Capítulo 8

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Las tintineantes campanas sonaron por el pasillo del salón. Dentro del lugar doscientos cincuenta invitados esperaban con cierta tensión que la protagonista del lugar hiciera acto de aparición. Las mesas habían sido decoradas con arreglos florales escogidos directamente por la novia y su suegra mientras que las guindas y enredaderas naturales fueron elegidos por el novio y la madre de la novia. Sehyeon siempre había deseado una boda convencional, pequeña y sencilla con pocos invitados que satisfacieran la curiosidad de su madre de presentarlo a la alta sociedad en la que se codeaba pero lo suficiente íntima para su salud mental.

Sin embargo, fue conocer a Minyoung y todos sus antiguos planes salieron por la ventana de la habitación más cercana.

Jung Sehyeon se enamoró de Kim Minyoung y fue todo lo que necesitó para tirar la casa por la ventana y darle a su novia la boda de blanco que se merecía.

Mingyu, el hermano de la novia y hermano honorario del novio, vestía de blanco siendo el padrino de esta mientras que Minyeong había recurrido a su mejor amigo y organizador de boda para su apadrinamiento. A diferencia de lo que muchos pensaban, ella consideraba que Jeonghan le traería tanta suerte como sus consejos sabios la guiaron alguna vez en momentos de desesperación.

Dos días antes de la boda, Jeonghan había sido notificado de que sería el "dama de honor" de su mejor amiga opacando quizás a otras chicas que llevaban siendo sus amigas por años. Él aceptó el honor con lágrimas en los ojos prometiendo decir el mejor discurso del mundo solo para ponerla a ella en el pedestal que merecía. Así que, le había tocado buscar un traje negro de tres piezas. Los suyos eran demasiado...profesionales y, aún cuando él era el organizador del evento, ocuparía un importante lugar al lado de la novia.

-- ¿Qué crees de este?

Preguntó ajustando el caro traje de color negro con el saco azul. El hombre sentado en la sala de espera le miró con lentitud. Los zapatos de vestir negros de suela cuadrada le sentaban fenomenal asegurando a la vez su comodidad, el pantalón de traje abrazaba sus piernas y muslos como una segunda piel perfecta, la camisa blanca dejaba el primer botón suelto mostrando algo de piel pero no demasiado mientras que el saco azul contrastaba todo lo bueno que veía. El cabello rubio estaba sujetado en una coleta alta medio despeinada que acentuaba sus rasgos andróginos pero, le hacía más masculino al mismo tiempo. Era como si aquel traje de tres piezas fuese hecho a medida para él.

-- ¿Por qué azul? -- cuestionó el pelinegro observandole fijamente – Te ves...

-- ¿Me veo..? -- alentó esperando palabras de elogios o críticas pero de aquella boca rosa no salía una palabra -- ¡Vamos, Cheollie! Un elogio no puede matarte.

Cheollie. El apodo se había deslizado de la boca de Jeonghan en una mañana de viernes mientras desayunaban en el jardín trasero de su casa y más nunca había regresado a su caja fuerte dentro de su mente.

-- Te ves como el autor de miles de muertes en la boda de Minyeong – bufó el pelinegro rodando los ojos ante el sonido inconforme del rubio – Que te ves sexy, joder.

-- ¿Ves como si puedes, Cheollie? -- bromeó el rubio con un tierno rosado en sus mejillas ante el halago. Sabía que se veía bien, mejor que nunca de hecho pero, que Seungcheol le dijera que se veía sexy era otro nivel de coquetería para el que no estaba preparado.

-- ¿Serás el algo azul por casualidad?

Jeonghan asintió ante la pregunta confirmando las sospechas del pelinegro. Ocurría en algunas bodas en las que las novias elegían en vez de la típica pieza de joyería, a una persona que transmitiese el sentimiento para que fuese su azul. Minyeong le había elegido por representar para ella el amor, la fé por un matrimonio feliz, la pureza y la modestia. Seungcheol creía que también era la manera de ella para mostrarle su agradecimiento por estar ahí durante todos esos años.

Querencia IV: Us Again (Jeongcheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora