Cinco años después de graduarse, Kirishima Eijirou regresa a Tokio para comenzar su propia agencia de héroes. Se instala en un pequeño vecindario que solía tener un héroe, pero que ya ha sido olvidado hace mucho tiempo. Su "nueva" oficina está al la...
Buenas! Sólo para recordarles que sigan viendo está bella historia, y si pueden, denle estrellita :* Loves♡
Pd: espero que les gusten las canciones que pongo para ambientar la lectura.
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El momento después del beso los dejó a ambos sin palabras y sonrojados. El corazón de Eijirou latía salvajemente en su pecho mientras intentaba bajar del subidón inmediato que estaba sintiendo. Tenía la garganta reseca y mientras su mente corría, ningún sonido escapaba de sus labios. Obviamente no era el primer beso que él y Katsuki compartían, pero algo en él se sentía nuevo y estimulante y muy, muy aterrador. Era aterrador lo perfecto que se sentía, como si los años que habían pasado separados hubieran dejado de existir. Tragó saliva. Se le estaba formando un nudo en la garganta tan grande que pensó que iba a vomitar. ¿Qué mejor manera de demostrar lo grandioso que era un beso que terminarlo en vómito?
El delicado roce de sus labios había durado solo un momento, pero fue suficiente para saber que todavía tenían química; incluso si su relación era un desastre total en ese momento. Era bueno que su celo ya hubiera llegado y se hubiera ido. Si Katsuki hubiera aparecido unos días antes, no habría habido forma de que pudiera controlarse durante ese beso, o después. Los dientes puntiagudos se clavaron en su labio inferior mientras trataba de estabilizar su respiración, los ojos carmesí se posaron en Katsuki mientras inhalaba profundamente.
El otro hombre lo miraba fijamente, luciendo igual de inestable. Pasó los dedos por la mejilla de Katsuki, sintiendo el calor que irradiaba desde abajo. Katsuki se inclinó ante el toque y Eijirou sintió que su respiración se atascaba en su garganta ante el gesto. Había muchas ocasiones en las que su pareja era cariñosa y amable, pero por lo general solo se reservaba para cuando estaba en celo. Su cerebro estaba teniendo dificultades para seguir el ritmo. "Kats", se atragantó.
La mirada sensual en los ojos de Katsuki mientras miraba a Eijirou a través de sus pestañas rubias se endureció. —¿Sí? —preguntó, con un tono cortante. La magia del momento se estaba desvaneciendo rápidamente.
—¿Hacia dónde vamos desde aquí? —preguntó, temeroso de escuchar la respuesta.
Katsuki frunció el labio, la carne rosada se volvió blanca por la fuerza con la que los había apretado. "¿A dónde quieres ir desde aquí?", preguntó de vuelta. Katsuki se apartó de la caricia de Eijirou, poniendo algo de espacio entre ellos.
Los ojos carmesí se movían de un lado a otro, tratando de encontrar algún tipo de respuesta que no estaba a la vista. “Sinceramente, no estoy seguro. Esto ha sido mucho para asimilar. Sin embargo, hay dos cosas que sé con certeza”. —¿Y qué son esas cosas? —preguntó Katsuki mirándolo con escepticismo.
Eijirou se aclaró la garganta. “Bueno, eh, lo primero es que quiero conocer a Daiki aún más. Ya me perdí tanto que no quiero volver a perderme nada nunca más”.
