Capítulo 11: Seamos felices

129 14 3
                                    

+18

"Diosa mía, no entiendo por qué tú y el rey decidieron hacerme esto durante tantos años. Espero que algún día pueda saberlo. Sé que el corazón que tengo conmigo te pertenece a ti y al Reino Jingyi, pero mi corazón pertenece a un joven guerrero que hace un año vino a mí. Él me ha ayudado a no ocultar mis sentimientos, a entenderlos y a comprender todo a mi alrededor. También me ha mostrado que puedo ser amado y acompañado sin temor. Por favor, permíteme vivir esta felicidad. Quiero estar junto a él hasta donde sea posible. Yo protegeré tu corazón, diosa mía, y quiero que tú cuides el mío", rezó el príncipe mientras sostenía un collar con una piedra preciosa que él mismo había tallado, con la esperanza de algún día entregárselo a Chen.

El joven príncipe deseaba ver al joven guerrero con todo su corazón, pero este se había encerrado en su lugar secreto durante días. Mientras estaba sentado rezando con los ojos cerrados, sintió unas manos que le tapaban los ojos.

—Mi pequeño WuYu, ¿qué haces aquí solito? —preguntó Chen al oído del príncipe, tapándole los ojos con ambas manos desde atrás.

—Estaba pidiendo un deseo a la diosa —respondió el príncipe antes de agarrar las manos de Chen para bajarlas, haciendo que lo abrazara. Luego lo miró con emoción en sus ojos—, pero ya me lo cumplió...

—Bueno, acá tienes tu recompensa... —dijo Chen feliz antes de darle un beso en la mejilla y abrazarlo con fuerza—. Ahora no te soltaré nunca...

—¿Hablaste con el joven Quiang? —preguntó el príncipe, recibiendo felizmente el cariño, pero después de esa pregunta, Chen cambió su expresión y se sentó junto a él—. ¿Todo bien?...

—Sí, todo bien... —respondió Chen, mirando a los ojos al príncipe antes de agarrarle la mano—. Hablé con Quiang. Pero... no quiero hablar de eso. Lo que importa es que no nos va a molestar más, así que podemos estar juntos.

—¿Estás seguro? —preguntó el príncipe, preocupado.

—Sí, no te preocupes... —respondió Chen, mirando cariñosamente a la persona que tenía enfrente, todavía sosteniendo su mano, y apresurándose a cambiar de tema—. Por lo que veo, has pasado mucho tiempo en este lugar... ¿Hiciste más experimentos?

—Sí... lo hacía para no pensar en cuánto te extrañaba —dijo el príncipe sonriendo—, pero... por favor, no vayas a oler nada... no quiero que agarres otro afrodisíaco.

—No te preocupes... no lo necesito —dijo Chen con una sonrisa pícara antes de acercarse al cuello del príncipe y olerlo—. Tu aroma es mi afrodisíaco.

—Entonces... ¿tengo que ayudarte? —dijo el príncipe, acercándose a Chen con una mirada traviesa.

—Jajaja... no tienes que mirarme así- dijo Chen con una sonrisa nerviosa antes de levantarse y alejarse del Príncipe travieso, hace tiempo que no se veían y ya se había olvidado de lo nervioso que se pone con su mirada

—Esta escena... creo me hace acordar a otra situación parecida – dijo el príncipe curiosamente parándose y dirigirse de frente hacia Chen

—¿A qué? — pregunto Chen mirando al príncipe que venía hacia el todavía con la mirada traviesa

—Ese día... antes del accidente con el afrodisiaco... — decía el príncipe acechando a Chen, quien caminaba hacia atrás mientras que avanzaba —Estábamos así.... Como ahora...intentando sacarte un libro... y después...

—¿Después? — pregunto Chen sin apartarle la mirada al príncipe antes de que su espalda chocara contra el librero

—Te atrape con mis brazos asi...— Dijo el príncipe después de apoyar ambas manos en el librero para atrapar a Chen en el medio antes de acercar su rostro muy cerca, tanto que las narices se tocaban ­— También me acerque así... pero después te escapaste... dije que la próxima no lo ibas a poder hacer

El Príncipe Fénix y el Dragón GuerreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora