Capítulo 7

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Era pasan de las doce de la madrugada, cuando James miró su reloj por tercera vez, la luz azulada de los hologramas bailaba sobre el rostro de Tony, resaltando las ojeras que se habían formado bajo sus ojos color chocolate.

—Tony, cariño —llamó James suavemente, acercándose con pasos silenciosos—. ¿No crees que es hora de descansar un poco?

Tony levantó la vista de su trabajo, parpadeando como si acabara de darse cuenta de que no estaba solo. Una sonrisa cansada pero genuina iluminó su rostro al ver a James.

—Hey, Robocop —saludó, estirándose y haciendo que su espalda crujiera audiblemente—. Solo un poco más, estoy a punto de resolver esto.

James suspiró, pero no pudo evitar sonreír. El aroma a canela y metal caliente que emanaba de Tony, una mezcla única que siempre le hacía sentir como en casa, se intensificó cuando se acercó más.

—Siempre dices eso, y luego pasan otras tres horas —comentó James, envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Tony y apoyando su barbilla en el hombro del omega—. Vamos, el bebé necesita que descanses.

Al mencionar al bebé, Tony instintivamente llevó una mano a su vientre ligeramente abultado. Tenía apenas cuatro meses de embarazo, pero ya se podía notar un pequeño bulto bajo su habitual camiseta de AC/DC.

—Está bien, está bien —cedió Tony, girándose en los brazos de James para mirarlo a los ojos—. Tú ganas esta vez, Sargento.

James sonrió triunfante y se inclinó para besar suavemente los labios de Tony. El beso sabía a té y a algo dulce, probablemente los arándanos que Pepper había dejado más temprano en un intento de que Tony comiera algo saludable.

—Vamos a la cama —murmuró James contra los labios de Tony—. Mañana será otro día para salvar al mundo con tu genialidad.

Tony rio suavemente, el sonido haciendo que el corazón de James se hinchara de amor. —¿Quién dice que no puedo salvar al mundo desde la cama? —bromeó, pero permitió que James lo guiara fuera del taller.

Mientras subían en el ascensor hacia su habitación, Tony se apoyó contra el pecho de James, cerrando los ojos y dejando que el aroma reconfortante de su alfa lo envolviera. James olía a cuero, a metal frío y a algo indefinible que Tony solo podía describir como "hogar". Era una combinación que siempre lograba calmarlo, incluso en sus momentos más caóticos.

—¿Cómo te sientes? —preguntó James en voz baja, su mano acariciando suavemente el vientre de Tony.

—Cansado —admitió Tony—. Y un poco mareado. Pero nada que no pueda manejar.

James frunció el ceño ligeramente. —Deberías decirme cuando te sientes así, Tones. No tienes que hacerlo todo solo.

Tony levantó la vista, sus ojos encontrándose con los de James.

—Lo sé —dijo suavemente—. Es solo... a veces todavía me cuesta creer que tengo a alguien que se preocupa tanto.

El corazón de James se apretó ante esas palabras. Inclinándose, besó la frente de Tony justo cuando las puertas del ascensor se abrían en su piso.

—Siempre me preocuparé por ti —prometió James—. Tú y este pequeño —añadió, acariciando nuevamente el vientre de Tony— son mi mundo entero.

Tony sonrió, sus ojos brillando con emoción contenida. —Eres un cursi, Barnes —bromeó, pero James pudo ver el amor y la gratitud en su mirada.

Juntos, entraron a su habitación, el aroma combinado de ambos llenando el espacio y creando una atmósfera de comodidad y seguridad. Tony se dirigió directamente al baño para prepararse para dormir, mientras James se ocupaba de cerrar las cortinas y ajustar la temperatura de la habitación.

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⏰ Última actualización: Aug 16 ⏰

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Aroma y silencios; WinterIronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora