Lichtsäule

Responsabilidad indeseada| VIII

Allí se encontraba, parado frente a la mesa que compartían Arthur y Aldrich, sonriendo cálidamente mientras terminaba de contar su relato. El peliblanco seguía en su hombro y su semblante empezaba a indicar su despertar.

-P-pero el rey. Debieron volver a Neue Lucille sin pensarlo dos veces... el rey pudo hacer algo. -Arthur titubeante en sus hablar.

El peliblanco poco a poco retomaba la conciencia hasta que toco a su compañero para que lo bajase. El mismo hizo caso y lo dejo en el suelo. Ahora se encontraban los dos frente a la mesa. El sonriente portador del Alma oscura y la melancólica bestia apunto de hablar.

-Les estuviste contando eh... -Dijo el peliblanco

Aparentemente logro escuchar un poco y atando los cabos en su mente logro descifrar la situación. Frunció un poco el seño, talvez pensando en su próximo movimiento, termino con un suspiro típico de alguien acabado de despertar y continuo hablando.

"Cuando no tuvimos mas opción que volver hacia el reino nadie nos recibió. Tardamos en siquiera lograr entrar pues los guardias desconocían de nosotros, creían que hablábamos cosas sin sentidos y luego de largos días de vigilarnos, forzados a esperar fuera de las mismas murallas que defendimos a base de sangre y sudor. Finalmente logramos entrar al tercer día. Nadie nos recordaba, nadie sabia sobre las hazañas hechas por nosotros los heroes de la luz. Nadie sabia de la existencia de tales heroes. ¿El otro lado? ¿Salvar el mundo? ¿Qué es eso?"

A medida que el joven Kraft desvelaba la siguiente parte del relato, el joven Arthur transformaba su semblante. Estaba confundido, no sabia que pensar. Su rostro se arrugaba de confusión mezclado uniformemente con preocupación. Por otro lado Aldrich adquirió un sentimiento parecido, a pesar de ser un extranjero logro empatizar con los narradores y vivos protagonistas de los hechos y pensó: 'Los dos pasamos por confusiones parecidas, los dos fuimos burlados por el rey'

"Intentamos acercarnos al rey, el deberia de entendernos... ilusos. No sabia nada de lo que habia pasado, no sabia nada de nuestra existencia o al menos eso decía. Yo no reflexione demasiado, mis instintos podridos por las experiencias del otro lado tomaron control de mi ser y ataque todo el castillo. Morgen intento detenerme pero no hayo la fortaleza para hacerlo, algo que iba mas haya de simple poder. Arrasando con todo el ejercito logré acorralar a Niklas, poseedor de todas las respuestas a mis preguntas. 'Lo hare una y otra vez, cuanto sea necesario. Este mundo necesita ser salvado y no pretendo quedarme de brazos cruzados' decía 'Borrare la memoria y reuniré a nuevos heroes una y otra vez hasta que alguno de ellos logre salvar este mundo' 'Este mundo no será destruido'. Yo estaba irradiado de ira y aun asi confundido, sus ojos no reflejaban miedo, pavor o arrepentimiento. Su mirada firme hacia mis ojos me dio a entender una cosa: realmente quería salvar el mundo, realmente se preocupaba por su reino. Mire a mi alrededor y comprendí que a pesar de sus acciones, sin el, el reino no tendría quien lo gobernara. Decidí dejarlo vivir, dejar que hiciese lo que quiera no sin antes dejarle un pequeño regalo por parte de mis hermanos."

Morgen habia dejado el salón y Kraft yacía solo frente a la mesa. El salón se mantuvo en silencio reflexivo, no incomodo. Un silencio que dejaba procesar las mentes de los presentes. Aunque el joven Arthur parecía ser el mas afectado y el mas tardío en digerir todo. El primero en solventar este silencio fue el castaño de la mesa quien suspiro profundamente y preguntó:

-¿Que tipo de regalo fue ese?

Kraft, quien yacía de brazos cruzados llevo su mirada hacia el castaño y luego de unos segundos sin respuesta dijo:

-Hoy en día su pie derecho y cabello no son orgánicos.

Un escalofrió cruzo por el cuerpo del castaño quien se hizo una idea de a lo que se refería la bestia, finalmente asintió.