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————“Tomioka, ¿cómo ha ido tu día?”— pregunto Sanemi, tomando un sorbo de su taza de te.
Ambos se encontraban sentados dentro de la finca, frente a la puerta abierta que daba al patio, mientras en el medio de ellos se encontraba una bandeja con té verde y unos dulces japoneses.
Tomioka, a la mención de su nombre, volteo suavemente para mirar a Sanemi, sosteniendo su taza entre ambas manos. Giyuū sostuvo su mirada momentáneamente con la de Sanemi en un intento de desifrar si el contrario estaba genuinamente interesado en oírlo o si tan solo era por compromiso. Al cabo de unos segundos, aparto la mirada.—“Bien... Me ha ido bien.”— mascullo despacio, casi inaudible. Preocupándose por sus palabras, por sus gestos y por su tono, ya que Tomioka no deseaba irritar a Shinazugawa y generar una disputa, a la vez que no deseaba aburrirlo con cosas irrelevantes sobre su día, no es como que Giyuū creyera que sus niños eran irrelevantes pero si creia que Sanemi se aburriría.
Sanemi bufo con molestia, rodando sus ojos en un gesto de irritación a la vez que dejó su taza en la bandeja con fuerza, exaltando a Giyuū. Rápidamente, Sanemi se recompuso y tomo aire, exhalando como si fuera un buffido más. Una vez que logro calmarse, y se reprimió mentalmente, decidido volver a intentar.—“Tu carta decia que fuiste a tu finca, ¿Olvidaste algo?”— pregunto con cuidado, cruzándose de brazos y dirigiendo su mirada hacia el patio. Sanemi aún se sentía algo avergonzado por haber descubierto lo cuidadoso que era Tomioka, y siendo los nuevos árboles prueba de ello, a la ve, que también se sentía avergonzado por haber actuado de forma impaciente con el, a pesar de haberse prometido a si mismo no serlo.
Se había prometido no ser como su padre, no ser irrespetuoso, mal agradecido y violento con quién sería su futuro esposó. Sanemi están seguro de si mismo, de el hecho de que haría lo mejor para ambos, así por lo menos Tomioka no sufriría aún más en el matrimonio, o eso cree él.El mencionado, por otro lado, se había preocupado por la repentina acción de Sanemi, creyendo que había sido su culpa y que debió haber contestado mejor. En cuanto oyó la pregunta del pilar, se tranquilizó por un momento, respirando hondo con la esperanza de que aquello calmara su pulso acelerado.
Con calma, dejo su taza de te en la bandeja y puso sus manos sobre sus piernas, apretando levemente la tela de sus Hakamas*. — “No. No realmente,”— 'Solo seis niños' quiso decir Giyuū, pero tan solo se limito a contestar otra cosa. —“necesitaba ir una vez más... antes de la boda.”— No era completamente verdad, pero tampoco era completamente mentira. Quería ver a sus hijos cuántas veces sean posibles antes de estar condenado a no tener más excusas.
Tomioka se había resignado a qué en algún momento debían hablar sobre los niños que tenía bajo su cuidado, más que nada si a Sanemi le caían mal todos sus hijos. Aún así, Tomioka trato de ignorar el dolor punzante en su pecho al pensar que podría llegar a ser incapaz de visitarlos semanalmente.
No podía evitar pensar en que los podría perder, permanentemente, debido al trabajo que llevaban. A lo largo de los años, Giyuū comenzó a creer que estaba maldito, ya que todos sus conocidos, eventualmente, morían de alguna forma u otra. Se sentía condenado y sentía que condenaba, por lo que había dejado a su maestro atrás para ahorrarle ese mismo destino.
Cuando sus niños llegaron, él había tenido que permitirse querer una vez más por el bien de los más jóvenes, ya que ellos lo necesitaban tanto como el los necesitaba a ellos.Sanemi volvió a mirar a Tomioka, encantado con la vista que tenía de él. Podía ver su rostro pálido siendo alumbrado por el sol, lo cual generaba una pequeña reacción de irritación en su piel y lograba tonalidades rosadas en sus mejillas y parte de la nariz. Sus ojos brillaban suavemente, como si recordara algo o alguien importante, mientras que su cabello aún seguía algo desordenado y su rostro mantenía pequeñas huellas de tierra que habían sido mal lavadas.
Con un suspiro, entendió el porqué Tomioka quería volver a su finca antes de estar indiscutiblemente condenado a vivir bajo su mismo techo. Incluso él extrañaría su propia finca, aunque no se sintiera como un hogar. No desde que Genya había dejado la finca del viento sin una palabra sobre las razones y volviendo casualmente para meterse en su propia habitación. Sanemi no era estúpido, había notado como las cosas de Genya iban lentamente desapareciendo hasta que no había quedado nada, tan solo un futón doblado y guardado en el armario, junto al resto perfectamente limpio. Su orgullo no le había permitido ir tras su hermanito y preguntarle a dónde se estaba yendo, por lo que confiaba en que Himejima le diría si surgía algún problema.
Sanemi entonces decidio hablar, intentando cuidar sus palabras. —“Entiendo... Se que es difícil toda esta mierda.” — pauso, viendo cómo Giyuū asentía ante sus palabras, lo cual le saco una pequeña sonrisa satisfecha, y volvio a hablar. —“No soy bueno con estás cursilerías de mierda y las palabras estúpidas, pero hay que intentarlo... Por el bien de la corporación y de ambos.”— Dejo salir un suspiro.
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婚約|SaneGiyuu.¹
Fanfiction婚約ーkon'yaku "Compromiso." ★|Shinazugawa y Tomioka fueron citados por el patrón. Ambos debían, de ahora en adelante, ser esposos. - Primera entrega del universo alternativo no canonico de la autoría de;...