Estaba fuera de la cabaña, completamente empapado por la lluvia, con el cuerpo tenso y la mente atrapada en los eventos del día. Los recuerdos de aquella rubia inundaban mis pensamientos como si cada gota que caía sobre mí los avivara más. Mi corazón latía a un ritmo frenético y una parte de mí sabía que lo que sentía por Pacífica era un amor contra natural, un amor que acabaría por destruirme.
Desde el momento en que volví a verla, había intentado por todos los medios olvidarme de ella, pero cuanto más lo intentaba, más me consumía ese sentimiento. Ella se había vuelto el centro de mis emociones, algo que ni siquiera había querido admitir hasta ahora—Bonita puerta, ¿vas a seguir admirándola mucho más u optarás por pasar?— escuché la voz calmada y firme de el tío Ford a mi espalda
Me había pillado sumido en mis pensamientos y su comentario me hizo sonreír levemente mientras abría la puerta de la cabaña
—Solo.. estaba mentalizándome para lo que me espera— bromeé caminando hacía el interior del lugar
Entré seguido de Ford y como esperaba, Mabel y el tío Stan no tardaron en burlarse de mí al verme empapado; fingí que no me importaba pero mi mente seguía en otro lugar. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido hoy con Pacífica, en lo mucho que me dolía no ser yo quien estuviera a su lado
2 meses después
Las cosas no habían mejorado, más bien habían empeorado. La boda de Pacífica estaba a la vuelta de la esquina y aunque había tratado de mantenerme alejado, el dolor era insoportable, no podía dejar de pensar en ella, en lo que podría haber sido si las circunstancias hubieran sido diferentes. Estaba enamorado de ella, y cada día que pasaba sin poder hacer nada para evitar su matrimonio con ese idiota de Felipe, sentía que una parte de mí se desmoronaba, pero sabía cómo ocultarlo y hacer como si no me pasara nada.
Una noche, el tío Stan me llevó a un bar; él se distrajo rápidamente apostando con viejos ricos dejándome solo con mis pensamientos, y una copa de vino en la mano. No pude evitarlo; mis emociones me superaron y antes de darme cuenta, había bebido más de lo que debía. Mi mente volvía una y otra vez a Pacífica, a lo mucho que la quería y a lo poco que podía hacer al respecto.
Salí del lugar y respire profundo para congelar mi corazón que cada vez se hacía más débil, volví a girar sobre mis talones para caminar, estaba demasiado ido como para pensar en otra cosa que no fuera Pacífica casándose con tal patán; mi dolor era tan agudo y taladrante en mi pecho, un tipo de dolor que nadie debía ser capaz de soportar sin derrumbarse, justo como yo lo hacía ahora. No sabía en qué momento el sabor del vino me había gustado, pero ya me encontraba bastante mareado como para recordar cuantas copas había bebidoCandy de casualidad pasaba por ahí y me encontró en ese estado, se ofreció a llevarme a su casa que estaba cerca y no supe porqué no me negué, estaba siendo tan egoísta, pues yo no era ningún tonto, conocía bastante bien sus sentimientos hacia mí pero ahora de verdad que necesitaba de alguien que me escuchara.
En su departamento, me llevó al sofá y yo borracho y deshecho, dejé que las lágrimas fluyeran—Pacífica.. ella.. pronto se casará— hablé como un niño desconsolado, incluso antes de que ella pudiera decir algo la abracé escondiendo mi rostro en su cuello
Candy me abrazó acariciando mi espalda intentando consolarme, aunque sabía que aquello también la estaba lastimando, el verme llorar por otra mujer. Se quedó en silencio, sin decir nada, porque no había palabras que pudieran aliviar lo que sentía.
Después de un largo rato, ella se levantó para poder ir por algo que yo necesitaba en ese momento, una fuente de desahogo. Saco una botella de vino tinto y se acercó con dos copas; ella no sabía que decirme en aquella situación, pero quería demostrarme que siempre estaría para mí lo cual agradecí.
Abrió la botella y sirvió una copa, sin embargo, antes de que me sirviera agarre la botella para empinarla sobre mis labios, di largos tragos y Candy solo me sonrió de forma comprensiva bebiendo la copa que había quedado en su mano~Pov Candy:
No sabía de que manera apoyarlo, era evidente que Pacífica no dejaría a su prometido, Dipper ni siquiera era una opción real en la vida de alguien como Pacífica Noroeste. Lo peor de todo era que él parecía atrapado en una fantasía que solo le traería dolor.
Nos sentamos en silencio, sin decir una palabra, estuve con la misma copa un largo rato en lo que él se acababa el resto de la botella, hasta que escuché el golpe seco del cristal de la botella contra la alfombra, me sorprendió que no se rompiera
—¿Qué sucede, Dipper?— pregunté con cautela, mi preocupación creía al verlo tan abatido. Temia que se estuviera enfermando o peor aún, que terminara con una intoxicación por el alcohol que estaba consumiendo sin control
Nunca lo había visto tan vulnerable, me debatía internamente sobre si debería escribirle a Mabel y contarle del estado de Dipper, pero lo conocía tan bien que ni le gustaría preocupar a su hermana, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados mientras se destruía así mismo, de repente, dijo algo que me dejó helada
—Cuando ella se case... tú y yo— su voz se apagó por un momento, como si estuviera buscando el coraje para continuar— Tú y yo nos casaremos, pero.. prométeme que usarás el arma borramemorias contra mí después
Mi corazón se detuvo por un segundo.
—Dipper..— respondí, incapaz de procesar lo que acababa de decir. La seriedad en su tono me dejó sin palabras
—Sé que la tienes Candy, la caja roja que estaba bajo mi cama.. No estoy enfadado pero por favor, prométeme que la usarás— suplicó, su voz quebrada como si estuviera entregándome su alma en ese mismo momento
Él no la quería olvidar, pero estaba dispuesto a forzarse a hacerlo si eso significaba liberarse del dolor insoportable que sentía.
Me quedé completamente en silencio, atrapada en el torbellino de emociones que sus palabras provocaban en mi. Parte de lo que me decía era lo que más había deseado en secreto, casarme con él, tenerlo solo para mí. Pero, al mismo tiempo sabía que lo que Dipper estaba pidiendo era cruel, tanto para él como para mí, porque aunque pudiera olvidarla con el uso de la máquina, en el fondo de su subconsciente, seguirá amando a PacíficaVivir con ese conocimiento sería una tortura para mí, sin embargo, él estaba borracho y probablemente no recordaría nada al día siguiente, lo conocía lo suficiente para saber que en su interior, no era tan cobarde como para huir de sus sentimientos de esa manera. Aún así, asentí, sabiendo que era lo único que podía hacer en ese momento. De repente, él se acercó más a mí, mi corazón comenzó a latir desbocado, como si hubiera corrido una maratón; el nerviosismo se apoderó de mí y apreté el cojín que tenía en las piernas con ambas manos, intentando controlar el temblor que sentía en todo mi cuerpo. Su respiración se acercaba cada vez más, tan cerca que me vi obligada a cerrar los ojos
—Eres todo para mí.. Pacífica— susurró, y entonces sus labios se unieron a los míos
Sentí como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas al escuchar esas palabras, no pude evitarlo, sabía que en su mente él creía estar besando a la mujer que amaba, no a mí. Y aunque ese beso era algo que había anhelado por tanto tiempo, no podía aceptarlo, mis lágrimas cayeron lentamente mezclándose con el silencio de la habitación. Finalmente, Dipper se desplomó completamente dormido sobre mi regazo; me quedé allí en silencio con los ojos cerrados durante unos segundos más intentando contener el dolor que me invadía. Cuando los abrí, mis ojos estaban rojos y húmedos pero no dije nada, no había lugar para reproches, suspiré profundamente, resignada
Por un breve instante, pensé en sacar el arma de la caja y cumplir con lo que él me había pedido, pero sabía que debía dejar que él mismo luchara contra sus sentimientos, al menos hasta que Pacífica pronunciará el "sí" en el altar. Hasta ese momento, seguiría aferrándose a la esperanza
—Descansa..— susurré suavemente, levantándome con cuidado para acomodarlo mejor en el sillón. Le quité los zapatos y busqué una manta para cubrirlo, luego me retiré a mi habitación, aunque sabía que me sería imposible dormir
Dipper me había besado por primera vez.. aunque lo hubiera hecho creyendo que yo era otra persona. Me quedé tumbada en la cama mirando el techo, intentando procesar lo ocurrido; sabía que cuando despertara, él no recordaría nada de lo que había pasado. Y quizás era mejor así.
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𝔻𝕒𝕞𝕟 𝕄𝕖𝕞𝕠𝕣𝕪 ᯓ Dipcifica
FanfictionY vivieron felices para... ¿No? Una serie de choques casuales y algunos no tan casuales, causará que entre ellos pueda surgir algo, o quizás no.