Capítulo 1. Henry Hunter.

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La celda es fría y oscura, un reflejo de la desesperación que siento en mi corazón. Las paredes de concreto parecen cerrarse sobre mí, y el eco de mis propios pensamientos es ensordecedor.
Me trajeron aquí por desobedecer la ley, pero en este momento, la única ley que me importa es la del amor que siento por Jenna. Cada vez que cierro los ojos, veo su rostro. Su sonrisa, que siempre ha sido mi faro en los momentos más oscuros, ahora es mi única esperanza.

Recuerdo cómo sus ojos brillaban cuando hablábamos de nuestro futuro juntos, de la familia que íbamos a formar. Ahora, ese futuro parece tan lejano, casi inalcanzable, pero no puedo dejar de aferrarme a él.
El sonido de las llaves y los pasos de los guardias me sacan de mis pensamientos, pero solo por un momento. Mi mente vuelve a ella, a Jenna, a la mujer que adoro con cada fibra de mi ser. Me pregunto cómo estará, si estará cuidándose bien, si estará pensando en mí tanto como yo pienso en ella. La idea de que esté sufriendo por mi culpa es insoportable.

Recuerdo la última vez que la vi, cómo me abrazó con fuerza, como si supiera que ese momento tendría que sostenernos durante mucho tiempo. Su voz, suave y llena de amor, me susurró que todo estaría bien, que encontraríamos una manera de estar juntos de nuevo. Esa promesa es lo que me mantiene en pie, lo que me da fuerzas para enfrentar cada día en este lugar.

El tiempo aquí pasa de manera extraña. Los días se mezclan con las noches, y las horas parecen eternas. Pero en medio de esta monotonía, mi amor por Jenna se mantiene constante, inquebrantable. Pienso en nuestro hijo Will, en cómo está, en cómo quiero estar allí para verlo, ¿dios por qué me nos ha sucedido esto?.

Cada carta que le escribo debe ser un tesoro para ella, pero.. ¿por qué no recibo sus respuestas?. ¿Las leerá?, porque yo he memorizando cada palabra que he escrito en ellas, cada expresión de amor y esperanza.

"Jenna, ¿Qué pasa gatita? ¿Por qué no has venido a verme?. No sabes cuánto deseo verte entrar por esa puerta, tenerte frente a mi, ver tus ojos, tu hermoso rostro linda."

Deseo escuchar tus palabras, que son mi refugio, mi escape de esta realidad cruel. Me aferro a la promesa de que algún día, de alguna manera, estaremos juntos de nuevo, fue nuestro pacto pequeña, antes de que te sacaran de ese auto, antes de que me alejaran de ti. Mientras tanto, sigo luchando.

Lucho por mantener la esperanza, por no dejar que la oscuridad de este lugar apague la luz que Jenna ha encendido en mi vida. Sé que ella está haciendo lo mismo, que está siendo fuerte por los dos. Y eso, más que cualquier otra cosa, me da la fuerza para seguir adelante.

En esta celda, rodeado de sombras y silencio, mi amor por Jenna es mi única verdad. Es lo que me mantiene humano, lo que me recuerda que, a pesar de todo, hay algo hermoso y puro esperando por mí fuera de estas paredes.

Y por eso, seguiré peleando, seguiré esperando, porque sé que nuestro amor es más fuerte que cualquier obstáculo, más fuerte que cualquier prisión.

El sonido de las llaves girando en la cerradura me saca de mis pensamientos una vez más. La puerta de la celda se abre y un policía entra, su expresión es seria y su mirada fija en mí.

— Señor Henry, he ido a ver a los últimos familiares de los presos —dice con voz firme—. Ninguno de ellos es Jenna Nattxon.

Mi corazón se detiene por un momento. No puede ser. Jenna vendría incluso si alguien se lo prohibiera, se que ella estaría aquí para mí. Niego con la cabeza, sintiendo cómo la ira comienza a hervir en mi interior.

—No te creo —respondo, mi voz temblando de frustración—. Jenna estaría aquí. Ella nunca me dejaría solo en un momento como este.— El policía suspira, como si ya hubiera anticipado mi reacción.

"EL VEREDICTO DEL DESTINO" [2] 🐈 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora