Metanoia

♡

18

[Pov's Kai]

Mi mirada no se despegaba de Sadie, verla reír tanto y pasar tiempo con una de sus amigas le causaba tanta alegría. Estando conmigo no reía así, al menos ya no. ¿Estaré haciendo las cosas bien? Han pasado ya un par de meses que iniciamos nuestra relación, es verdad que vivir juntas nos a unido más de maneras profundas y sentimentales, pero la idea de que no es feliz conmigo no puede salirme de la cabeza.

Por mi culpa Damon se alejó de ella y lo único que sé hacer es contarle todo lo que me atormenta. He mejorado, pero no lo suficiente como para decir que estoy bien. Han habido recaídas, en más de una ocasión he caído de nuevo en las garras del alcohol, me cuesta tanto.

-¿Tú que piensas Kai?- Preguntó Millie

-¿Eh?-

-¿Estás en la conversación?- Pregunta Sadie esta vez. Fruncí el ceño inconscientemente, respondiendo a su pregunta sin una palabra -Mi amor, Millie hablaba de la sorpresa que quiere hacerle a Jake para su cumpleaños- Me explicó de la forma más dulce que pueda haber, sé que ella entendía cómo mis pensamientos a veces me comían viva

-Mi idea es hacerlo en la playa, llevarlo con los ojos vendados y al descubrirlos qué vea la sorpresa- Repitió Millie su plan —¿Qué piensas, te parece bien?-

-Suena romántico- Sonreí levemente con ella -¿Ocupas ayuda en algo?-

-Lo tengo todo controlado, gracias- Sonrió -Pero será mejor que ya me vaya, tengo casi todo el día aquí y ustedes deben descansar también-

-Nos gusta tu compañía, Millie- Habló mi novia esta vez

-Y a mi la suya, pero ya fue mucho. Deberíamos salir a cenar luego, como parejas tal vez; una cita doble-

-Sería excelente-

La castaña se despidió de nosotras muy sonriente. Sadie la acompaño hasta la puerta y regreso a la sala, me sonrió y sin decir mucho, se echó sobre mi para abrazarme. A veces le daban esos repentinos ataques de amor. Dejando de lado mis problemas, todo con ella está siendo lindo.

Me eché boca arriba en el sofá teniendo a la pelirroja acostada encima de mi, su cabeza en mi pecho y sus manos acariciando mis brazos. Quisiera que así estuviéramos siempre, en nuestra propia burbuja llena de tranquilidad, esa que solo ella sabe proporcionarme. La oí suspirar y alzó su rostro; recargó su barbilla en mi pecho para verme con su dulce mirada acompañada de una sonrisa ladeada. La punta de sus dedos acariciaban mi clavícula, causando escalofríos agradables en mi. Las palabras nunca eran necesarias cuando estabamos así

-Te amo- Murmuró. Estando aun con mis ojos cerrados sonreí

La rodee más con mis brazos y le di un apretón. Sentí que se movió y a los segundos ya tenía sus labios dando pequeños besos en mi mandíbula. Puse mis manos en su cintura y con el pulgar daba caricias delicadas. Mataría por que estos momentos no acbaran, que fueran eternos.

-¿Quieres ir a cenar?- Pregunté aun sin abrir los ojos. Detuvo sus besos y sentí su mirada sobre mi, por ende yo también la miré

-¿Hablas enserió?-

-¿Por qué no lo haría?- Sabía el porqué. Y es que últimamente salir de casa me daba ansiedad, tal vez el exceso de personas que hay aquí todo el tiempo, o no lo sé. Era odioso