La noche era fría, y el aire pesado le recordó a Pacífica todos esos momentos que había compartido con Dipper. Las palabras de su última carta todavía resonaban en su mente, como si el papel mismo susurrara los recuerdos de un amor que alguna vez había sentido tan seguro. De pie frente a la caja, miró el collar de amatista que él le había regalado. Aquel pequeño colgante había sido símbolo de el amor que él alguna vez le tuvo, pero ahora Dipper ya no era suyo, nunca fue suyo.
Había intentado seguir adelante, pero algo la había arrastrado a este momento, a esta decisión; Candy debía tener ese collar, después de todo, el amor que alguna vez había sido suyo ya no le pertenecíaCon un suspiro profundo, guardó el collar en una pequeña caja para meterlo en una bolsa y salió a la calle. Sus pasos eran lentos, cada uno acompañado de un dolor que trataba de esconder. Llegó a la cafetería donde Candy la esperaba, y la vio sentada junto a la ventana, jugueteando distraída con su taza de café, Candy levantó la vista y sonrió suavemente
—Pensé que no vendrías
—No estaba segura.. Pero creo que esto debe ser tuyo— Pacífica le entregó la caja, sintiendo el vacío inmediato que dejó en sus manos
Candy la tomó, y al abrirla sus dedos temblaron al tocar el frío metal de la amatista. Sin previo aviso, sus ojos se llenaron de lágrimas. La rubia desconcertada, no pudo entender porqué estaba llorando, pero tan solo pensó en que estaba agradecida, o que sabía el significado
—Pacífica hay algo que debo decirte.. Dipper nunca dejó de amarte— susurró Candy, y cada palabra fue como una piedra cayendo en el pecho de la rubia— Cuando él tuvo el accidente, y yo le conté todo lo que había pasado y le confesé mis sentimientos, Dipper recordó todo, cada momento que vivieron, lo que pasó el día de tu boda, cuando intentaste hacer que te recordara en el cine, todo. Solo que en el hospital, cuando te vio, él aún estaba muy dolido.. ahora Dipper en el tiempo que pasó arregló sus pensamientos y sentimientos
Siguió hablando notando lo pálida que estaba la rubia escuchándola atónita, sin poder creer lo que le decía. En ese momento las lágrimas que retenía escaparon, no entendía que estaba pasando en ese momento, hacía tiempo que no veía a Dipper y ahora.. ¿Realmente nunca la dejó de amar?
—Está historia debe terminar— continuó— Debes ir con él Pacífica, él aún te ama, deben estar juntos, han pasado por mucho, ustedes se aman demasiado— Candy le acarició el brazo y aunque Pacífica intentó hablar, las palabras no salían, no había necesidad, Candy lo entendía
—¿En la cabaña?— preguntó la rubia, su voz apenas un susurro
—No... Es en el lugar donde te encontró.. aquella vez
Antes de que Pacífica se fue, Candy se levantó de su asiento y la detuvo, devolviéndole el collar que ella le había entregado minutos antes. Ella lo miró sintiendo como los recuerdos la invadían, pero lo tomó, y cerró su mano alrededor de él con fuerza. Luego abrazó a Candy agradecida y con el corazón palpitante, antes de salir corriendo de la cafetería.
Corrió sin parar, con el collar apretando su puño como si este la guiara hacia su destino, sus pies apenas tocaban el suelo, sin detenerse, sin importar el frío, el cansancio o las lágrimas que amenazaban con nublarle la vista, con el corazón latiendo tan fuerte que sentía que se le iba a salir del pecho. Nada importaba porque después de todo este tiempo, por fin iba a verlo, sabía a donde debía ir.
Llego a la esquina del cine, el lugar donde él solía ir cuando quería despejar su mente y olvidarse de todo y de todos. Al doblar la esquina, corrió hasta la entrada del cine, sus pasos frenaron de golpe; allí justo a unos metros de distancia, estaba él
Pacífica sintió que el mundo entero se paralizaba, el ruido de la calle, la gente, los autos, todo se desvaneció en un segundo. Lo único que existía era Dipper, que al igual que ella estaba agitado por haber corrido, con los ojos fijos en su rostro y la misma expresión de sorpresa que ella tenía. Por un instante, dudo si todo era real, si no estaba soñando, pero al ver la sonrisa de Dipper, una mezcla de alivio y felicidad recorrieron su cuerpo, sus dudas desaparecieron.
Los ojos de ambos se llenaron de lágrimas, y corrió esos últimos metros que los separaban y Dipper hizo lo mismo; cuando finalmente estuvieron frente a frente, ella apenas alcanzó a detenerse antes de lanzarse a sus brazosÉl la recibió con un abrazo tan fuerte que casi la levantó del suelo. Pacífica cerró sus ojos sintiendo el calor de su cuerpo, sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas, apretó el collar en su mano y sintió que por fin, todo volvía a tener sentido
—No tienes idea de cuánto te he extrañado, Dipper— susurró ella con la voz rota, sus palabras apenas audibles entre sus sollozos
Él la sostuvo con más fuerza, hundiendo su rostro en su cabello rubio, como si no quisiera soltarla nunca.
—Pacífica, nunca debí haberte tratado como lo hice, pero tenía que mejorar y sanar para ser el hombre que realmente tú mereces
Y en ese abrazo, ambos supieron que después de todo, estaba exactamente donde siempre debieron estar: juntos
[...]
Cuando se separaron, no se soltaron las manos, Dipper bajó la vista y se dio cuenta de que ella sostenía el collar que él le había regalado hace tiempo. Lo miró un momento, y luego sin decir nada, le hizo una señal suave con la mano para que se diera la vuelta, tomó el collar con las manos temblorosas y lo colocó alrededor de su cuello, sus dedos rozaron la piel de la rubia al abrocharlo con cuidado, y ella sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. Pacífica cerró los ojos y tocó el colgante con una mano, para ella, ese collar simboliza todo lo que habían vivido, el amor que había sobrevivido contra todos los problemas
Después, él le tomó la mano y juntos entraron al cine, Dipper compró dos entradas y al estar en la sala, se sentaron juntos viendo como poco a poco las personas llegaban y la sala se llenaba. Pacífica apoyó la cabeza en su hombro, mientras él pasaba un brazo por sus hombros; estaban en silencio, pero en ese silencio, sus corazones hablaban más fuerte que cualquier palabra
—Te amo, Dipper— susurró ella
—Y yo a ti, más que a nada
Las luces se apagaron, dejando su historia en sombras, pero en el silencio ambos supieron que, de alguna forma el amor que compartían jamás los abandonaría. Y mientras el mundo a su alrededor volvía a desvanecerse, él la apretó más fuerte, como si eso fuera suficiente para vencer el tiempo, al final de todo, aquel amor pudo derrotar al olvido
Fin.
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𝔻𝕒𝕞𝕟 𝕄𝕖𝕞𝕠𝕣𝕪 ᯓ Dipcifica
FanfictionY vivieron felices para... ¿No? Una serie de choques casuales y algunos no tan casuales, causará que entre ellos pueda surgir algo, o quizás no.