✧. ┊ 1.1

2.1K 162 1
                                    


•❅───✧❅ DANGER ❅✧───❅•

one  ⇢ ˗ˏˋ  shooter


━━━━━∙⋆⋅⋆∙━━━━━


   EMILIA estaba ansiosa. Finalmente, Megan, la hija de Marcus y lo más cercano a una mejor amiga que ella tendría nunca, se iba a convertir en madre. 

Habían estado de compras en el momento en que entró a trabajo de parto. Megan había insistido en que aún era capaz de caminar por las calles de Miami en verano como si nada estando nueve meses embarazada. 

Todo fuera para que la futura madrina pudiera comprarle regalos a su futuro ahijado. 

Claro, ninguna contaba con que la chica comenzaría a sentir contracciones —que luego de unos minutos admitió no eran Braxton— mientras tenían seis bolsas encima.

No paraba de caminar por el pasillo ansiosamente, con su mano en el anillo colgando de su collar jugando con él en un intento de calmar sus nervios, revisando que el padre de la chica llegara, al ver que no era así, tomó su teléfono y marcó nuevamente.

  —¿Qué? —preguntó Marcus al atender el teléfono. Emilia pudo oír el sonido del motor del porsche de Mike del otro lado de la línea.

  —¡Faltan 4 minutos! ¡¿Dónde carajos estás?! —exclamó la chica, su acento español resaltandose por sus nervios y molestia de la tardanza del hombre.

  —¡¿4 minutos?! ¡Acelera! —Emi supuso que le estaba gritando a Mike eso.

  —¿Quieres que vaya más rápido y más despacio al mismo tiempo? —cuestionó su compañero del otro lado de la línea. 

  —¿Estoy en altavoz? —Marcus tarareó un asentimiento. —¡Mike, más te vale acelerar!

La llamada se cortó, Emilia soltó un insulto al aire y se dirigió de regreso a su caminata nerviosa mientras esperaba por noticias de su amiga. 

Recordaba el día en que Megan le pidió ser la madrina de su hijo. Lloró tanto que pensó que se deshidrataría. Si bien sabía que ellos la consideraban familia tanto como ella a ellos, nunca pensó que podría llegar a tener un ahijado en algún punto de su vida. 

Menos de dos minutos después, Reggie salió de la habitación con una sonrisa de punta a punta y ojos llorosos, lo que le hizo saber que, finalmente, su ahijado ya había nacido.

Emilia sintió una presión suave en el pecho y sus propios ojos humedecer por la amenaza de lágrimas mientras seguía a su amigo dentro nuevamente encontrándose con el rostro de Megan y el bebé en sus brazos.

  —Hola, madrina. —saludó Megan mostrando al pequeño. Emilia tuvo que llevar ambas manos a su boca para cubrir el chillido que se le escapó. 

  —¡No puedo creerlo, es tan lindo! —exclamó la chica acercándose para ver al niño. Acarició suavemente su brazo por encima de la manta sabiendo lo cuidadosa que debía ser con el recién nacido antes de voltear hacia su amiga. —Felicidades, Meg. Es precioso. 

  —Gracias. —sollozó su amiga.

  —¿Estás bien? ¿Quieres que te traiga algo para comer?

  —Mataría por un buen buffet de sushi. —susurró la chica y Emilia rió.

DANGER¦ARMANDO ARETAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora