Cinco años después de graduarse, Kirishima Eijirou regresa a Tokio para comenzar su propia agencia de héroes. Se instala en un pequeño vecindario que solía tener un héroe, pero que ya ha sido olvidado hace mucho tiempo. Su "nueva" oficina está al la...
La canción de arriba es con animación kiribaku por si quieren verla y luego siguen con la lectura :3 Loves♡
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"Todo va a estar bien, amigo". Kaminari, siempre optimista.
Eijirou soltó a Katsuki, pero mantuvo una mano firme presionada contra la parte baja de su espalda. En realidad no había tenido la intención de mentir sobre la velada. Kaminari le había echado encima a los demás apenas unas horas antes. Quería ver a sus amigos, había pasado un tiempo, pero también sabía que Katsuki no lo iba a manejar bien. Por eso decidió esperar hasta que llegaran para decir algo. Con toda honestidad, él también estaba un poco nervioso.
No le había dicho a Kaminari ni a los demás por qué Katsuki se fue, solo que lo encontró y que se estaban reconectando. Era demasiado para entrar en detalles tan pronto. Se habían reunido apenas hacía unas semanas. Tampoco parecía del todo su lugar. El resto de la clase se había enterado del estado omega de Katsuki el día que se fue, o al menos habían confirmado sus sospechas, pero Eijirou dudaba que alguno de ellos hubiera pensado que Bakugou Katsuki se escapó para tener un bebé. Todavía no podía creerlo del todo, y era su hijo.
Su compañero lo miró, parecía vacilante a la hora de cruzar el umbral del bar y le hizo un pequeño gesto tranquilizador antes de entrar. El ambiente era sofocante y olía a carne asada y cigarrillos. Kaminari saludó con la mano al caballero que estaba detrás del mostrador y tomó la iniciativa, dirigiéndolos a los tres a la mesa cerca del fondo donde los demás esperaban. El izakaya era ruidoso, lo cual era ideal para su situación. No tenían que sentarse todos en un incómodo silencio. Podían dejar que el sonido de otros clientes llenara cualquier pausa en la conversación.
A veces Kaminari podía ser un genio, aunque ese no fuera su plan. El rubio sin duda había elegido el lugar de nuevo porque era barato. Después de todo, tenía que ahorrar para una boda.
-¿Qué tal, chicos? -Kaminari hizo un gesto con la mano hacia su mesa y tres pares de ojos se dirigieron hacia ellos para saludarlos. Solo habían pasado un par de meses desde la última vez que vio a Ashido o Sero, pero Jirou había estado cerca de un año. Los tres pusieron fin a su conversación y evaluaron a los recién llegados.
Jirou fue la primera en ponerse de pie, mientras Kaminari se sentaba a su lado. "Es bueno verte", dijo suavemente, aunque lo suficientemente fuerte como para que se escuchara a través de todo el ruido.
Eijirou la abrazó felizmente, dándole a la mujer un pequeño apretón y devolviéndole el saludo. Katsuki, sin embargo, asintió con la cabeza sin decir palabra, volviendo a meter las manos en los bolsillos. Los otros dos intercambiaron una mirada y permanecieron sentados. Eijirou les despidió y sacó las dos sillas vacías de la mesa para que Katsuki y él se sentaran. El rubio parecía absolutamente salvaje. Había miedo y pánico en sus ojos escarlata y los pelos de la nuca estaban prácticamente erizados. La mayoría de las personas tenían un modo de "luchar o huir", pero el de Katsuki siempre estaba configurado en "luchar o huir".
