Cinco años después de graduarse, Kirishima Eijirou regresa a Tokio para comenzar su propia agencia de héroes. Se instala en un pequeño vecindario que solía tener un héroe, pero que ya ha sido olvidado hace mucho tiempo. Su "nueva" oficina está al la...
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La silenciosa sala de exámenes olía a antiséptico y Katsuki estaba sentado en la mesa de exámenes esperando a que llegara el médico. La enfermera había realizado los exámenes de rutina y lo había dejado solo para que se cambiara y se pusiera la bata verde pálido del hospital. Se sentó allí, mordiéndose las uñas con impaciencia. Se escuchó un pequeño golpe en la puerta y entró la Dra. Umihara con una sonrisa.
-Bienvenido de nuevo -saludó, sentándose en el escritorio. La Dra. Umihara colocó una gran tableta sobre el escritorio, la conectó a la base y tecleó en la pantalla durante un minuto. Miró a Katsuki desde detrás de un par de anteojos con montura metálica, sus ojos color chocolate se centraron en él intensamente. -Entonces, supongo que ya tomó una decisión sobre cómo le gustaría proceder.
Katsuki sintió que algo le oprimía el pecho y que no podía respirar. Se agarró la parte delantera del vestido, haciendo una bola con la tela en el puño y jadeando. Estar allí era demasiado real. Era demasiado. Empezó a hiperventilar.
La doctora Umihara se puso de pie y le puso una mano fría en la espalda. "Respira lentamente. Es un ataque de pánico. Estarás bien".
Katsuki se esforzó por respirar profundamente y lentamente, y después de un par de minutos se calmó. "Estoy bien", espetó, quitándole importancia al médico.
Regresó al escritorio y volvió a tocar la tableta, agregando más notas al historial médico de Katsuki. Él entró allí completamente dispuesto a interrumpir el embarazo. Era demasiado, demasiado pronto. Quería ser un héroe profesional. Un embarazo adolescente no planeado arruinaría eso. Tener el bebé retrasaría su capacidad para comenzar a trabajar y no habría forma de convencer a la gente de que no era un omega. Katsuki no quería ser el "héroe omega". Era mucho más que eso, pero en realidad, eso es todo lo que la gente vería.
-Señor Bakugou -dijo la doctora Umihara y lo sacó de su ensoñación para que volviera a centrarse en la mujer que tenía delante.
-Lo siento -gruñó. Katsuki tragó saliva y se le hizo un nudo en la garganta-. No puedo hacerlo -logró decir-. No puedo deshacerme de él.
"Siempre existe la adopción, si no quieres abortar", explicó el médico.
-No -respondió solemnemente-. No podía... No podía dárselo a otra persona. No al bebé de Kirishima. -Se le llenaron los ojos de lágrimas y se los frotó furiosamente con el dorso de la mano.
El Dr. Umihara asintió. "Muy bien, si esa es tu decisión, entonces tendremos que empezar con tu rutina de atención prenatal. ¿Has empezado a tener náuseas matutinas?"
Katsuki asintió lentamente.
-Entendido. Puedo escribir algunas recomendaciones para ayudarte con eso. Mientras tanto, lleva este formulario de receta a la ventanilla de la farmacia y te conseguirán vitaminas prenatales. Deberías empezar a tomarlas a diario. Tendrás que volver en cinco semanas para tu próxima cita. En ese momento, tendremos que hacerte un examen pélvico completo. -El Dr. Umihara levantó la vista de la tableta, con los ojos serios-. Si lo prefieres, puedo poner una recomendación para que un obstetra masculino realice el procedimiento.
