El otoño golpeó sus puertas como un invitado más. Las hojas de los árboles comenzaron una transición suave hacia el marrón amarillento característica de la estación. A Seungcheol esta era la estación que más le gustaba desde que era pequeño. Sentía que esa transición natural era digna de ver, de sentir, de respirar y de admirar. ¡Cuánto extrañaba la lluvia fresca en su patio y las noches de leer algún libro escuchando ese sonido! Admitía que no siempre le gustaria vivir en otoño pero, la antecesora del invierno brindaba esa comodidad hogareña que pocas veces se podía vivir al ciento por ciento.
Aquella tarde aprovechó de que las nubes de tormenta amenazaban con reavivar el sentimiento otoñal y revisó algunas de sus finanzas personales. Su exposición de regreso había sido tan exitosa que, en el último par de días, había recibido más de cien propuestas para una nueva exposición. Las estaba valorando todas de forma positiva y, gracias a que tenía un plazo de seis meses antes de enviarlas, podía recorrer al menos dos ciudades más. El negocio fotográfico al igual que el artístico, tenía ciertas comodidades para los compradores y los artistas mientras que se respetaran las estipulaciones pues la belleza de estas fotografías lograban un matiz único en las paredes altas de los ricos. Y a los ricos londinenses les encantaba presumir.
La fina llovizna golpeó su ventana desviando su atención hacia ella. Las gotas caían sin fín y, algunas se deslizaban por todo el cristal haciendo un camino sigiloso hacia la cornisa de la ventana.
Dirigió sus pasos hacia la cocina en busca de una bebida caliente para la ocasión. Tomó una de las grandes bolsas que Mingyu le había regalado en su cumpleaños y calentó el agua en la tetera nueva que su madre le había dejado antes de irse a Corea con su padre. Esperó pacientemente a que todo estuviera listo mientras revisaba las redes sociales y, sus mensjaes privados. Una sonrisa bailó en su rostro al percatarse que un par de ojitos le espiaban en una nueva conversación de un número al que no sabía como saludar. El cabello rubio y la sonrisa tan brillante cubrían la foto de perfil y, una ansiedad temerosa surgió en su cuerpo.
¿Podía escribirle?
Mingyu le había dicho que él estaba pasando por un divorcio complicado y por ello le había regalado la pintura que tanto admiraba pero, no deseaba interferir en su vida si no era el momento para ello. Negó alejando los pensamientos negativos y escribió un cálido "Hola" que le costó completar por el temblor de sus dedos nerviosos.
Vertió el agua caliente en la taza cuando la tetera pitó y revolvió el líquido marrón para que el sabor se concentrase. Agregó un poco de miel y un chorro pequeño de leche suavizando el fuerte sabor. Teléfino en mano y té en la otra caminó hacia la sala dejandose caer en el sofá frente al ventanal. Mentiría si dijera que no miró varias veces esperando por una respuesta que no tardó en llegar. Nunca le había dado tanto pavor ver el escribiendo antes de eso. El rubio le devolvió el saludo y preguntó como estaba felicitandolo además por el éxito rotundo de su exposición.
Se sumergieron en un intercambio de mensajes que duró un buen rato. Acunado por la lluvia, Seungcheol se permitió imaginar como sería conversar con él en un cómodo ambiente como el de su casa. Le picaba la curiosidad por saber si al igual que él Jeonghan gustaba del sonido de la lluvia fuera de la ventana; si bebía té en las tardes evitando la cafeína porque si no el sueño se le escaparía de las manos; si le gustaba caminar descalzo en la arena de la playa o la odiaba como la mayoría de las personas. Tenía tantas preguntas rodando en su cabeza que empezaba a preocuparse.
¿Te gustaría tomar un café a finales de esta semana? Tengo un amigo que abrió su propio negocio y me gustaría visitarlo disfrutando de una buena compañía. Te enviaré la dirección por si decides aparecer.
Tragó saliva ante la invitación pero, aceptó inmediatamente sin pensarlo dos veces. Aquella emoción ansiosa fue reemplazada por una excitación burbujeante cuando la palabra cita brilló en bombillas blancas.
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Querencia IV: Us Again (Jeongcheol)
Romansa"La sensación más hermosa de mi juventud fue cuando mis ojos ilusionados encontraron sorprendidos la mirada oscura más hermosa que hubiese visto. Si sientes mariposas en el estómago, los nervios a flor de piel que no logras ocultar y aunque te esfue...