En Nueva Jersey, la selección argentina se encontraba en plena preparación para su próximo desafió en la Copa América. Después de un intenso entrenamiento bajo el sol ardiente, los jugadores se dirigieron a los vestuarios, exhaustos pero satisfechos con el trabajo realizado. Scaloni había decidido darles el día siguiente libre para no sobrecargar a los jugadores, y esa noticia cayó como un alivio para todos.
Sin embargo, en la mente de Julián, había algo más que fútbol rondando. Mientras se duchaba y se cambiaba, no podía dejar de pensar en la cena que tenía planeada para esa noche con Aurora. Había aceptado su invitación, y aunque eso lo llenaba de una alegría, también le provocaba un nudo en el estómago que no podía ignorar.
— ¿Y como nos preparamos para hoy? — preguntó Enzo, quien estaba acostado en su cama de la habitación del hotel —. 'Tas nervioso, ¿no?
— Creo que en cualquier momento vomito — respondió Julián.
— Que rico — replicó Enzo sarcásticamente.
El cordobés estaba frente al espejo, ajustándose la camisa y revisando cada detalle de su apariencia. Aunque había salido en varias ocasiones y estaba acostumbrado a situaciones de alta presión en el campo de juego, esta cena se sentía diferente. Los nervios lo traicionaban, y su mente no dejaba de correr por todas las posibilidades de cómo podría desarrollarse la noche. ¿Que diría ella? ¿Cómo debería comportarse? La incertidumbre lo hacía dudar hasta de las decisiones más simples, como que colonia usar o si debía o no llevar flores.
— Deja de temblar, boludo — habló Enzo después de unos minutos sin decir nada —. Tenés que ser vos mismo y ya 'ta. Mira yo — se señaló —, con mujer y dos hijos, y fui yo mismo — sonrió.
— Pobre Valentina — murmuró el cordobés.
— Bueno, papá, la próxima que te de consejos el Cuti, ¿sabes? — replicó el porteño un tanto ofendido.
— Te estoy jodiendo, nomas — sonrió levemente —. Pero posta, tengo el estómago todo revuelto.
— Tomate un tafirol y quedas diez puntos.
El cordobés intentaba calmarse, recordando las palabras que Enzo le había dicho, que sea él mismo. Pero eso no aliviaba del todo su ansiedad; después de todo, tenía mucho que demostrar, mucho que enmendar.
Cuando finalmente estuvo listo, Julián se miró en el espejo una última vez y respiró profundamente.
— Me voy — le aviso a Enzo.
— Suerte, corazón de melocotón — el porteño le tiro un beso al aire —. Si necesitas la pieza para después, mándame un warap.
— Desubicado.
Salió de la habitación y comenzó a caminar por el pasillo del hotel, sintiendo que cada paso lo acercaba más a un momento decisivo. Estaba contento de que Aurora hubiera aceptado la invitación, pero no podía evitar que el nerviosismo se colara en sus pensamientos. Sabía que esa noche podría ser la primera de muchas, o quizás la última oportunidad de recuperar algo que había dejado escapar por su propia ceguera.
•
Julián llegó al restaurante con anticipación, su mente aún revoloteando entre el nerviosismo y la esperanza. Su agente, probablemente fascinado por todo el drama reciente en la vida de su cliente, había asegurado una mesa en un lugar cercano al hotel donde se hospedaba Aurora, tal como Julián había solicitado.
Mientras esperaba en la puerta, su corazón latía con fuerza, cada segundo se sentía como una eternidad.De repente, la vio aparecer, y todo lo demás se desvaneció. Aurora caminaba hacia él, con un vestido rojo corto que resaltaba su elegancia y belleza natural. Julián sintió una mezcla de emoción abrumadoras: la admiración por su belleza, el deseo de recuperar lo que había perdido, y un profundo respeto por la mujer que tenía delante.
ESTÁS LEYENDO
𝐇𝐎𝐖 𝐘𝐎𝐔 𝐆𝐄𝐓 𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐈𝐑𝐋 | Julián Álvarez
Fanfiction"i want you for worse or for better i would wait forever and ever" [julián álvarez x oc!fem]