Historias cortas de amor y odio

Telefonos

Vivo en un pequeño piso, tengo una habitación preciosa con cuadros y esculturas que me gusta hacer decorando todas las estanterías.
Una colección vastante extensa de libros de mi escritor favorito Junji Ito un escritorio lleno de cosas de arte, caballetes, pinceles, cuadros, cuadernos y más, y otro escritorio con cosas escolares me gusta mucho estar aquí, por eso no salgo mucho. Pero por las noches pasa algo raro, se lo conté a mi madre pero al principio no me creyó.
Todas las noches al rededor de las tres tres y media suenan teléfonos. Empezó hace un tiempo, al principio le reste importancia pero la cantidad de teléfonos que sonaban era alarmante doce quizá catorce no se, cada día logró distinguir tonos de llamadas distintos, no me gusta nada, no me deja dormir.
Para que mi madre me creyera tube que grabar los ruidos. En la grabación apenas se logran oír. Ella hablo con el vecino para averiguar de donde salían tantos teléfonos. El solo puso una pobre excusa diciendo que el ruido venía del ascensor. El ascensor es viejo y le he escuchado hacer ruidos raros pero nunca teléfonos. Algunos son el clásico tono de los teléfonos antiguos, otros es como si el teléfono llamase a alguien, odio uno es especial que es un zumbido horrible. Me pone de los nervios, hace poco se empezó ha oír un taladro, el sonido es como el de uno pero no del todo, no consigo averiguar que es. Nadie más parece notarlo, mi madre que duerme con tapones no los escucha. ¿Y si no hay teléfonos y me los imagino? Estoy desesperada, no se como parar los malditos teléfonos. Todas las noches intento cubrirme los oídos para no escuchar. Necesito que alguien me diga que los teléfonos son reales y que no me estoy volviendo paranoica. Hay perros y bebes en el edificio pero lo único que se escuchan son los malditos teléfonos.

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Historia real. ¿Debería preguntar a mi vecino personalmente?