Cinco años después de graduarse, Kirishima Eijirou regresa a Tokio para comenzar su propia agencia de héroes. Se instala en un pequeño vecindario que solía tener un héroe, pero que ya ha sido olvidado hace mucho tiempo. Su "nueva" oficina está al la...
Bueno, los que han estado siguiendo esta historia, por fin llegamos al final, pero aún hay un capítulo extra asi que gracias, disfruten y den una linda estrellita, traeré otras series más largas que los one shot ♡
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El viaje en tren de vuelta fue tranquilo. Daiki se había quedado dormido en el regazo de Eijirou y su rostro todavía estaba hecho un desastre por todo el llanto anterior. Apoyó la cabeza en el hombro de Katsuki, sintiendo una sensación de satisfacción que no había sentido en mucho tiempo.
Finalmente, finalmente , eran una familia. Daiki quería llamarlo papá y ellos invitaron a Eijirou a vivir con ellos. Nunca en sus sueños más locos creyó que un día como este llegaría, no después de todo lo que sucedió. Todas las piezas finalmente estaban encajando en su lugar y estaba comenzando a sentirse tan exhausto como Daiki se veía, acurrucado sobre sus muslos. El peso era reconfortante.
Eijirou sintió que la mano de Katsuki se deslizaba sin esfuerzo hacia la suya, entrelazando sus dedos y dándole un pequeño apretón. Realmente se sentía la persona más feliz del mundo y tuvo que resistir la tentación de empezar a llorar de nuevo. El tren los sacudió en sus asientos y él envolvió a Daiki con su mano libre para evitar que se resbalara de su regazo.
Todos regresarían a casa juntos, pero él necesitaba pasar por su agencia para recoger algunos suministros. Afortunadamente, tenía la capacidad de moverse a un ritmo pausado. No había prisa por intentar salir de un apartamento a otro, ya que había estado viviendo en su oficina durante meses. Eijirou le dijo a Katsuki que regresaría al apartamento después de recoger algunas cosas, pero el rubio insistió en que fueran juntos. Ese día, de todos los días, no pasarían tiempo separados.
Durante los días siguientes, Eijirou trajo una nueva caja con sus pertenencias después de cada turno. La señora Hasegawa estaba feliz de que la liberaran casi por completo de sus obligaciones de cuidar a Daiki mientras Katsuki trabajaba para la empresa de construcción, ahora que Eijirou lo llevaba y traía de la escuela. Era la situación más conveniente para todos, ya que él trabajaba justo al lado.
Instalarse en la casa de los Bakugou fue algo nuevo y nostálgico a la vez. Aparte de sus padres, Eijirou nunca había vivido con nadie más, pero pasó tanto tiempo en el dormitorio de Katsuki durante sus días de escuela que sabía cómo trabajaba el rubio. Era un maniático de la limpieza meticuloso y eso no cambiaba solo porque había un niño en la casa. Daiki era responsable de asegurarse de que todos sus juguetes fueran recogidos todos los días y guardados en sus lugares correspondientes en su habitación. Katsuki hizo espacio en los armarios y cajones para las pertenencias de Eijirou, y se esperaba que memorizara el diseño rápidamente, para que no recibiera un golpe en la cara por volver a poner un plato en el armario equivocado.
Para un extraño, Katsuki parecería duro y exigente, pero era solo otra característica que Eijirou encontraba encantadora. El omega sabía lo que quería y cómo le gustaban las cosas, así de simple. Además, no era completamente inflexible. Eijirou colgó con orgullo su reloj de músculos en la pared de la sala de estar. Katsuki hizo un gesto de náuseas al verlo, sorprendido de que todavía funcionara después de tantos años. Daiki pensó que era divertidísimo. La nueva dinámica familiar era un trabajo en progreso, pero valía la pena.
