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[Pov's Sadie]

Aunque me duela ver mal a Kai, me alegra muchísimo tenerla en casa. A estado conmigo toda esta semana y dejando de lado sus problemas, pasar tiempo juntas es de lo mejor.

Su mamá me llama todos los días para saber su estado, y a mejorado poco, ya no se la vive llorando. Sus ánimos no son los mejores y comer es un debate constante entre nosotras, aun así, la hago comer aunque sea un poco .

Me cuesta mucho verla así muy seguido, sé que las malas emociones son temporales, pero esta vez para Kai está siendo todo eterno. A veces no sé que hacer para ayudarla, trato muchas cosas pero mis ideas se están haciendo escasas; siento que mis métodos de ayuda son innecesarias, eso me hace sentir tan impotente.

Suspiré recordando donde estaba. Connor es un fotógrafo importante con el que he estado trabajando mucho esta semana, es verdad que mi mente no se concentra mucho por pensar que he dejado a Kai sola, pero mi cuerpo hace todo el trabajo y agradezco demasiado que a Connor le esté gustando todos los resultados.

La asistente de aquel fotógrafo importante se ofreció a llevarme a casa y lo agradezco demasiado, llegué y rápidamente me dirigí a mi departamento. Pensé que vería a la castaña en mi habitación como siempre, pero no, me sorprendió verla en la sala. Bebía un té y miraba prácticamente a la nada. Cuando seguro notó mi presencia, dejó la taza donde tenía su té y la dejó en la pequeña mesa a su lado para después poner sus ojos sobre mi.

-Hola bello ser humano- Saludó con una diminuta sonrisa, morí de ternura

-Hola, Cariño- Sonreí también -Que alegría ver que haz salido de la habitación por un rato- Me acerqué y le di unos cuantos besos. Uno en su cabeza, bajé a su frente, seguí con su mejilla y finalicé en sus ricos labios -¿Estás bien?- Le pregunté con interés sin alejar mucho nuestros labios

-Creo que ya no estoy tan jodida como ayer- Reímos un poco sin sentido alguno y volvimos a besarnos

Me vestí más cómodamente para empezar a preparar algo de cenar, venía algo cansada pero Kai era mi prioridad justo ahora, lo demás no me importaba, era secundario.

Me puso tan feliz que estuviera conversando conmigo. Mientras yo cocinaba ella estaba sentada en la isla de la cocina viéndome y charlando. Cuando creía que todo iba bien, ella lo mejoró, se puso de pie y me ayudó preparando lo que faltaba, sirvió la comida y lo mejor de todo es que estaba bromeando con coqueteos.

-¿De qué me he perdido que andas de tan buen humor?-

-Nada, solo te vi- Me respondió mientras agarraba un bocado de comida para llevarlo a su boca

-Ya, hablo enserió- Dije sonrojada

-No era broma- Que no mostrara su sonrisa pillina me hizo creer que realmente hablaba enserió -Luego de que tú te fuiste a trabajar esta mañana, me quedé pensando en lo bonito que se siente verte todos los días. Al despertar, cuando llegas y antes de dormir. Me gusta que seas lo que veo en cada parpadeo- Sin más, siguió comiendo como si hubiera dicho cualquier cosa insignificante. Pero no, lo que dijo fue más que solo palabras

-¿Puedes repetirlo?- Pregunto luego de segundos en silencio, ella rió y apartó su plato ya vacío

-Amo verte todos los días, Preciosa- Sonrió y yo morí internamente -Venga, no digo que estoy bien. Solo que verte tan seguido me olvida de mis problemas-

-Bueno- Sonreí teniendo sus ojos sobre mi -A mi me encanta saber que tengo a alguien esperándome en casa. Y mas sabiendo que eres tú-

-Ya... es bonito imaginarme un futuro contigo- Que me dijera eso viéndome directo a los ojos hizo que muchas cosas, sobretodo mi corazón, explotaran -Gracias por la cena- Sonrió y se levantó para juntar los platos que usamos de la mesa

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