Capítulo 19

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Zack Cooper

No pude dormir en toda la noche. Literalmente pude conciliar el sueño después de hacer ejercicio patético en mi habitación. Y eso que toda la madrugada estuve despierto pensando en lo que sucedió hace unas horas en la cocina y en mi auto.

Besé a Rox, después ella me besó como tanto había querido hacerlo yo desde que la conocí. Ella se veía nerviosa, podía verlo en su forma de hablar y de moverse, pero aún así me encantó la forma en la que acarició mi cabello, fue tan relajante y... quería que siguiera haciéndolo más tiempo.

Quería mantenerla conmigo más tiempo, quería besarla de nuevo, acababa de decirle que me gustaba. Bueno, no lo dije como tal, pero creo que se pudo entender.

—Joder —murmuré mientras me dejaba caer en la cama, Ada esta acostada al final de esta. Me acerqué a ella y la acaricié. Retomé mi postura y ella siguió acostada, pegándome su sueño fue cuando pude dormir.

***

—¡ZACK, A DESPERTARSE!

Abrí lentamente mis ojos, sentí que Ada se levantaba de inmediato y empezaba a ladrar.

Gracias, mamá.

—Shhh —solté con mi cara aún hundida en la almohada—. Ada, porfavor...

Hubo un momento en donde guardó silencio, sentí sus patas acercándose a mí y de pronto estaba escarbando en donde estaba ocultando mi rostro. En cuanto levanté mi brazo ella tomó ese espacio para empezar a lamerme la cara como si no me hubiera visto en años. Maldita sea.

—Ada... —apenas podía pronunciar por sus muestras de afecto.

—¡¿ZACK, SIGUES AHÍ?!

Separé a Ada de mí para poder sentarme aunque sea, pasé mis manos por mi cara con frustración. Mi mamá había pasado de gritar con su melodiosa voz a golpear mi puerta como si tuviera a alguien oculta.

Al menos no aún.

—¡En un momento, mamá! —entoné con la voz ronca que salía de mí cada mañana.

—¡OKAY, EL DESAYUNO ESTÁ CASI LISTO!

Lo último que escuché fueron sus pasos alejarse de mi puerta. Al fin. Volví a echarme a la cama.

Pensaba dormir un poco más, pero al parecer, Ada no. No tardó en subirse encima de mí y sacudirme. No me tocó de otra que ir al baño y después bajar.

—¡Zack! —sonrió mi mamá en cuanto me vio en la entrada de la cocina—. Mira, ayúdame con esto.

Señaló con un cuchillo las frutas que estaba picando, había hecho a un lado varios bancos de la barra para poder estar de pie y cerca.

"¿Eso es suficiente para tu pregunta?"

Cerré los ojos y mordí mi labio inferior con fuerza, lo suficiente para poder sentir un leve sabor metálico brotar.

—Oh, Zack —mamá se acercó en cuanto se dio la vuelta y miró mi labio abierto—, ¿estás bien? ¿qué pasó?

Fue hacia el congelador y sacó un pequeño cubo de hielo, lo envolvió con una servilleta y se acercó más a mí, tuve que jorobarme un poco para estar a su alcance, sonreí con el recuerdo de yo pequeño y ella era quien se tenía que agachar. Colocó la servilleta en mi labio y me incitó a sostenerlo yo y mantenerlo ahí.

—Que se quede así un rato —me regaló una de sus sonrisas cálidas de siempre—. ¿Puedes arreglar la mesa? —preguntó con el cuidado que hacía cuando percibía que algo me había pasado.

Confío en tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora