Metanoia

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[Pov's Kai]

—Excelente. Muchas gracias— Agradecí a la chica que me mostró un tercer departamento en esta semana

—Espero que te decidas por esta buena opción. Por lo que me dijiste llevas ya tiempo buscando un sitio para ti—

—Un par de meses, estoy buscando el indicado— Respondí normal. La chica tenía ya un rato tratando de coquetear; seguro esperaba que yo diera el primer paso. Ni en sus sueños —Ten un buen día—

Ella solo me sonrió y me fui. Suspire antes de ponerme el casco estando ya sobre mi motocicleta, estaba cansada de no encontrar un lugar que me dejara satisfecha. No pedía mucho, solo algo acogedor y que sea solo mío.

Vi en mi móvil otras opciones que tenía en mente, iría a ver una más antes de irme a casa para la cena. Estaba decidiendo entre dos que había visto en internet anteriormente cuando mi estrés empeoró; la pantalla se iluminó con un nombre. "Sam". Últimamente, muchas cosas me han recordado que tengo un hermano, y él nunca me llama, así que no entiendo porqué hacerlo ahora. Igual no había ya nada que perder

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—Procura ser rápido, no tengo mucho tiempo— Dije en cuanto tomé la llamada

—Ya, había olvidado tus tiernos saludos— Habló riendo

—¿Que quieres Sam?—

—¿Acaso no puedo saludar a mi hermana menor?—

—No—

—Lo sé, me lo has dejado claro—

—¿Entonces para qué me llamas?—

—Bueno, tengo algo que hablar contigo—

—¿Ahora?—

—Cuanto antes mejor— Suspiré y vi la hora de nuevo. No puedo creer que vaya a cambiar mis planes por este idiota

—Dame diez minutos para llegar a casa y te regreso la llamada—

—¿Cómo sé que es enserió?—

—¿Quieres hablar o no?—

—Por supuesto—

—Bien, entonces te regreso la llamada en diez minutos—

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Sin esperar respuesta, termine con la llamada. De malhumor encendí la moto y me fui directo a casa. A pesar de saber que mi hermano es un gran pedazo de idiota, hacía cosas buenas por él en ocasiones.

Suspiré cuando me detuve en un semáforo. En la espera de la luz verde mi cerebro empezó a trabajar más y a traer recuerdos a mi mente. Cada detalle del pasado se sentía tan fresco aún, a pesar de haber pasado hace ya más de diez años.

Perdí a mi papá, un puto infierno. Mi mamá entró en depresión, un maldito martirio. Y mi hermano se fue en el peor momento, mi perdición.