

James se levantó rápidamente, colocándose entre Scarlet y Morgie. Mientras lo hacía, empezó a ponerse sus pantalones.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Morgie con una voz cargada de desconfianza.

James frunció el ceño, molesto por la interrupción.

—Nada que te importe, Morgie. Lárgate.

Morgie levantó una ceja, cruzándose de brazos mientras una sonrisa sarcástica aparecía en su rostro.

—¿Te acostaste con ella? —preguntó, su tono lleno de burla y desdén.

Scarlet sintió su rostro arder de vergüenza. James apretó los dientes, claramente furioso.

—No es asunto tuyo, Morgie —dijo James con voz firme—. Solo preocúpate por tus propios problemas.

Morgie soltó una risa fría.

—Parece que te estás distrayendo de nuestros planes, James. Espero que sepas lo que estás haciendo.

James dio un paso hacia Morgie, su mirada fulminante.

Las lagrimas de un villano | James HookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora