Al otro día Migue se despertó con una sonrisa en el rostro, sintiendo una emoción contenida en su pecho. Hoy era el día del baile. Se levantó de la cama con energía, decidido a empezar el día de la mejor manera posible.
Se dirigió a la cocina, tarareando una melodía alegre mientras abría la nevera en busca de ingredientes para desayunar. Decidió prepararse unos pancakes con frutas y miel, su desayuno favorito.
Mientras cocinaba, no podía evitar pensar en Charles y en la noche anterior. Se preguntaba su se habrá dado cuenta de lo que iba a decirle.
Una vez listo el desayuno, se sentó a disfrutar de su comida, sintiendo una sensación de felicidad y expectativa. Hoy era un día especial, y no podía esperar para ver lo que deparaba la noche.
" Hoy es el día", se dijo a sí mismo, sonriendo.
En cambio Charles se despertó con un suspiro, sintiendo una pesadez en su cuerpo y una sensación de agotamiento en su mente. No había podido dormir bien la noche anterior, ya que su mente había estado llena de pensamientos y sueños sobre Migue.
Se levantó de la cama con poco ánimo, arrastrando los pies hacia la cocina para prepararse algo de desayuno. Se sentó a la mesa con una taza de café y un pedazo de pan, pero no tenía ganas de comer.
Su mente estaba llena de dudas y preguntas. ¿Debería ir al baile?
Charles se pasó las manos por la cara, tratando de despejar su mente. No sabía qué hacer, pero sabía que no podía evitar pensar en Migue.
"¿Por qué siento esto?", se preguntó a sí mismo. "¿Por qué no puedo dejar de pensar en él?"
Se quedó sentado en la mesa durante un rato, perdido en sus pensamientos, sin saber qué decidir.
Terminó de desayunar sin mucho apetito, pero sabía que necesitaba algo de energía para el entrenamiento que tenía por delante. Se levantó de la mesa y se dirigió al baño para ducharse y prepararse para el día.
Después de ducharse, se vistió con su ropa de entrenamiento y se dirigió al gimnasio. No tenía ganas de entrenar, pero sabía que debía hacerlo. Era parte de su rutina y no podía permitirse el lujo de saltárselo.
Al llegar al gimnasio, se encontró con su entrenador, que lo miró con una mezcla de sorpresa y preocupación. "¿Estás bien, Charles? Pareces un poco distraído", le dijo.
"Sí, estoy bien. Solo un poco cansado", respondió.
"Bueno, vamos a empezar entonces. Hoy tenemos un entrenamiento intenso".
Charles asintió y comenzó a calentar, tratando de dejar de lado sus pensamientos y concentrarse en el entrenamiento. Pero no podía evitar sentir que su mente estaba en otro lugar.
Por otra parte Migue terminó de desayunar y se levantó de la mesa con una sonrisa en el rostro. Se sentía energizado y listo para enfrentar el día. Se dirigió a la puerta de su departamento y la abrió, listo para salir.
Luego, salió del departamento y se dirigió al gimnasio del edificio, que estaba ubicado en la planta baja. Decidió entrenar un poco antes de empezar sus actividades del día.
El gimnasio estaba tranquilo, con solo unos pocas personas entrenando. Migue se sintió cómodo y relajado, disfrutando del ejercicio y de la música que sonaba en su reproductor.
Terminando su entrenamiento en el gimnasio, secándose el sudor y guardando sus cosas. Estaba a punto de salir cuando escuchó una voz detrás de él.
"¡Ey, Migue! ¡Qué sorpresa verte aquí!"
Migue se dio la vuelta y vio a Lando, el piloto que había entrevistado hace unos dias atrás, parado detrás de él con una gran sonrisa en su rostro.
"Haha, Lando! ¿Qué onda? No sabía que vivías aquí", dijo, sonriendo.
"Sí, me mudé hace un par de meses. Me encanta este edificio, es muy conveniente y tiene todas las comodidades que necesito", respondió Lando, mientras se acercaba a Migue.
Migue y Lando charlaron un rato mientras terminaban sus entrenamientos. Lando le contó sobre su última carrera y Migue le habló sobre su trabajo como periodista.
Después de un rato, Lando le dijo: "Oye, ¿te gustaría unirte a mí para un café después de tu entrenamiento? Me encantaría seguir charlando contigo".
Migue sonrió y aceptó la invitación. "Me encantaría ir por un café contigo, Lando. Pero primero, necesito subir a tomar una ducha. Estoy todo sudado después de entrenar".
Lando se rió. "No te preocupes, entiendo. Sube y te espero aquí abajo. ¿Quieres que te espere en el café del edificio o prefieres ir a otro lugar?"
Migue pensó por un momento. "El café del edificio está bien. Nos vemos allí en 20 minutos".
"Perfecto, nos vemos en 20 minutos. ¡Y no te preocupes por la ducha, te esperaré!"
Migue se rió y se dirigió hacia los ascensores. "Gracias, Lando. ¡Hasta luego!"
Subió a su departamento, se duchó y se vistió con ropa cómoda. Después de 20 minutos, bajó al café del edificio, donde Lando ya lo estaba esperando con una sonrisa.
"¡Listo! ¿Qué tal si pedimos un café y nos sentamos allí en la esquina?", sugirió Lando.
Migue asintió y se sentó con Lando en la esquina del café. Comenzaron a charlar y a reír juntos.
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Amor Velocidad Y Adrenalina
RomanceLa novela sigue a Migue, un apasionado joven argentino de 21 años cuya vida gira en torno a la Fórmula 1. Su entusiasmo por el automovilismo lo lleva a soñar con conocer a sus ídolos, pero nunca imagina que ese sueño se hará realidad. Un giro inespe...