Capítulo 23

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-Oye lindo, mañana habrá una carrera ¿Te gustaría ir? Además, tienes dinero apostado - hablo Yongbok escondido detrás del cuello del pelirrojo.

-No lo se, ¿Qué excusa usaré? Mis padres aun siguen en casa y mi madre se la pasa sobre mi.

El peliazul apretó aun más la cintura del mayor, mientras escondía su rostros en la parte de atrás del cuello, llenando sus fosas nasales con el aroma del pelirrojo.

-No te preocupes, se que mi hermano lo tiene resuelto, te quiere - Sam se quedo pensando, ¿Félix lo quería?

Bueno era difícil no querer a Sam, era tierno, y eso era lo que Félix veía en él y le gustaba.

-¿Cómo se que te quiere? o ¿Cómo se que el lo va a resolver?

-Las dos - rodo los ojos con algo de gracia.

-Bueno la primera, porque el me lo dijo, sus palabras fueron "Te odio a ti, lo quiero a él" - se encogió de hombros restándole importancia - y lo segundo es obvio, no te has preguntado ¿Por qué últimamente nuestros hermanos están muy juntitos? - lo pensó un poco - también porque son muy obvios, los amigos de mi hermano ya se fueron, lo que significa que ya salieron de sus clases, y que casualidad que tu y yo estamos aquí en el estacionamiento esperándolos - los cables se conectaron dentro de su cabeza.

-Pero se supone que se odian - el menor rio un poco contra su piel.

-¿Y tu les creíste? ¿Quieres apostar? Apuesto que cuando aparezcan Félix tendrá las mejillas rojas y ambos tendrán los labios hinchados.

Sam se lo pensó, pero nunca acepto tal apuesta, si de algo estaba seguro era que Yongbok conocía muy bien a su hermano, pero aun lo dudaba un poco de Hyunjin.

Cual fue su sorpresa cuando a lo lejos vieron a sus hermanos tomados de las manos y poco antes de llegar a ellos se soltaron.

-Te lo dije - susurro el menor en su oído - ya era hora Lix, si no fuera por Sam te hubiera dejado.

-Gracias Sam - el mayor le aseguro que no era nada.

-Despídete Sam, te espero en el auto - esta vez hablo el castaño y el mencionado al prestarle atención a su hermano y al rubio lo confirmo, ambos tenían los labios hinchados tal como lo había dicho el peliazul.

Ambos se alejaron para poderse despedir bien, dejando a la parejita que no dejaban de abrasarse.

-Tenias razón - soltó el pelirrojo girándose para ver al chico pecoso.

-Siempre la tengo - se volvió a encoger de hombros - y tu me debes algo - dejo un pequeño apretón en la cintura contraria.

-Nunca acepte la apuesta - rodeo con sus brazos el cuello del pecoso - pero aun así la pagare ¿Qué es lo que quieres? - el menor comenzó rozar los labios contrarios.

-Quiero que asistas a la carrera de mañana, esta vez si me veras correr - continuaba con las caricias en los labios.

-Bien iré y espero que ganes, porque aposte por ti - dejo un pico en los labios del pecoso.

-Me parece perfecto, ganare por ti, ahora ve que tu hermano te espera - el pelirrojo asentó y le dio un beso más al menor para poder retirarse.

Se alejo sin muchas ganas de hacerlo, pero bueno, lo intentaría ver mañana y con ello, llevaba una tarea importante, inventar una excusa para salir el día siguiente y ver correr a su amor.

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Estaba sentado allí, donde siempre, donde lo esperaba con ilusión, aunque esta vez no era así, es más rogaba porque no llegará.

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