The Babysitter

Acoplándose.

Tori

—Vivir... ¿Con usted?— Pregunté boquiabierta, parpadeando repetidamente. La propuesta de Jade realmente me había tomado por sorpresa.

—Sí... Conmigo y con Lucia. No ha parado de llorar desde que despertó, ya intentamos todo para entretenerla, pero nada funciona. — La castaña dejó ir un suspiro de agotamiento, se notaba en su semblante que realmente había estado tratando de calmar a la niña.

—Pero... Yo tengo todas mis cosas aquí, no sé si mi hermana esté de acuerdo con que yo me vaya a vivir a otro lado.

—¿Hermana mayor o menor?

—Mayor. — Dije ladeando la cabeza y rascando mi nuca suavemente.

—Entonces ese no es un problema. Estoy segura que ella lo entenderá. — Jade insistió, dejando ver que realmente estaba desesperada.

—Es que no sé si sea lo correcto...

—Te duplicaré el sueldo que prometí, es más, lo triplicaré.

Esa propuesta realmente me tentaba, no me molestaría tener un poco más de dinero y ayudar a Trina con los pagos de la casa y algunas deudas, pero no se sentía correcto dejarla a su suerte.

—Mire... — Iba a protestar de nuevo, pero fui interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose.

—¿Qué sucede, Tori? — Preguntó mi hermana, saliendo de la casa y viéndonos a ambas.

—Nada... Es solo que... — Suspiré. — La señora aquí presente me estaba proponiendo algo. Pero no acepté...

—¿Qué cosa? — Cuestionó Trina con una ceja alzada, demostrando su curiosidad ante mi ambigua explicación.

Antes de que yo pudiese hablar, Jade tomó la palabra y se volteó para ver a mi hermana.

—Quiero llevarme a Victoria a mi casa.

Okay, esa fue una muy mala elección de palabras. Hasta Trina fue sorprendida por estas, a lo que no pudo evitar dejar ir una pequeña risa.

—Lo que ella quiere decir... — Intervine antes de que las cosas se volvieran aún más complicadas de explicar. — Es que ella quiere que yo vaya a trabajar a su casa, como niñera personal.

—¿Y qué tiene de malo?

El tono despreocupado de parte de mi hermana me sorprendió, pensé que me diría que me quede a toda costa. ¡Pero realmente no le molestaba!

—Es que no quiero dejarte sola...

—¿Bromeas? ¡Amaría tener soledad! No es que te odie, pero esta chica necesita más diversión en esta casa. Y tú eres muy ñoña a veces. — Trina dijo con una sonrisa. — Sin ofender.

Ante esto, volteé a ver a mi futura jefa, la cual me veía con una expresión de "Te lo dije". Toda esta situación me hizo sentir y quedar como una tonta sobreprotectora de su hermana claramente independiente.

—Ella no tiene problema. ¿Y bien, aceptarás? — La ojiverde volvió a insistir, con una cara desesperación en sus ojos.

—No lo sé. Creo que deberíamos meditar esto como adultos-

—Piedra, papel o tijeras. — Jade dijo de repente, cortándome a media oración.

—¿Qué?

—Me escuchaste. Piedra, papel o tijeras. Si tu pierdes, tienes que vivir en mi casa y trabajar como niñera personal para mí. Pero si yo pierdo, puedes quedarte aquí y vivir en tu patética casa.