Rosé la tomó por la cintura subiéndola encima del islote de la cocina, ambas se besaban con desespero y ansias, este momento esperado desde hace mucho debía ser especial por más salvaje que el rumbo se iba tomando.
Los chasquidos de las bocas resonaban con eco en la habitación, el aguante en la respiración se había ido al carajo, agitarse no era malo después de todo lo más importante era disfrutar el suceso.
Chae se apartó un momento bajando sus besos en un recorrido por su mejillas hasta llegar al cuello, tocando cada punto débil de este y ganándose unos cuantos gemidos leves, llevó sus manos hasta el borde de la blusa y la subió, Jisoo se dio cuenta y subió sus brazos para facilitarle el trabajo a la más alta. Quitó esa prenda y el top que sujetaba los pechos de la mayor, tirándolos al suelo sin preocupación alguna.
La rubia volvió con su ataque en el cuello de la mayor, y esta vez se encargó de repartir mayor caricia y placer en el cuerpo de su novia, tomando los pechos con ambas manos y estimulando suavemente cada pezón. Gracias a esto, Jisoo dejaba escapar gemidos más audibles y ligeros.
Jisoo echó su cabeza hacia atrás mientras mordía su labio inferior recibiendo con gusto cada toque, el cosquilleo era tan satisfactorio como el caliente respirar de la rubia sobre su cuello, a la par que eran dejadas las marcas mojadas provocadas a propósito por Rosé.
—Mgh~ Rosie~ —jadeó el nombre de su chica ladeando la cabeza, la mencionada se levantó un momento con la intención de empezar a quitar el short de su mayor. —e-espera... —Jisoo la detuvo un momento.
A lo que Chae la miró confundida y algo asustada.
"Por favor, que no se haya arrepentido a medio camino" —Pensó la rubia preocupada.
—Debo atender la erección que escondes bajo esos pantalones. —confesó y Rosé cambió su expresión asustada a una más perpleja.
Definitivamente, no hay manera de que esto fuera real.
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