Cinco años después de graduarse, Kirishima Eijirou regresa a Tokio para comenzar su propia agencia de héroes. Se instala en un pequeño vecindario que solía tener un héroe, pero que ya ha sido olvidado hace mucho tiempo. Su "nueva" oficina está al la...
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Eijirou esperaba fuera de la guardería como siempre, pero hoy era diferente. Normalmente, solo estaba pasando el rato para hablar con los niños y ver qué chismes tenían para compartir los maestros. Hoy, iba a recoger a un niño, su hijo. Eijirou se había duchado y se había cambiado su disfraz de héroe, adoptando un aspecto más informal. El teléfono de la oficina estaba configurado para que las llamadas se desviaran a su teléfono celular en caso de una emergencia y ahora estaba caminando en círculos fuera de la cerca del patio de la escuela. Había algo estresante en saber que iba a recoger a su hijo de la escuela, incluso si Daiki actualmente no estaba al tanto de su relación.
Tenía la garganta seca y las manos húmedas, metidas en los bolsillos de los vaqueros. Eijirou ni siquiera estaba seguro de qué decirle a Daiki. Probablemente era mejor hablar con él sobre la dinámica familiar con Katsuki presente, pero ahora que lo sabía, era difícil no apresurar las cosas. Incluso si las cosas eran un desastre catastrófico con Katsuki, Eijirou quería hacer todo lo posible para ser un padre para Daiki y recuperar el tiempo perdido.
La campana de la escuela sonó y, después de un momento, una multitud de niños pequeños salió corriendo por la puerta hacia el patio de la escuela. Los nervios de Eijirou parecieron disiparse en el momento en que la pequeña cabeza de cabello rubio apareció a la vista. No se había dado cuenta de que había dejado de respirar hasta que una ráfaga de aire llenó sus pulmones. "Hola, hombrecito", su voz se quebró mientras saludaba al niño. Daiki se detuvo frente a la cerca, sonriendo y llevando su pequeña mochila.
-¡Oye, Ei-kun! ¿No llevas puesto tu disfraz de héroe? -preguntó Daiki.
Eijirou negó con la cabeza. -No, me tomaré la tarde libre. Pensé que podríamos pasar el rato juntos otra vez.
"¡Genial!" Daiki se dirigió hacia la puerta cuando una mano le tocó el hombro y lo detuvo en el acto.
Una de las profesoras, la joven morena, estaba de pie detrás de él. "Lo siento, señor Riot, pero la política de la escuela requiere que solo podamos dejar que los niños salgan con un padre o tutor. Realmente lo apreciamos como un héroe y por patrullar el vecindario, pero Daiki-kun solo puede irse con el señor Bakugou o la señora Hasegawa a menos que se nos indique lo contrario".
Eijirou tragó saliva y asintió. -Lo entiendo. Hay que proteger a los niños.
-Bueno, entonces es bueno que esté aquí. -Una voz vino detrás de él y Eijirou se giró para ver a Katsuki a su lado. Tenía una máscara sobre su rostro y sus manos estaban metidas en los bolsillos delanteros de su sudadera negra con capucha-. Sra. Oshiguro, completaré el formulario más tarde, pero Red Riot está autorizado a recoger a Daiki a partir de ahora. Nos conocemos desde hace mucho tiempo y tiene plena autoridad como tutor.
-E-está bien, es bueno saberlo. Mis disculpas, señor Riot. Bueno, Daiki, que tengas un buen día. -La señora Oshiguro le dio un codazo a Daiki y él se fue de su lado, uniéndose a Eijirou y Katsuki al otro lado de la valla.
