Vestigios distantes| II

42 2 3
                                    

La incesante oscuridad cubría el firmamento. Los animales duermen, las aves ya no cantan y lo único audible en esta pequeña isla, Una pequeña llama en el centro de cierto lugar.

Pero repentinamente, a lo lejos un gigantesco pilar de luz se alzó contra el firmamento, desterrando la oscuridad del mismo y llenando con un hermoso brillo.

En cierto lugar al lado de una fogata extinta, se puede apreciar una extraña criatura, conocida por algunos como "Verbannt". Incrustada en la cabeza de la criatura criatura yacía una espada larga de hierro , sostenida por un sujeto castaño y relativamente fornido.

—Gracias al cielo, hoy termina esta tortura

Aldrich llevó su pie a la cabeza del Verbannt y con fuerza sacó la espada incrustada. La bestia lentamente empezó a desvanecerse mientras que Aldrich se dirigió hasta la casa del lugar. Dentro de la casa el joven aldritch llevó aquella espada dentro de un armario rústico ubicado en un pequeño cuarto a un lado de la cocina. El lugar estaba repleto de cajones llenos de diferentes armas. Algunas parecían ser caseras, hechas con palos y pedernales, otras eran más sofisticadas y a la vez antiguas pues estas permanecieron allí desde antes de su propia llegada.

—Me salvaron la vida muchas veces —Dijo acompañado de una pequeña sonrisa.

El joven Aldrich salió de aquel pequeño cuarto que podría llamarse almacén y se dirigió al único dormitorio del lugar.  Al entrar llevó su vista hacia las paredes del mismo, estaban llenas de rayas hechas con algún tipo de cuchilla y parecían contar algo... ¿Pero qué? Este se acercó hacia donde las rayas cesaban y con la yuda de un pequeño puñal en su cinturón, marcó una raya diagonal encima de otras cuatro rayas verticales.

—Finalmente, los 730 días han sido completados.

Cerró sus ojos y con una gran sonrisa en su rostro dio un gran suspiro. Volteo rápidamente hacia una mesa en la habitación, allí se encontraban dos libros cerrados acompañados por una plumilla, se acerco y tomo los dos junto con la plumilla y los colocó en dos porta libros unidos a su cinturon.

Ya listo, se dirigió hacia la puerta para salir, sin embargo algo nuevamente le llamó la atención, el espejo. Una mirada pícara fue suficiente para mostrarle al mismo sus intenciones. Poso frente al espejo. El joven llevaba puesto una túnica verde con un diseño dorado en los bordes del mismo la cual terminaba un poco por encima de las rodillas y unos guantes de cuero, esta se sostenia gracias a un cinturón de cuero alrededor del mismo el cueal tenia una gran hebilla. En la parte derecha del mismo se encontraba un porta libros capaz de almacenar dos y en la izquierda uno para guardar algún tipo de arma, el cual era ocupado por una pequeña cuchilla de unos sesenta centímetros de longitud. Un poco más al lado una pequeña cantimplora de cuero que estaba sujeta gracias a un soga y una bolsa de cuero llena colgando junto a la cantimplora. Continuando con un pantalón negro de tela acompañado por unas grandes botas de cuero. 

Levantó su brazo y flexiono su bicep este había crecido considerablemente de tamaño, su brazo en general había crecido de tamaño, denotando una mayor fuerza. Esto solo hizo soltar una pequeña sonrisa orgullosa de sí mismo.

«Sin duda estaría perdido sin todas las cosas que encontré en esta casa. Espero que el dueño del lugar me perdone»

Ya completamente listo, salió del cuarto y se dirigió al pequeño almacén donde tomó una de las tantas espadas largas con su respectiva vaina y la colocó en su torso, agarrada gracias a su cinturón.

Al salir de la casa no pudo más que dar un gran suspiro, pues el aire fresco nunca viene mal. Siguió su camino hacia el "Altar" con forma de lyre y se posó frente a él. Frunció su ceño y cerró uno de sus ojos de esta manera el gran Lichtsäule calzaba casi perfectamente con el altar.

LichtsäuleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora