El Príncipe Fénix y el Dragón Guerrero

Capítulo 6: ¿Esto es cariño?

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Está todo oscuro... tengo miedo. ¿Qué me está pasando? ¿Qué son estas cadenas que me sujetan?

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—Eres un desagradecido... tu madre dio la vida por ti —dijo el rey Fénix furioso.

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—Padre, ¿por qué me haces esto?

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—Hijo, obedece... —dijo una imagen de una mujer tirada en el suelo, ensangrentada.

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—¿Mamá?

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—Joven príncipe, sé fuerte... —dijo la imagen de una mujer alejándose.

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—¡Nodriza! No me dejes...

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—Te quedarás aquí en esta cueva... hasta que aprendas a obedecer —dijo el rey Fénix alejándose.

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—¡Padre! No me dejes en este lugar... ¡Padre!

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—¡Padre! —El príncipe se despertó gritando, todo transpirado por la pesadilla que acababa de tener.

Todavía agitado, el joven príncipe se sentó en la cabecera de su cama, pensando en lo que acababa de soñar. Llegó a la conclusión de que estaba decepcionando la memoria de su madre y desobedeciendo a su padre. De repente, Chen llegó con el desayuno.

—Buen día, pequeño Wu Yu. Te traje el desayuno —dijo Chen antes de poner la bandeja en la mesa.

—No me llames por mi nombre y vete inmediatamente —gritó furioso el príncipe.

—¿Qué pasa? —preguntó Chen, sorprendido y acercándose. Al ver que el príncipe estaba con la frente transpirada, quiso secarle con su manga.

—¡Te dije que te fueras! —exclamó el príncipe, apartando agresivamente la mano de Chen—. Dile a la señorita Lan que venga. Ya no quiero verte.

Chen se quedó mirándolo con los ojos bien abiertos, sorprendido. Otra vez esa mirada fría y sin emoción. Sin duda, el príncipe había vuelto a ser el de antes.

—Lo que diga, majestad —dijo el joven guerrero antes de retirarse.

En la cocina, Chen entró pateando todo a su paso, frustrado.

—¡Hey! No destruyas mi cocina —exclamó Hao—. ¿Qué te pasa?

—Otra vez tratándome fríamente, pero esta vez más furioso. No sé qué le pasó. Me pidió que no me acercara y que la señorita Lan se ocupe de todo —respondió Chen, caminando de un lado a otro, suspirando sin entender.

—Algo habrá pasado.

—No sé... ¿sabes qué? Me rindo... Quería que estuviera más cómodo, pero no puedo con ese mal genio. Voy a avisarle a Lan y después iré a entrenar —dijo Chen, yéndose.

—¡Chen! El señor Quiang te busca —dijo Jun, encontrándose de frente con Chen que salía de la cocina.

—Ahora no quiero lidiar con él —respondió Chen, furioso, siguiendo su camino sin detenerse.