S E I S

12 8 0
                                    

~~~☆

El tiempo pasaba lentamente en la oficina, y mi lucha por manter una buena autoimagen se volvía cada vez más difícil de manejar. Sin embargo, algo inesperado ocurrió que ofreció un pequeño respiro a mi rutina diaria. Conocí a Rita, una nueva compañera que empezó en el trabajo poco tiempo después que yo. Desde el primer momento, su presencia fue como una bocanada de aire fresco en medio de mi atmósfera cargada de estrés.

Rita era una pelirroja con oyuelos, que lucia un hermoso cuerpo; tenía una energía vibrante y una facilidad para conectar con las personas que parecía casi mágica. Mientras ella se movía por la oficina con una confianza contagiosa, yo no podía evitar sentirme atraída por su forma de ser. Durante nuestra primera conversación, descubrí que había algo en ella que resonaba conmigo, una comprensión silenciosa que parecía ir más allá de las palabras.

Nos encontramos en la sala de descanso durante el almuerzo; las dos nos saltamos la comida y lo que empezó como una charla casual pronto se convirtió en una conversación profunda. Rita compartió sus propias experiencias de adaptación a un nuevo entorno laboral, y me di cuenta de que, a pesar de nuestras diferencias, había una conexión genuina entre nosotras. Su apertura y empatía me hicieron sentir comprendida de una manera que no había experimentado desde que empecé en este trabajo.

En cuestión de minutos, Rita y yo establecimos una amistad que parecía prometedora. Empezamos a intercambiar mensajes y a planear almuerzos juntas, encontrando en nuestra relación un pequeño refugio de normalidad en medio de la presión que sentía en el trabajo. A pesar de mi tendencia a ser reservada y a mantenerme en mi propio mundo, me encontré abriéndome a ella de formas que no esperaba.

Sin embargo, esta nueva amistad también trajo consigo desafíos inesperados. La presencia de Rita en mi vida era una mezcla de alivio y presión. Su personalidad extrovertida y su capacidad para atraer la atención de los demás me hicieron cuestionar mi lugar en su mundo. Mientras ella brillaba con su carácter vivaz, me sentía cada vez más consciente de mi propia timidez y reserva. Si, aunque no lo hacía intencionalmente me hacía sentir opacada.

La diferencia en nuestras personalidades empezó a hacerse más evidente con el tiempo. Rita, con su estilo de vida social y su habilidad para conectar con todos, parecía ser el centro de atención en cada reunión. Por otro lado, yo me encontraba luchando por mantener mi lugar en un entorno que parecía cada vez más desafiante. La idea de estar constantemente en el centro de la acción, rodeada de personas, me resultaba abrumadora y desalentadora.

Empezaron a surgir momentos en los que me preguntaba si mi conexión con Rita realmente era beneficiosa para mí. Aunque apreciaba su amistad, la constante exposición social y la dinámica de grupo a la que ella estaba acostumbrada me hacían sentir incómoda. Las invitaciones a eventos y las salidas en grupo, que inicialmente parecían emocionantes, pronto se convirtieron en fuentes de ansiedad.

Cada vez que Rita me incluía en sus planes sociales, me encontraba atrapada entre el deseo de ser parte de su mundo y el miedo a perder mi espacio personal. La idea de enfrentar nuevas interacciones sociales y de estar constantemente rodeada de gente me resultaba estresante. Me preguntaba si podría manejar esta nueva faceta de mi vida o si, en última instancia, terminaría sintiéndome aún más aislada.

A veces, me encontraba debatiendo si era mejor volver a mis paseos solitarios y a mi rutina de aislamiento, incluso deje de sentir llena y volví a la realidas; estaba vacía. La tranquilidad de mis caminatas solitarias me ofrecía un respiro de la presión social, pero también me recordaba la soledad que sentía en esos momentos de introspección. La balanza entre la comodidad de la soledad y el deseo de pertenecer a una nueva amistad se volvía cada vez más difícil de equilibrar.

En momentos de reflexión, me preguntaba si mi relación con Rita era una señal de progreso o un obstáculo más en mi camino hacia la estabilidad emocional. La lucha interna entre aceptar su amistad y proteger mi espacio personal era una batalla constante. A medida que nos acercábamos, la complejidad de nuestra relación se hacía más evidente, y me encontraba cuestionando si estaba preparada para manejar la dinámica de una amistad tan diferente a lo que había conocido. Ella era extrovertida, yo introvertida, ella era hermosa y yo....

~~~~☆

A pesar de estos desafíos, me esforzaba por mantener una actitud positiva hacia nuestra amistad. Rita era una persona que parecía genuinamente interesada en mi bienestar y en ayudarme a integrarme en el entorno social. Sin embargo, la idea de enfrentar constantemente mi incomodidad social y de adaptarme a su estilo de vida me mantenía en un estado de incertidumbre.

Cuando llegaba a casa después de un día en el trabajo, a menudo me encontraba reflexionando sobre mi relación con ella. Me sentía dividida entre el deseo de construir una amistad significativa y el miedo de perder mi equilibrio emocional. A pesar de los esfuerzos que hacía por mantener la apariencia de normalidad, la realidad de mis sentimientos internos seguía siendo una lucha constante.

Entre las sombras (1)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora