Su cuerpo se movía al ritmo de la música vibrante que llenaba la casa. El cabello rubio se le había soltado cayendo en ondas por la espalda escondiendo el rostro más hermoso que sus ojos hubiesen visto. Llevaba una camisa blanca casi transparente por el sudor que recorría su cuello, los pantalones de latx negro pegados a su cuerpo como una segunda piel abrazando todas sus curvas de una manera arrebatadora. Tenía curvas sí, pero no exuberantes como para decir que era una chica. Era un chico y estaba delicioso. Movió las caderas una vez más hasta que aplaudió en el segundo en el que la canción llegó a su fin alejandose a la mesa de las bebidas.
Seungcheol bebió su primera margarita de la noche embelesado con el chico que había robado su mirada a los pocos minutos de llegar. Así que después de ser abandonado por Mingyu en alguna parte de la casa, robó un sorbo de la bebida y se alejó al segundo piso dónde solía pasar siempre los eventos con aglomeraciones importantes.
La curiosidad le picaba el pecho con fuerza. Quería saber todo de aquel rubio angelical que era el centro de la fiesta con solo moverse. Lo vió reír a carcajadas con la tercera hermana de Mingyu y se deleitó con el sonrojo que sus mejillas tomaron cuanto más bebía. Era extralo hasta para él qudarse tan fascinado por alguien que acababa apenas de notar pero, no dijo una palabra. Dos. Tres y cuatro canciones el rubio bailó sin cansarse pero, él bajó hasta el jardín de los padres de Mingyu. El aire fresco alejó la sensación de alcohol en su sistema por fin. Aspiró con lentitud relajandose siendo arropado por la noche.
-- Hola.
Saludó la voz detrás suyo asustandole un poco. Giró su cuerpo y sus nervios se activaron al notar al rubio caminando y sentandose a su lado. El perfume sutil se había diluido con el sudor y el resto de personas a su alrededor pero, podía sentir el olor a coco rodeandolo y embrujandolo aún más.
-- Hola – correspondió el saludo sin mirarle completamente -- ¿Qué tal?
-- Necesitaba un poco de aire fresco para recuperar mi consciencia – comentó el rubio arrancando un par de hierbas -- ¿Conoces al novio?
-- Ambos en realidad. Soy amigo del hermano del novio – aclaró Seugcheol con rapidez -- ¿Y tú?
-- También – afirmó el jovencito chocando hombro con el suyo – Soy el planificador y mejor amigo de la novia. Por alguna razón, esa señora me ha arrastrado hasta aquí y ahora no estoy seguro de poder irme.
Seungcheol asintió sin saber que responder a eso. Si de lejos se veía impresionante, a su lado se veía como la joya de arte más impresionante de un museo de artes decorativas. Demonios, no podía llegar a describir lo sexy que era. Las largas pestañas que bordeaban sus ojos oscuros, su nariz perfilada y los labios rosas abultados como de alguien que se los ha mordido por el nerviosismo. Era un ángel caído del mismisimo cielo.
-- Oye desconocido – llamó el ángel rubio con una sonrisa enorme decorando su rostro – No me quiero aprovechar de tí ni nada pero, ¿me puedes llevar a casa?
-- Apenas me conoces – se justificó Seungcheol para decepción del ángel – Pero, si lo necesitas puedo llevarte.
-- ¿De verdad?
Seungcheol asintió presintiendo que se arrepentiría de ello. Acompañó al rubio al auto de Mingyu abriendole la puerta de copiloto como todo un caballero. Rodeó el auto poco después, conduciendolos por la autopista con lentitud y suavidad. Sabía que no debía conducir con rapidez en su estado, y aunque no había bebido mucho, deseaba disfrutar el momento compartido con el hombre a su lado. Ahora que lo veía más de cerca le parecía aun más hermoso.
-- ¿Dónde vives? -- preguntó Seungcheol al detenerse en el primer semáforo -- ¿Puedes ponerlo en el GPS?
El joven rebuscó en su propio teléfono con lentitud hasta que dió con su dirección y Seungcheol automáticamente los llevó hasta allí.
-- Gracias.
La voz del hombre llamó su atención. El chico veía por la ventana disfrutando de la humedad y del frescor pasivo que le ofrecía el viaje. Seungcheol no sabía las razones por las que le agradecía mas presintió que aquel chico le había escogido por una razón verdaderamente genuina.
-- ¿Por qué? - cuestionó sin dejar de mirar a la carretera -- ¿Necesitas hablar?
-- Es la primera vez que me siento tan cómodo con alguien que apenas conozco – continuó el chico – Gracias por llevarme a casa a pesar de haber tenido un par de cervezas.
-- ¿Cómo sabes que estaba bebiendo?
-- No fuiste el único que se entretuvo mirando a alguien desde el segundo piso – bromeó el chico – Ni eres el único que necesitaba el aire después de sudar demasiado.
-- En mi defensa – bufó Seungcheol rodando los ojos – Bailas bien y eras el único que no hacía movimientos de pulpo con energía.
-- Lo tomaré como un cumplido.
La sonrisa floreció en su rostro sin poder evitarlo. Apenas habían intercambiado palabras pero la sensación de comodidad no desapareció ni por un segundo.¿Podría alguien forjarse una opinión apresurada de otra persona apenas conocerse? No lo sabía pero, el hombre a su lado si que estaba dejando una huella pequeña en su pecho que sería difícil de quitar. El resto del trayecto fue en silencio bastante cómodo para lo poco que se conocían.
Parqueó en la entrada de una casa bastante grande para su propia opinión. Las luces estaban encendidas en su totalidad y un señor de aspecto serio esperaba fuera.
-- Bueno, esta es mi parada. -- el chico se desabrochó el cinturón y suspirando le dió una mirada – Eres más guapo cuando estás bajo las luces.
-- Atribuiré a mente alcoholizada – se burló Seungcheol – También lo tomaré como un cumplido, querido.
El hombre se carcajeó ante el divertido por el intercambio.
-- Por más que me guste hablar contigo tengo que irme – se disculpó el chico tomando su mano – Gracias por traerme sano y salvo a casa.
-- Ha sido un honor traerte – le sonrió de vuelta instándolo a salir del auto.
Abrió la puerta con lentitud meditando algo que no hizo. El hombre salió del auto dirigiendose a la entrada de su casa. Seungcheol esperó a que entrase para continuar su camino y regresar por Mingyu. Le había gustado esa sonrisa y esa calidez en la mirada empañada. Quizás si se hubieran conocido sin el alcohol en el medio las cosas hubieran sido diferentes sin dudas pero, él era un caballero y jamás se aprovecharía de alguien.
El coco se quedó en el coche de Mingyu por un buen rato recordándole al hombre que había conocido. Palmeó su cabeza al darse cuenta de que no había preguntado su nombre ni de casualidad. Chasqueó la lengua golpeandose mentalmente por aquel desliz mas sonrió al saber que existía la posibilidad de encontrarse nuevamente y esta vez actuaría en consecuencia.
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Querencia IV: Us Again (Jeongcheol)
Romance"La sensación más hermosa de mi juventud fue cuando mis ojos ilusionados encontraron sorprendidos la mirada oscura más hermosa que hubiese visto. Si sientes mariposas en el estómago, los nervios a flor de piel que no logras ocultar y aunque te esfue...