Con la marca de un alfa que ha muerto, con un bebé de apenas tres meses y una vida de cabeza, Jeon Jungkook tiene que lidiar con el destino que no ha hecho más que darle tragos amargos uno tras otro.
Si la marca no cura, morirá. Y si muere, el cach...
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Taehyung se sentía diferente. En el buen sentido. Estaba sentado en el sofá de la familia de Jungkook, con el doctor al lado, ambos a una distancia considerada, el omega haciendo muecas mientras tocaba su vendaje en el cuello, y qué decir del hermano mayor del omega, que estaba en el sillón frente al suyo, mirándolos con una ceja arriba y con el pequeño Hyeon en brazos tomando de un biberón su leche tibia.
A lo lejos se podía oír al par de mujeres conversar en la cocina, con la voz de Yoongi acompañando y riendo un poquito y qué decir de la música navideña de fondo. La calefacción siendo lo único que los mantenía cálidos porque por la ventana se veía perfectamente la nieve cayendo en una tormenta.
–Así que, amigos, ¿no? _preguntó Seojoon como si estuviera en un interrogatorio con criminales peligrosos.
–Hyung –susurró bajito Jungkook y ambos alfas lo miraron. Porque Jungkook jadeó y apretó los ojos con una mueca de dolor en rostro.
–¿Estás bien, Kook? –su hermano se puso de pie, con el bebé en brazos y Jungkook meneó la cabeza.
–Permiso, tengo que usar el baño –se levantó, caminando por su mochila y corriendo detrás de las escaleras de la casa, donde se podía ver una puerta angosta que Taehyung dedujo sería el baño.
–¿Él te ha dicho algo? –preguntó Seojoon, meciendo al bebé en brazos. Taehyung lo miró interrogante.
–¿Sobre qué? –el alfa contrario suspiró.
–Jungkook no suele ser muy atrevido para traer a alguien a casa. Yoongi es el único que viene desde hace años, y bueno, su alfa- él era una excepción –tragó al mencionar a su ex cuñado–. Si Jungkook te ha invitado a casa y dice que son amigos, quiero pensar que él te cuenta cómo va su recuperación, ¿No? Yoongi dice que no ha dicho nada desde ese día y-
–Lo siento –interrumpió Taehyung–. Jungkook no me ha dicho nada y aunque así fuera, no me corresponde a mí decirles. Creo que lo mejor que pueden hacer es apoyarlo. Yo no sé nada, en verdad. Y cuando digo que no sé nada me refiero a que no sé qué pasó, ni quién era su alfa ni nada. Jungkook y yo somos amigos hace poco, que digas que no trae a nadie a casa me hace sentir especial, pero no me meteré en la vida privada de Jungkook –Seojoon sonrió.
–Sabes, me agradas Kim Taehyung –le dió un cumplido y el nombrado sonrió–. Si hubiera sido otro alfa ya me habría dicho todo, y tienes razón, es la vida privada de Jungkook.
Ambos asintieron. Se quedaron en silencio unos segundos, hasta que el sonido de unas ollas cayendo interrumpió la paz y ambos caminaron a la cocina, mirando a las mujeres y Yoongi recogiendo los restos de lo que parecía ser carne cocida en el piso.
–¿Están bien?
–Shh, lo estamos Seojoon. Sólo se me resbaló la olla. Ah, ahora tendremos que cocinar la cena otra vez, querida –Taehyung se acercó a Chaeyeon, la madre de Jungkook y ayudó a limpiar el piso.
