4.- Angustia.

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Su mente lo torturaba con culpa, dolor, preocupación.

No entendía aquella noticia repentina, ¿cómo no se dió cuenta?, era su amigo y jamás notó alguna tendencia suicida. Debía admitir que siempre lo veía sonriente y alegre, aún si no siempre hablaban, Fiddleford siempre estaba ahí para apoyarlo tanto como en sus experimentos e investigaciones también sabía que si necesitaba hablar de algo ahí estaba él. Aparte, aquel hombre tenía familia, igual sentía culpa de no poder salvarlo cuando tenía gente que lo amaba.

Su mente no lo dejaba descansar. Algo que Bill igual notaba ese rostro de angustia que su prodigio favorito reflejaba.

Le molestaba, odiaba que sintiera compasión hacia alguien que ya estaba muerto.

¿Por qué la maldita atención de Stanford siempre se la arrebatan?

Ahora mismo Stanford dormía, Bill le permitió ese momento de descanso al notar aquellas ojeras en los últimos días después de la noticia que se dió en el pueblo del suicidio de Fiddleford.

Lo malo aquí es que Stanford no descansaba para nada.

Y lo extraño fue que su pesadilla esta vez no se trataba de Fiddleford o de la culpa que sentía. Soñaba con Bill.

El demonio se encontraba viendo de forma desorientada a un punto fijo, encontrándose en lo que parecía un vacío oscuro. Lo que lo confundía era aquella marca cerca del ojo de su triangular amigo. Como si estuviera roto o lastimado. No le gustaba pensar en que Bill podría salir lastimado de alguna forma.

Igual notaba una figura que no lograba distinguir bien, acompañaba a Bill en aquel abismo, se veían mutuamente un largo momento hasta que escuchó la voz de Bill dirigirse a aquella entidad;

— ¿Por qué me hizó esto?, ¿no me adoraba? — Cuestionó el demonio a aquella entidad que debía admitir que emanaba poder, uno diferente a Bill. Aquella entidad borrosa lo miraba fijo sin saber que decirle.

— ¿Por qué me desechaste? — Se asustó. Bill ahora no parecía ver a aquella entidad, lo miraba a él fijamente en aquel sueño, incluso juro notar lágrimas en aquel ojo. Y no eran cualquier lágrimas eran lágrimas de dolor. No entendía nada. ¿Cómo que desecharlo?, ¿significaba algo?, ¿por qué soñaba con eso?, él jamás sería capaz de abandonar a Bill Cipher, ¿no es así?

Comenzó a sentir dolor en el pecho al sentir la mirada tan decepcionada y dolida de aquel triangular acompañante. Despertó de golpe sentándose en aquella cama con sus ojos llenos de lágrimas por lo que soñó.

— ¿Soñaste otra vez con tu amigo? — Se vió dirigirse mientras flotaba aquel demonio, que Stanford lo veía fijamente con lágrimas y tristeza. Algo que confundió a Bill causándole suma preocupación. ¿Perder a aquel humano le causó tanto dolor?, el demonio sintió mucho odio a aquel humano que yacía muerto al ver sufrir a Stanford. Le daba celos. Furia. No sirvió de nada desaparecerlo por que seguía siendo una distracción para Ford. Su Ford.

Estaba comenzando a enojarse el demonio triangular hasta que sintió como Stanford lo jaló de sus delgados brazos y lo ocultaba en su pecho con demasiada delicadeza. Este acto lo sorprendió y se quedó completamente quieto mientras escuchaba a Ford sollozar. ¿Por qué lo abrazaba?, Bill respetaba mucho la mente del humano por lo que aveces no invadía sus sueños o pesadillas para no molestarlo, por lo tanto no sabía que pasaba solo lo observaba dormir y las expresiones que hacía en sueños.

– Soñé contigo. — Susurraba aún afectado por el sueño. Ver a su compañero dañado y con lágrimas fue demasiado doloroso, aún seguía llorando. Entendía el por qué le afectaba tanto cuando se trataba del demonio pero era mejor no decir el por qué.

" vínculo genuino. " - BillFord.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora