Tiempo

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Me revolvía incomoda en la silla mirando a un punto fijo del suelo, escuchaba atentamente la conversacion entre mi familia.

-Me dijeron que no me pueden operar, y los tratamientos son demasiado caros.

Escuche decir a la mujer que se encontraba a mi lado. Notando la desesperanza en su voz.

-Debe haber más opciones, solo debemos seguir buscando. ¿Que más te dijeron los médicos?

Respondió la mujer enfrente suya agarrandola de la mano con gesto de preocupación.
Mi pulso se aceleró no podía ver a la cara a ninguna de las dos. Mis ojos empezaron a picar pero no salían lagrimas. Me moví de nuevo, apollando mi puño en mi mejilla.
Tardo unos segundos en contestar, segundos que se hicieron eternos a mi parecer.

-He preguntado más alternativas y solo me han dicho que hay que hacer el tratamiento de nuevo.

-Pero no funciono la primera vez, que pasa si esta vez tampoco, debe haver algo más.

-Me dijeron que si no funciona me moriré. Dijo cortante.

¿Como? ¿Que dijo? Imposible, no, no puede ser. Se referirá a otra cosa, se habrá explicado mal ¿Verdad? Por supuesto que si, es imposible.
Eso fue lo primero que me pasó por la mente al escuchar esas palablas, una rotunda negación y rechazo por las palabras que salían de su boca.

Nadie dijo nada. Nadie se atrevió.

-Pregunte cuanto tiempo tenía.

-Seguro que encontramos otro tratamiento. Ya sabes como son los medicos, siempre se ponen en lo peor y van a lo fácil.

Intento animarla como pudo.

-Me duele un poco, creo que voy ha cenar, tomarme todas las medicinas y intentar dormir.

Y en cuanto terminó de hablar ya se estaba encaminando hacia la puerta. Dejándonos a mi y a mi madre solas, en silencio, sin intercambiar miradas ella se levanto y se dirijio a la cocina a abrir una lata de cerveza.

Mi mente se quedó en blanco, senti un fuerte dolor en el pecho y entonces me di cuenta de la situación. Después de todo un año de tratamientos, nada había servido. El recuerdo de mi madre estrechandome en sus brazos mientras lloraba al escuchar aquella comversacion telefónica entre mi madre y mi tía. Mi segunda madre, la persona que estuvo conmigo durante toda mi infancia.

Después de aquella charla mi madre y yo nos dirijimos de vuelta a casa para dejar a mi tía descansar. Pasaron horas y cada una se encerro en una sala, ella en el salón y yo en mi habitación. Solo hablamos para dedicarnos un "buenas noches" antes de apagar las luces.

Me siento fatal, mi propia madre me dijo que "la medicina hoy en día esta muy avanzada, no tenemos que preocuparnos, ella estará bien" y eso fue lo que hice confiar, y esa confianza se esta resquebrajado lentamente. Me levante de la cama y me senté en el suelo escondiendo la cabeza entre mis piernas, devatiendome si debería escribir a alguien para desahogarme un poco.

Ya sabía la respuesta de cada persona con la que hablase, la misma que la de los últimos trece meses. Algunos me decían que todo estaría bien intentado darme esa falsa esperanza igual a la que me dio mi madre. Otros simplemente me responderían con un insulso "no se que decirte" y seguidamente cambiar de tema. Los demás simplemente me daban las mismas respuestas como un "copia y pega" de un asqueroso PowerPoint o uno de esos posters motivaciones que hay en las consultas de los dentistas. Y luego están esas personas a las directamente te dal una palmadita en la espalda y un "joder..." y empiezan a contarte lo mierda que ha sido su vida los últimos 2 meses.

Ahora mismo todo eso es lo único que no quiero escuchar. Me siendo destrozada, quiero llorar pero no me salen las lagrimas, quiero gritar pero mi voz sale de mi garganta como un aspaviento. Quiero hablarlo con alguien pero siento que nadie está realmente dispuesto a escuchar. Estoy rodeada de personas y aun así me sigo sintiendo sola.

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Hace tanto tiempo que no me sentía sola, que olvide como se siente.

Historias cortas de amor y odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora